El encanto de la rareza – María Teresa Gómez #Columnista7días

Columnistas 7 dias Maria Teresa Gomez

La percepción de la supuesta fealdad estética en los seres humanos es inherentemente subjetiva y se basa en las normas y valores de un contexto histórico, cultural y social específico. Esta característica utilizada para juzgar lo que parece feo, diferente y raro, impone un juego de vanidades cruel e injusto que estigmatiza a quienes no encajan en los estándares de belleza convencionales. A veces, lo que se percibe como extraño en una persona puede ser una manifestación de originalidad y autenticidad, sin embargo, es necesario recordar que la belleza y la rareza pueden coexistir ampliando la diversidad como un valor esencial en la construcción de una sociedad.

Para ilustrar mejor el concepto de fealdad, retrocedamos a la literatura, específicamente a la novela del escritor francés Victor Hugo, ‘Nuestra Señora de París’, que se desarrolla en el siglo XV. En esta historia se narra la vida de un hombre jorobado llamado Cuasimodo. Este personaje es maltratado, despreciado, repudiado y señalado por la sociedad parisina debido a una serie de deformidades físicas que incluyen una prominente joroba en su espalda. Esta joroba es una cruz que lleva de manera visible, a diferencia de las que llevamos la mayoría de personas en nuestro interior. Cuasimodo se convierte en un símbolo de la fealdad y la exclusión social basada en la apariencia física. Sin embargo, la paradoja de esta historia radica en que, en medio de su rareza, habitan cualidades, sensibilidades, habilidades y capacidades mucho más extraordinarias que el típico estereotipo físico impuesto.

Rosa Montero, en su libro ‘La ridícula idea de no volver a verte’, aborda el tema de la rareza y la fealdad mostrándolo mediante la exaltación de varias personalidades en los campos científico, académico y literario del siglo XX. Estas personalidades abiertamente admitieron sus supuestas carencias de belleza estética, pero poseían mentes extraordinarias que contribuyeron al avance y mejora de la humanidad. Como se exponía en la época clásica donde la belleza era basada en la virtud de la mente.

Es importante destacar, aunque suene a cliché, que en la rareza y la fealdad habitan dones especiales, por ello, la rareza es una particularidad que no todos saben aprovechar. Algunos siguen viéndola como un defecto, mientras que otros la explotan y extraen lo mejor de ella para destacarse y marcar una diferencia significativa en la sociedad; es un encanto, una belleza que hay que descubrir y desencriptarla, que muchas veces se oculta en el interior del ser, pero cuando sale no sucumbe a las banalidades y vanidades de un mundo con prejuicios establecidos. Como afirmaba Humberto Eco: «La fealdad es más interesante que la belleza porque la belleza suele ser aburrida». 

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