Los hechos ocurridos el 9 de abril de 1948 en la ciudad de Bogotá hacen referencia al asesinato del político liberal y candidato a la presidencia de la República de ese momento, Jorge Eliécer Gaitán.

Este suceso desató una revuelta denominada El Bogotazo, el cual ha sido abordado desde la academia como el inicio de la época de La Violencia, esta se intensificó pues ya se venía dando en el país desde 1930 debido a las disputas entre los partidos Liberal y Conservador.
A partir de este acontecimiento, Colombia entró en una etapa que se convirtió en un conflicto permanente, que ha cambiado sustancialmente en el tiempo, debido a las dinámicas y características territoriales, la naturaleza de los diferentes actores armados al margen de la ley, las formas delictivas de operar, la sistematicidad de la violencia contra la población civil y los hechos de lesa humanidad que han dejado a su paso destrucción y muerte.
Es importante resaltar que la violencia derivada del conflicto armado interno que ha vivido el país en las últimas décadas, ha afectado la soberanía, la seguridad y bienestar del pueblo colombiano, en especial su forma de vida cotidiana.

Estas violaciones a los derechos humanos e infracción al derecho internacional humanitario que no solo ha afectado a la sociedad sino también a los agentes del Estado, generó el interés y trabajo de las instituciones gubernamentales para buscar vías de reparación integral que garanticen medidas de restablecimiento de derechos basados en la justicia, verdad, la reparación y no repetición.
En ese sentido, el día 9 de abril se toma como referencia para exaltar el día nacional de la memoria y la solidaridad con las víctimas según la ley 1448 del 2011, siendo en el año 2013 cuando a nivel nacional se conmemoró por primera vez en cumplimiento de la ley. Desde entonces, el Ejército Nacional de Colombia ha venido conmemorando y resaltando la memoria de todos los militares y sus familias víctimas del conflicto armado en el país.
Como mencionó el Dr. Ramón Rodríguez, exdirector de la UARIV:
La conmemoración busca mitigar el dolor de las víctimas, vincular y sensibilizar a la sociedad de su compromiso en la construcción de un nuevo país…
Se trata de una fecha para reiterar, a través de diversas actividades la importancia de recuperar la memoria de lo sufrido, con el ánimo de que no vuelva a suceder, de expresar solidaridad por el dolor de las víctimas, de recuperar las tradiciones perdidas por la violencia, de reconocer, promover y apoyar las capacidades y fortalezas de quienes sobrevivieron y fortalecer el tejido social en las comunidades.
Se debe tener presente que los datos estadísticos para el año 2022 en relación a las víctimas que corresponde al Ejército Nacional muestra un total 315.216 militares y sus familias víctimas del conflicto que han sufrido diferentes hechos victimizantes según la ley 1448 del 2011, reconocidas por la UARIV. No obstante, se conoce otro dato para analizar y evaluar, y es que a cierre del año 2022 no se había reconocido a más de 89.000 integrantes del Ejército y familiares dentro de la obtención al registro único de víctimas.
Por otra parte, estas cifras nos dejen observar lo cruel e inhumano del conflicto, la sistematicidad de la violación de los derechos humanos y las graves infracciones al derecho internacional humanitario que los grupos armados organizados al margen de la ley, que vienen implantando para querer seguir lucrándose de los negocios ilícitos. Con lo cual, afectan de manera directa a la población civil y a los miembros de la Fuerza Pública, pero más que eso creando pánico y terror en los territorios más vulnerables y aumentado la crisis social de estas regiones.
Hoy nos reunimos para honrar a los militares y sus familias víctimas del conflicto, para visibilizar y dignificar su paso por el Ejército Nacional de Colombia, resaltando su resiliencia, su entrega, su sacrificio, su sudor, su sangre, sus vidas, sus familias y decirles que todo su aporte no ha sido en vano.
En medio de este acto simbólico, de admiración y de respeto, decirles a los aquí presentes, que los militares y sus familias víctimas del conflicto armado, necesitan ser reconocidos con medidas de satisfacción ante el país y el mundo. Porque el pueblo colombiano está en mora de repararlos de manera integral y efectiva, ya que cada día crece un sentimiento de revictimización y con estos actos buscamos devolverles el lugar merecido en la historia y en la sociedad.
A los militares y sus familias víctimas del conflicto armado interno, los invitamos a conformar organizaciones de víctimas (OV) y a que participen en la construcción de las políticas públicas destinadas a las víctimas del conflicto armado, a través de las mesas de participación efectiva de víctimas municipales, departamentales y la nacional.

A que conozcan las entidades que conforman el Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a Víctimas (Snariv), a que conozcan la oferta de cooperantes internacionales y nacionales prestos a apoyar sus iniciativas de superación y mejoramiento de su calidad de vida. Y que se acerquen a las unidades militares pues allí siempre encontrará una mano amiga para asesorar, guiar y acompañar en cada etapa de su proceso hacia el reconocimiento como víctima ante la UARIV y ante la JEP en el proceso de acreditación para ser reconocido como víctima en los diferentes macro casos que hoy se adelantan. También para construir de manera articulada proyectos productivos con las entidades del Snriv.
Hacemos una extensiva invitación al sector público y privado, a las universidades, asociaciones, fundaciones y a los diferentes sectores de la sociedad para que se unan en la construcción del mejoramiento de la calidad de vida y bienestar de nuestros militares y sus familias víctimas del conflicto armado, apoyándoles con iniciativas de proyectos productivos, con empleo, con capital semilla, con becas y con acciones que resalten y promuevan su reconocimiento por su condición de víctimas y la contribución, que desde su condición de militares aportaron al logro de la paz de Colombia.
Ellos, quienes dejaron sus vidas y parte de sus cuerpos en el campo de batalla para mantener la ley, la libertad y el orden de nuestro país.
Ustedes los militares y sus familias víctimas del conflicto, los sobrevivientes de este conflicto armado, solo hay millones de palabras de agradecimiento. Ruego a Dios que hoy abra el camino para que se fortalezca y se siga construyendo su reparación y reconciliación. Que la sociedad y las instituciones les reconozcan y retribuyan por todo lo que ustedes han hecho, para su tranquilidad y seguridad.
Para cerrar quiero hacer mención al Padre Pío de Pietrelcina (1930) que se preguntó:
¿Qué es la paz?, es la sencillez del espíritu, la serenidad de la mente, la tranquilidad del alma, el vínculo del amor. La paz es el orden, es la armonía en todos nosotros, ella es un gozo continuó, que nace del testimonio de la buena conciencia, la paz es la alegría santa de un corazón en el que reina Dios, la paz es el camino para la perfección, más aún en la paz se encuentra la perfección y el demonio que conoce muy bien todo esto, hace todos los esfuerzo por hacernos perder la paz.
Bendiciones feliz día.
*Por: Coronel (RA) Javier Rodríguez Buitrago,
Coordinador Grupo Regional de Memoria Histórica y Juliana Mójica, historiadora.