La pelona envidia – Miguel Lizarazo

En Colombia le celebramos el día a todo: que a San Valentín y al amor y amistad, que a los muertos, que a la pereza, que al hombre, que al pañolón, en fin… hacemos desde reinados de la papa, hasta el día internacional de la mujer boyacense; también en varios municipios se celebra el Día de la ruana y para esos eventos traen artistas que jamás la usan y ahora el Día de la envidia, yo considero que la envidia es lo mismo que mi mujer cuando ronca: que es mejor despertarla que sentirla.

Yo no me considero envidioso, solo que a veces, no sé qué es lo que realmente quiero, hasta que se lo veo al vecino; muchos sienten envidia del que ríe, pero también del que llora, es por eso que muchos ven a una persona llorando y sin saber por qué, se paran al lado y también se ponen a llorar.

Varios seres humanos sufren más por los triunfos de los demás que por sus propias derrotas, hay gente que siente envidia hasta del mal ajeno, yo veo gente envidiosa porque le salen canas al amigo, generalmente los calvos. Recuerdo cuando se enfermó mi suegra y le conté a un amigo que la viejita se puso malita y que horas después había muerto, y este todo envidioso me dijo: en cambio la mía si toda sanitica.

Sentimos envidia de todo, es por eso que los altos quieren ser bajitos y los bajitos quieren ser altos, hay cantantes que se han mandado aclarar la piel y otros que se hacen bronceo. Los flacos quieren ser gordos y los gordos flacos, los solteros quieren estar casados, y los casados quieren estar muertos.

Estoy seguro que mucha gente siente envidia de mí, pero yo no los culpo, porque cuando me miro al espejo hasta yo mismo me siento envidia. Estoy considerando que la envidia está relacionada con el dólar, pues dice: ¡huy se puso verde de la envidia!, además andan en alza por estos días y así como se sigue aumentando el precio del dólar, también se aumenta el número de envidiosos.  

La envidia es una enfermedad casi incurable, afortunadamente yo nunca la he padecido al contrario tengo la cura para esa enfermedad, pero por razones personales no se la quiero dar a nadie.

*Miguel Lizarazo

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