El principal heredero del inmortal Francisco Cristancho falleció el pasado 5 de mayo de 2023, luego de varias semanas de hospitalización y el esfuerzo de los galenos por reanimar sus condiciones.
El maestro Francisco Cristancho Hernández fue el animador de una era brillante en la que exaltó el legado de su padre a través del Centro de Orientación Musical, la Coral Colombiana y los colectivos Iza y Sugamuxi, así como la Banda Sinfónica de Bogotá y el Centro de Documentación del Tolima, entre otros escenarios culturales donde puso más que su empeño, su vida y su corazón.
El reconocido y entrañable contertulio de jornadas memorables había nacido en Bogotá el 18 de febrero de 1941 y su infancia la pasó entre acordes y partituras, esas mismas que inmortalizaron la obra de su padre, el reconocido compositor boyacense Francisco Cristancho Camargo, nacido en el municipio de Iza de la tierra libertaria.
Su señora madre doña Sofia Hernández y su hermano menor Mauricio Cristancho, también músico consagrado e intérprete del violín, fueron para el maestro su soporte y compañía y lo impulsaron a indagar nuevas sonoridades en países como Venezuela y Brasil. Fue justamente en Río de Janeiro donde el inquieto y novel artista se inclinó por la música, por cuanto las partituras se metieron por sus venas como fenómeno natural de los genes heredados.
En una de las tantas crónicas hechas por este medio al reconocido maestro se anotó que la carrera artística del maestro Cristancho Hernández empezó a los 10 años de edad bajo la guía de su padre, en un hogar que siempre estuvo en cercanía con las tradiciones ancestrales y con esos instrumentos que para el maestro fueron su juguete y compañía como el Chelo, el piano y por supuesto los de cuerda pulsada que fueron el sonajero y preámbulo de su brillante carrera artística.
El maestro Francisco Cristancho realizó sus estudios en el Conservatorio de Música de la Universidad Nacional de Colombia y tuvo papeles protagónicos como violonchelista de la Orquesta Sinfónica de Colombia, además de sus actuaciones en otros colectivos artísticos como la Orquesta de Luis Biava y la Orquesta de Arcos de Blas Emilio Ateortua.
Fueron más de 50 obras y 1.700 arreglos, algunos de ellos registrados en 15 producciones discográficas donde el maestro dejó para la eternidad los sonidos propios de la extensa geografía musical colombiana.
Se va un precursor de sueños y esperanzas, las que por fortuna sembró en sus hijos y en esas generaciones que privilegiadas recibieron de él sus enseñanzas y el repertorio de vivencias, añejadas en los calderones de la existencia.
Gracias maestro Francisco Cristancho Hernández, Gracias por la siembra en campo fértil, la que seguramente florecerá para refrendar con su luz, el nuevo canto genético de su inmortal cadencia.