A propósito de las celebraciones y conmemoraciones del pasado mes de junio en las principales ciudades del mundo, relacionadas con el orgullo gay, me encontré con la historia de Anthony Venn-Brown, un ex – evangelista australiano que tiene hoy 72 años, autor del libro A Life of Unlearning, donde se narran con detalle los lamentables y denigrantes exorcismos gay a los que fue sometido y que se convirtieron en una práctica casi que generalizada en las décadas de los 70’s y los 80’s.
Conocidas como terapias de reorientación, se consideraba que eran “la cura” para el pecado y la enfermedad de la homosexualidad que se generaban en razón de que el diablo estaba habitando el cuerpo; quien mostraba atracción por personas del mismo sexo estaba poseído por un demonio que debía ser expulsado. Lo que había antes de las terapias de reorientación, eran los shocks eléctricos, píldoras hormonales y drogas, llamadas terapia de aversión.
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El exorcismo se hacía invocando espíritus con rezos, atravesando en el cuerpo agujas y alfileres, gritando oraciones y pidiéndole al poseído exhalar con fuerza, generando a propósito náuseas, falta de oxígeno e hiperventilación con consecuentes desmayos, a través de los cuales se consideraba que el demonio había abandonado el cuerpo.
En 1896, es decir hace más de 127 años, Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, no consideraba, como sí lo hacía la siquiatría de su época, que la homosexualidad fuera una enfermedad o una anomalía; contrario a ello consideró lo siguiente : “La homosexualidad seguro que no es una ventaja, pero no es nada de lo que haya que estar avergonzado, ningún vicio, ninguna degradación, no puede ser clasificada como una enfermedad”.
Las terapias de reorientación siguen utilizándose, quizás en algunos casos con métodos más sutiles, pero siguen existiendo intenciones de convertir a la heterosexualidad a aquellos que evidencian comportamientos homosexuales o a aquellos que tienen una identidad de género no normativa.
Expertos en salud mental como la Asociación Estadounidense de Psicología han condenado estas prácticas indicando los efectos dañinos de su implementación, con grandes probabilidades de causar depresión, ansiedad, comportamientos autodestructivos y tendencias suicidas.
En la escuela primaria a la que asistió en Australia Venn – Brown, había otro niño gay de nombre Cyril quien se convirtió en el blanco principal de todas las hostilidades posibles en razón de las claras diferencias que los demás niños veían en él respecto de ellos mismos. Cyril se suicidó.
Pride es la palabra con la que se identifica la gran fiesta de reivindicación de derechos, que significa en el idioma inglés “orgullo” y que se convirtió en la forma que encontró una población discriminada para visibilizarse y reclamar pacíficamente del resto de la sociedad el respeto a la diferencia, y que se materializa a través de marchas coloridas, con expresiones púbicas que pretenden desmarcarse de las represiones. Una fiesta absolutamente llena de contenido.
La celebración tiene su origen en los disturbios que en el año de 1969 se presentaron en el pub Stonewall Inn – Nueva York en los Estados Unidos, cuando ante una redada policial se generaron reacciones en protesta contra el sistema que perseguía a personas no normativas.
El ex presidente de los Estados Unidos Barak Obama, declaró el mes de junio como el del Orgullo Gay, Lésbico, Bisexual y Transgénero y hoy en día las fiestas del orgullo o PRIDE son reconocidas en las más importantes ciudades del mundo.
Resulta indiscutible que en la actualidad es imperante conocer sobre la diversidad sexual y de género con el fin de relacionarnos de manera empática con quienes se expresan de maneras diversas – no normativas. Comprender las emociones y sentimientos de los demás, entender que no somos iguales ni tenemos porqué serlo en cuanto a pensamientos, ideologías políticas y religiosas u orientación sexual, nos enriquece como seres humanos individuales y como parte del conglomerado social.
No deja de todas maneras de generar ciertas suspicacias mentales, el hecho de que sean justamente estos ministros exorcizadores de las diferentes iglesias, representantes de los diferentes credos religiosos, quienes históricamente han sido señalados de pederastia y de graves abusos de índole homosexual donde las víctimas han sido niños y sobre los cuales se han hecho infames esfuerzos por mantener ocultos.
Venn-Brown sigue siendo un gran referente de la comunidad LGBTIQ+, dicta conferencias y predica bajo el mensaje de que : no es el amor lo que necesita ser curado. La enfermedad es otra. “El orgullo gay no nació de una necesidad de celebrar ser gay sino del derecho a existir sin ser objeto de persecución. En lugar de preguntarte por qué no existe un movimiento de orgullo heterosexual, agradece que no lo necesitas”.