Hoy, cuando el calentamiento global es una cruda realidad, traducida en inundaciones, sequías, tormentas, deshielo de los polos, incendios, aumento del nivel del mar y temperaturas extremas, urge acelerar la transición energética, a través de acciones concertadas de los gobiernos, la comunidad y la empresa privada.
Debemos ser conscientes de que cada ser humano genera al año, en promedio, 4 toneladas de CO2, hecho que nos hace a todos responsables del calentamiento global y nos exige un cambio de cultura y de nuestras actividades cotidianas. Urge consumir cada vez menos energía tradicional y optar por energías alternativas.
Según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC) las emisiones efecto invernadero en el mundo no han disminuido en las proporciones urgentes requeridas para evitar que el planeta alcance el peligroso límite de calentamiento de 1,5ºC, establecido en el Acuerdo de París.
El Energy Transition Index en su informe sobre los países que más han avanzado hacia la transición energética, pone a Suecia y Noruega en los dos primeros lugares; Colombia aparece en el puesto 29, equidistante de países desarrollados como Alemania, que ocupa el 18; Estados Unidos, el 24; y lejos de China, que está en el 68.
Algunos minimizan la situación señalando que del total mundial, Colombia aporta una pequeña porción, equivalente al 0,66% de las emisiones de gases en el mundo. Pero lo real es que aportamos proporcionalmente al número de habitantes que tenemos, luego estar en el puesto 29 debe ser una alerta, porque en nuestro territorio está la Amazonía, pulmón del mundo, y tenemos el 50% de los páramos del planeta, dos de los ecosistemas más afectados.
En la Región Central de Colombia se ubican 18 de los 37 complejos de páramos del país, se cultiva el 32% de la producción agrícola, lo que hace a esta zona muy sensible frente al cambio climático.
Por lo anterior, desde la Región Administrativa de Planeación Especial (RAP-E), que asocia a Bogotá, Boyacá, Cundinamarca, Huila, Meta y Tolima, venimos trabajando por la transformación cultural de nuestras comunidades: impulsamos el turismo rural y de aventura; promovemos el uso de la bicicleta con BiciRegión; orientamos a nuestras comunidades campesinas a producir más alimentos con menos energía tradicional; y cuidamos nuestros páramos, bosques y cuencas hídricas.
En la actualidad, somos pioneros en hacer realidad la constitución de comunidades energéticas, consignadas en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), mediante un proyecto piloto que desarrollaremos en Puerto Boyacá, con la empresa de economía mixta Ocensa. Pretendemos que las mismas comunidades, que tengan un sistema de producción comunitario, puedan generar su energía, utilizando fuentes no convencionales.
No pararemos ahí, nuestro objetivo es crear un modelo de comunidad energética que pueda replicarse en el resto de Colombia.
En un futuro cercano, la RAP-E hará investigación de la mano de expertos, para aportar a la generación de energía no convencional a partir del hidrógeno, y así aprovechar la riqueza acuífera, la radiación solar y la fuerza de los vientos que poseemos.