La aporofobia sigue viva – Carlos David Martínez Ramírez #Columnista7días

Columnistas 7 días Carlos David Martinez

La famosa filósofa española Adela Cortina, reconocida internacionalmente por sus estudios y aportes a la ética, se atribuye el registro de la palabra “aporofobia” en la Real Academia Española, definida como el rechazo o el miedo hacia la pobreza y hacia las personas pobres.

En Colombia vale la pena cuestionarnos si las oleadas recientes de migración han exacerbado la xenofobia o la aporofobia; también vale pensarnos si algunas otras formas de odio y exclusión se basan realmente en la discriminación por la pobreza. Esto es importante, porque, tal como lo plantea Adela Cortina, hay que darles nombre a estos fenómenos para comprenderlos, o al menos para saber que existen y prevenirnos del mal que pueden causar.

Es posible que, en el marco de la exaltación de las libertades individuales, tendamos a naturalizar el egoísmo, pero la realidad es que los seres humanos tenemos algo de egoísmo y algo de altruismo; ciertamente no un altruismo absoluto, sino basado en la reciprocidad indirecta, es decir, hacemos el bien a otros y esperamos ser retribuidos, tal vez no por las mismas personas pero si por otras.

Aunque desde los valores cristianos es válida la idea de hacer el bien sin mirar a quien, que no sepa tu mano el bien que hizo tu otra mano; también es válido pensar que cuando somos solidarios (nosotros mismos, nuestra descendencia o alguien cercano a nosotros) podemos recibir la solidaridad de otros.

Incluso en el marco de la bondad, se puede refinar los valores implicados; es preferible ser solidarios o fraternos, es decir con valores horizontales, que caritativos o paternalistas, con valores verticales.

Otro gran pensador, en el campo del desarrollo moral, el psicólogo estadounidense Lawrence Kohlberg, planteaba que al superar parcialmente nuestra tendencia “natural” al egoísmo podemos tomar conciencia del grupo cercano a nosotros (clan, familia), pero en otro nivel “más alto” somos capaces de abstraer y comprender que pertenecemos a un grupo humano más amplio.

Nuestro país es uno de los más desiguales del planeta, por lo que la aporofobia es un fenómeno cargado de ironías, contradicciones y paradojas; como el resentimiento que se promueve contra los resentidos (pobres); como el autoracismo y la aporofobia disfrazada de racismo. 

Las claves para cambiar la aporofobia tan exacerbada en nuestro país pueden pasar por tomar conciencia de los discursos que damos por sentado como válidos de manera automática, especialmente para entender que no es cierto que el pobre es pobre porque quiere.

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