A propósito de mañana, 9 de febrero, y a pesar de múltiples equivocaciones, errores, correcciones, disculpas, aciertos, exclusivas, entrevistas, noticias y ante todo una Sociedad Informada en Democracia, el ser Periodista obliga a que -con la evolución de los tiempos- nos reafirmemos en los principios rectores de esa confianza depositada, para que seamos los enlaces, vasos comunicantes, contactos y encargados de la gran responsabilidad de informar, con los modernos recursos técnicos a disposición, pero con la sapiencia de no tener privilegios, dar ejemplo, consolidar la credibilidad y defender la ética, en lo individual, que se vuelve colectiva y política general.
Como lo refería el maestro Javier Darío Restrepo Ramírez (q.e.p.d.) podrá ser, sonar o parecer una “utopía”, pero en ella es en la que con profesionalismo –reconocida o no- buscamos alternativas, estilos, recursos, fuentes y por encima de todo: verdades. En las generaciones, que empiezan a preocupar a algunos, se deben ir dejando legados, recogiendo el testigo o estafeta, erradicando malas prácticas y comportamientos, cumpliendo normas, siendo equilibrados, dejando los activismos y no revolviendo ciruelas con arándanos.
Tenemos de frente, como periodistas, unos retos inaplazables: en lo local deben existir unos mínimos en las relaciones -muy delimitadas y precisas- con los gobernantes, con sus estrategias de publicidad y comunicaciones, en el cumplimiento de sus planes de desarrollo y programas de gobierno, así como ser guardianes de las satisfacciones de las necesidades básicas, seguimiento en sus rendiciones de cuentas, veedurías sobre sus obras, búsqueda o petición de documentos, rastreo de sus entornos y hasta vigilancia sobre sus actuaciones, directas o por familiares, aduladores y patrocinadores… tanto en las esferas de lo público, como en algunas que se dan en lo privado, y tocan o con tentáculos en las entidades, autoridades y ciertos personajes o ciudadanos, para cuidar lo que es de todos, para beneficio de todos y que debe ser prioridad para todos, en todo momento.
Recordemos que en Boyacá se viene construyendo una Política Pública de Periodismo, que de su pronta construcción elaborada -con la participación de los sectores- podrá ser referente nacional, e incluso trascender fronteras, para que a futuro no retrocedamos en las malas costumbres o praxis de la armoniosa conexión interciudadana, del respeto por el trabajo de periodistas, de no contubernios o serviles para buscar beneficios propios y “vendiendo” a todos. Acá es por el equilibrio razonable, distribución de pauta por igual, cambios ajustados a las normas.
Nuestra esencia son las noticias, así sea el robo o llevarse sin rubor, unas botellas de licor, una bicicleta, los goles y medallas de nuestros equipos, los manejos del PAE, la necesidad de Ptar, las discrepancias internas entre los administradores o gobierno, la recuperación del patrimonio, los tejemanejes de la cultura y tantos que afectan -en positivo o contrario- a las comunidades, a todos.
Pero también somos los vasos comunicantes que no podemos dejar pasar por alto las burlas, mentiras, triquiñuelas, chantajes, presiones e intimidaciones, de actores del entorno o externos. jugar con palabrejas e inclusos con la repartición inequitativa de los pocos o muchos recursos del erario.
No es a punta de escándalos, ruidos, chismes o mentiras a medias, redes sociales o bodegas que nos debemos dejar llevar a abrir los espacios en los medios, es con soportes, documentos, investigaciones, argumentos y voces que se construye el contexto, que nos piden los ciudadanos.
Ojalá que no volvamos a tener dentro de un año que volver tocar estos temas, o lo hagamos sobre realidades, en los que venimos reclamando eco, cumplir y dinamizar, como parte de erradicar las estigmatizaciones, tener una separación de poderes y no señalamientos por ir descubriendo entuertos, mal llamados “micos” y hacer campañas en contra de la corrupción.
Son 232 años de Periodismo, de compromiso, de centinelas del pluralismo, de liderazgos y de responsabilidades.
*Por: Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez. @ricardocipago