Corrían los años 60 y 70 cuando nacieron las generaciones que más cambios tecnológicos han percibido en el mundo. Es verdad, quienes hoy tenemos más de 50 años hemos podido conocer inventos tan formidables como las cámaras fotográficas, que funcionaron con rollos de 12, 24 o 36 oportunidades de tomar una buena foto; el teléfono convencional que mantenía pegado a un cable y su marcación era con un disco que tenía los números escritos, el telégrafo que era igual que el conocido WhatsApp, pero cada mensaje llegaba a las casas escrito en papel y demoraba entre 3 y 5 días; los viajes al espacio, los avances en la protección de la salud de las personas, el uso de energías alternativas, los vehículos de transporte, el internet y hasta las armas guiadas remotamente.
50 años después se habla de turismo por el espacio exterior, exploración de marte, vida extraterrestre, armas supersónicas, el fin de los combustibles fósiles, edición o ingeniería genética, pero definitivamente la que más polémica y rechazo puede causar es la I. A. o inteligencia artificial.
¿Recuerdan las películas en las que una computadora tomaba control de las naves espaciales, de las empresas o de los gobiernos? Pues ya no estamos tan lejos de ello. La I.A. es la capacidad que el ser humano le ha dado a las máquinas para realizar funciones cognitivas idénticas a las de una persona, sin necesidad de contar con supervisión. Si la inteligencia artificial puede aprender hasta tener conductas similares a las humanas, surge entonces un dilema ético. ¿Puede la I.A. diagnosticar enfermedades y emitir conceptos médicos? ¿Puede reemplazar a los artistas? ¿Podría llegar a considerar, tener sentimientos? ¿Podrían las máquinas en algún momento pedir no ser apagadas?
Mientras el tiempo nos da respuestas a estos y cientos de interrogantes más, revisemos algunos hechos relacionados con la I.A.: recreó fotografías de una supuesta aprehensión de Donuld Trump por parte de la policía; entregó información sobre cómo fabricar explosivos a una persona que se lo solicitó; ganó un concurso global de fotografía con una imagen no fotográfica engañando a un experimentado jurado, ha recreado imágenes del papa en escenarios fuera de su contexto, hasta irrumpió con imágenes de mujeres en una página para adultos. Pero hay algo que la hace mucho más misteriosa y polémica. Tal vez el mayor inversionista en I.A. Elon musk, se unió a la solicitud de otros inversionistas tecnológicos para suspender por seis meses la carrera para el desarrollo de la I.A. dando tiempo a que existan regulaciones sobre su uso. Dijo: ¨cuando la I.A. tome el control, puede ser demasiado tarde¨. Así las cosas, también veremos cómo la I.A. se convierte en la más poderosa herramienta creada por la humanidad, con diversidad de funciones que reemplazan o emulan su propio raciocinio.
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