En los últimos años, hemos visto un avance sin precedentes en el campo de la inteligencia artificial. Uno de los mayores logros en este campo es GPT-3, un modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI. Con 175 mil millones de parámetros, GPT-3 es uno de los modelos de lenguaje más grandes y avanzados jamás creados.
GPT-3 es capaz de realizar una variedad de tareas, desde la generación de texto hasta la respuesta a preguntas y la traducción automática. Además, a diferencia de otros modelos de lenguaje, GPT-3 puede aprender y mejorar por sí solo sin necesidad de supervisión constante. Esto significa que, a medida que se utiliza, GPT-3 se vuelve más inteligente y capaz.
Sin embargo, también es importante tener en cuenta los desafíos éticos y de privacidad que surgen con la tecnología de inteligencia artificial. A medida que GPT-3 y otros modelos similares se vuelven más comunes, es importante considerar cómo se utilizarán y cómo se protegerán los datos de los usuarios.
Algo que preocupa con esta situación es que hoy en día algunos estudiantes y jóvenes, aprovechan estas herramientas y así pueden en segundos hacer sus tareas para la escuela o colegio, y uno diría, aprender es algo muy divertido, sin embargo, esta clase de herramientas generan una gran expectativa de aprendizaje, pero estas herramientas que no permiten la práctica y las personas que no practican lo aprendido, no lo ponen en su entorno, no generan aprendizaje profundo, lo cual puede afectar la innovación, autenticidad, creatividad y conocimiento profundo.
Podemos pedirle que nos haga resúmenes de libros, que nos redacte ensayos, trabajos que usen texto, incluso para temas como programación web, nos puede generar el código HTML y CCS de un sitio web, redactar noticias, entre otros temas, que pueden resultar muy interesantes. Empresas como Microsoft están empezando a usar esta IA (Inteligencia Artificial) para sus buscadores, -actualmente la empresa es una de las accionistas de OpenAI-, lo que puede ilustrar que pronto veremos algo muy similar de ChatGPT-3 en los motores de búsqueda.
En conclusión, GPT-3 es un logro impresionante en el campo de la inteligencia artificial, pero es importante abordar de forma ética, la información que allí surge con su uso. Como sociedad, debemos asegurarnos de que la tecnología se utilice de manera responsable y ética para beneficiar a muchos con su verdadero potencial y así, generar un impacto positivo en el mundo.