Un sueño consolidado… – Indira Patricia Illige #PatriotasBoyacá20años

Un sueno India Patricia

Transcurría el mes de marzo del 2011 cuando el entonces gobernador del departamento, el Dr. José Rozo Millán, me encomendó representarlo en la Asamblea Directiva de Patriotas Fútbol Club, equipo de fútbol  del  cual la Gobernación de Boyacá era  el accionista mayoritario;  me presente a la  Asamblea  general del club de esa vigencia, en la cual se expuso el crítico panorama administrativo, financiero y deportivo que atravesaba la institución, asamblea en la cual fui nombrada presidenta del equipo, presidencia que pensé iba a ser muy temporal, pero una vez conocí al entrenador, el profesor Miguel Prince, el equipo técnico y el grupo de jugadores, decidí asumir con ellos y el señor gobernador el compromiso para recuperar el equipo, que representaba el sueño de una gran afición y de los ideales de quienes lo conformaron como el emblema  representativo  del espíritu y esencia  de los valores de los boyacenses.

Iniciamos entonces un proceso de transformación del equipo, en donde la prioridad se centró en la recuperación de la confianza de sus jugadores en la directiva y la recuperación de la esencia y valores del equipo; se lideró entonces un plan de trabajo proyectado con el cuerpo técnico, y los  miembros de la junta directiva que me acompañaron, siendo esa labor motivacional el motor que nos permitió  empezar a ascender en el torneo del primer semestre del 2011, cuando en el mes de marzo el equipo estaba en los últimos lugares del torneo y gracias a ese trabajo denodado, trabajando a la par la reorganización  administrativa, el saneamiento de las  finanzas, la consecución de recursos para la cancelación de las obligaciones que llevaban meses y algunas años de atraso, tanto laborales como  administrativas e impuestos.

Como resultado de ese gran esfuerzo, para el que logré el apoyo tanto de entidades públicas como de la empresa privada, pusimos al día las finanzas del club,  y nos propusimos garantizar los recursos para entrenar y competir en forma digna y con altura, para que los jugadores y cuerpo técnico se concentraran en el torneo; gracias a ello, logramos disputar y ganar ese primer torneo, siendo el apoyo del señor gobernador y del secretario de Hacienda de la época, el Dr. Rafael Rosas, definitivos para la ejecución de nuestro proyecto.

Lo más importante del proceso fue lograr que ese grupo de muchachos, como consecuencia de la interacción fraternal con los directivos del club, con la realización de múltiples jornadas de motivación, casi semanales, garantizándoles los pagos oportunos y escuchar y  resolver en la medida de lo posibles sus problemáticas personales, logramos  consolidar un grupo humano compenetrado, respetuoso, ordenado, seguro y convencido de sus capacidades personales y deportivas y que representaban el símbolo y espíritu de nuestros patriotas, siendo su esfuerzo y  trabajo la gloria del vencedor.

Para el segundo semestre analizamos y proyectamos el plan de trabajo con el cuerpo técnico,  para recuperar los jugadores que estaban lesionados, buscar los refuerzos que necesitaba el equipo,  puesto que era muy difícil lograr ganar el segundo torneo; la tarea se centró entonces en lograr los apoyos económicos que permitieron sanear totalmente las finanzas del equipo, conseguir los recursos para los premios de los jugadores y cuerpo técnico, continuar con la reorganización  administrativa del club, planificar un proyecto deportivo con responsabilidad social, con la creación de escuelas deportivas en los municipios para incentivar el deporte y la afición al club en los niños,  proyecto que presentamos en la Dimayor junto con la propuesta de transformación del club en sociedad anónima.

Nos enfrentamos entonces al doble chance para alcanzar el ascenso: jugamos esa primera oportunidad y perdimos ante el Deportivo Pasto; ese día del partido nos acompañó mucha gente, todos quedaron decepcionados; fue difícil asumir el resultado, pero yo estaba segura de nuestros jugadores y de la fortaleza del equipo, todos manteníamos la fe intacta, así fuera la última oportunidad ante el encopetado América de Cali.

Gracias a ese amor propio, a la valentía de los jugadores y a esa confianza que conjuntamente construimos, nos permitió consolidar un sueño y ascender a la primera categoría del futbol colombiano; ese día en Cali solo estábamos los jugadores, el cuerpo técnico y yo como presidenta del equipo, sin más compañía, pero seguros de la capacidad del equipo y del compromiso personal de cada uno de sus miembros con el equipo y con el departamento.

El proceso tenía varías fases, el acenso era solo la primera, que espero se cumplan, y para siempre mi corazón y mi pensamiento permanecen cercanos a una institución a la cual aporté todo mi amor y esfuerzo.

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