Por estos días comenzaremos a experimentar una extraordinaria e inusitada actividad social. Lo más parecido a la amistad sincera se manifiesta cada cuatro años y tiene varias connotaciones:
- Personas que nunca saludan, empezarán a hacerlo. Entonces si usted es un peatón desprevenido, se quedará pensando: qué habrá cambiado en la vida de este individuo o con quién lo habrá confundido.
- Resultará metido en una reunión a la que se presentan personajes sin ser invitados, repartiendo picos y flores. Esa evidencia es más contundente. Ya uno va entendiendo para dónde va el asunto, pero se siente utilizado.
- Las ruanas, los sombreros y las mochilas dejarán los armarios para ser parte de un atuendo que a fuerza quiere, pero no puede, parecerse a la vestimenta original de un hombre de campo.
- Si usted lleva dos o tres años tratando de obtener un servicio o una mejora para su comunidad, sorpresivamente y como por arte de magia, aparece quien tiene la solución y la plata para hacerlo ya.
Si señores. Se trata del inicio de las campañas de nuestros candidatos a gobernadores, diputados, acaldes y concejales. Finalmente, de eso se trata y me imagino que cada quien puede hacer su estrategia como le plazca. Somos un país donde aún reina la democracia y la libertad, solo que, habría que hacer un par de reflexiones:
El candidato de su preferencia deberá reunir las condiciones de un superhéroe o casi. Todas las que quiera nombrar. Los queremos honestos, puntuales, cumplidos, amables, conscientes, comprometidos, cercanos, sociables, con conocimiento de los problemas de la comunidad y con capacidad para solucionarlos. No ahora, siempre. No en el discurso, en su trayectoria pública o privada. Para ello, tenemos hasta octubre para identificarlos.
Usted es libre para decidir entre culebreros, príncipes encantadores, caciques, delfines o candidatos con todas o algunas de las características del párrafo anterior, pero, dese la importancia. Usted es el elector, es quien decide. Piense cómo quiere que lo reciba ese candidato (a) cuando sea el elegido o elegida. Revise sus experiencias anteriores, pero, sobre todo, piense que usted es el dueño de su majestad el voto. Elija bien.