Son varios los lugares que simbolizan el pasado pletórico que guarda su historia en emblemáticos lugares y que a simple vista no se alcanza a valorar por parte de propios y visitantes.
Por: José Ricardo Bautista Pamplona
Director Boyacá Sie7e Días.

En el libro «Crónica, las huellas del Tundama» del historiador Héctor Elías Becerra Guevara, el reconocido escritor manifiesta que en el año de 1915 el Sacerdote Miguel F. Pérez inicia la construcción y funda el Hospital San Vicente, cumpliendo los deseos de su benefactor, el señor Presbítero Manuel María Prada Agüero quien, en su testamento, había dejado un legado de sus bienes para fundar en Duitama un hospital o una casa para sacerdotes pobres.
Es así que desde ese año de 1915 se fueron realizando todos los trabajos pertinentes, con la ayuda de ilustres personajes de la época para que en 1935 entrara a funcionar varios pabellones, en donde las Hermanas de la Presentación quedaron a cargo de la administración.
En 1935 se empieza la construcción de la Capilla, con la colaboración de la comunidad del sector, como es narrado en testimonios de personas de la usanza. Además, con el concurso de notables actores se logra culminar este lugar, que tiene un significativo valor para muchos por su historia, arquitectura, cultura, vida y servicio religioso.
Cabe resaltar que siempre ha existido la cercanía y acompañamiento de la Iglesia Católica, pues, la Capilla del Espíritu Santo nace de una obra impulsada por un Sacerdote y dando cumplimiento al Testamento de otro pastor de la iglesia, el señor Presbítero Manuel María, resaltando la presencia permanente de guías espiriturales y religiosas durante más de 100 años y hasta la fecha, como es narrado y comentado, de manera oral, mediante testimonios de personas que vivieron en la época y hoy aún viven.
Como lo narra el historiador Héctor Elías, en la segunda mitad del Siglo XX, la construcción del hospital fue demolida, pues, se pasó del levantamiento a los predios de la finca la Violeta, excepto el lugar de la Capilla junto con su sacristía. Éste último lugar sirvió en muchos momentos para acoger a tantos ciudadanos que pedían ayuda, orientación y acompañamiento para sus familiares hospitalizados, como también para ellos mismos. Siempre los clérigos y religiosos, estuvieron presentes para ofrecer una ayuda y como se narra por algunos, era un lugar de descanso y servicio para muchos.
Actualmente, a este emblema se le ha dado el nombre “Capilla Rectoral del Espíritu Santo”, con el fin de resaltar su valor histórico mediante el servicio a los pobladores de Duitama y vecinos, especialmente en atención a las personas vulnerables que se han beneficiado hasta la fecha. Hoy ofrece un acompañamiento espiritual y social mediante la celebración del culto religioso, ofrenda de mercados a los más vulnerables, formación humana y religiosa, así como la entrega de detalles a los niños de la región.
La Capilla Rectoral del Espíritu Santo sigue siendo atendida por sacerdotes de la Diócesis de Duitama-Sogamoso, tal como se hizo desde un inicio, realizando asistencia a la comunidad, quienes agradecen y reconocen la loable gestión. Además, se han estado haciendo esfuerzos por conservar su arquitectura, leyenda, atendiendo su deterioro y ofreciendo un servicio para la comunidad en general.
La Capilla es un lugar icónico, con gratos recuerdos y goza del aprecio colectivo, porque existe memoria de su infancia, juventud y momentos compartidos que han marcado sus vidas, sin dejar a un lado los nuevos residentes del sector y todos los demás ciudadanos que se han adherido a nuestra sencilla, pero acogedora Capilla, así lo afirma el Padre Edgar Pérez Gallo.
Ahora sus líderes, en cabeza del sacerdote Pérez, pretenden conservar este lugar y continuar ofreciendo un servicio en donde muchos permanezcan en la intención de cultivar las cofradías de añoranzas y la valoración de los símbolos identitarios de la «Perla de Boyacá.