En los últimos años, las comunidades energéticas se han vuelto populares en todo el mundo como una alternativa innovadora para la generación y distribución de energía. Estas comunidades son grupos de personas, organizaciones sociales, empresas o instituciones que se unen para producir, consumir y compartir energía renovable de manera local y sostenible. Han surgido para hacer posible una transición hacia sistemas de energía más sostenibles y justos en el mundo. En Europa, las comunidades energéticas han sido ampliamente desarrolladas en países como Alemania, Dinamarca y España, permitiendo a los ciudadanos controlar su propia producción y consumo de energía, reducir su dependencia de los combustibles fósiles y contribuir a la lucha contra el cambio climático.
En Colombia, las comunidades energéticas podrían ser una solución innovadora para enfrentar los desafíos energéticos del país. Uno de los principales desafíos es lograr la cobertura de energía en el 52% del territorio nacional que no hace parte del Sistema Interconectado Nacional. Igualmente, superar el dominio de las grandes empresas estatales y privadas en la generación de energías, lo que limita la participación ciudadana en la toma de decisiones sobre el sistema energético. Las comunidades energéticas pueden ayudar a superar estos desafíos al permitir que las personas se involucren activamente en la generación y distribución de energía. En una comunidad energética, los miembros pueden cooperar para instalar paneles solares, turbinas eólicas u otras tecnologías en sus hogares, salones comunales, centros poblados, barrios o en edificios públicos y comerciales cercanos. Estas fuentes de energía pueden ser conectadas a una red eléctrica local para proporcionar energía a la comunidad y, en algunos casos, incluso vender el excedente de energía a la red nacional.
El Gobierno del presidente Petro ha propuesto la constitución de comunidades energéticas en Colombia como una solución innovadora para hacer frente a los desafíos energéticos del país en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026. La hoja de ruta nacional reconoce la necesidad de transitar hacia un sistema energético más sostenible y establece como política acelerar una Transición Energética Justa basada en los principios de equidad, gradualidad y soberanía, con participación vinculante de todos los actores.
Sin embargo, para que las comunidades energéticas sean viables en Colombia, es necesario abordar sus limitaciones. Una de las mayores es la regulación del sistema energético, que actualmente favorece a las grandes empresas y no fomenta la participación ciudadana en la generación de energía. Es necesario establecer un marco regulatorio claro y consistente que permita la creación de estas comunidades y garantice su sostenibilidad a largo plazo. También es preciso desarrollar una infraestructura adecuada para la conexión de las comunidades energéticas a la red eléctrica nacional. Igualmente, es importante fortalecer las capacidades de las organizaciones comunales, como las Juntas de Acción Comunal, para mejorar la convivencia, el desarrollo empresarial y la administración de los servicios públicos.
La creación de comunidades energéticas puede ser una herramienta efectiva para el desarrollo. La Región Administrativa y de Planificación Especial RAP-E, tiene la capacidad y la competencia para impulsar esta iniciativa innovadora para Colombia.