La envidia, por desgracia, también está y seguirá presente en la Política

Columnista Nelson Villabona

El inicio del calendario electoral, un año antes de las elecciones territoriales del próximo 29 de octubre de 2023, produce en muchas personas el despertar de los más vergonzantes sentimientos, incluso algunos de aquellos que la misma religión católica considera como pecados capitales.

Así, la envidia se presenta con diferentes matices, uno para descalificar a cualquiera que por vocación o hasta por envidia se atreva a postular el nombre como precandidato o candidato para la Gobernación, la Asamblea departamental, la Alcaldía, el Concejo o la Junta Administradora Local; sin importar su formación, su trayectoria o qué tan bueno sea, pues lo importante es dejar que la envidia se imponga y que nadie llegue, pues supuestamente nadie merece llegar.

Otros con intereses mezquinos definidos, usan la envidia como estrategia, para intentar sacar del camino a los adversarios; así empieza la campaña sucia, para atacar a los eventuales contendores, de tal forma que se vean obligados a desistir, incluso antes de oficializar sus inscripciones.

También se manifiesta la envidia con ataques indiscriminados en contra de los posibles candidatos, con toda suerte de quejas, denuncias, ataques, anónimos y acciones judiciales, muchas veces mal formuladas y/o sin pruebas, que solo saturan los anaqueles de los entes de control y desvían la atención de los verdaderos hechos de corrupción, pero que en realidad solo son presentadas para sembrar el esperado manto de duda que conlleva a generar noticias falces de supuestas inhabilidades o falta de calidades para gobernar.

Igualmente, los seguidores de los candidatos se dedican a utilizar el escenario impredecible e incontrolable de las redes sociales, para difundir comunicación errónea, para generar encuestas y proyecciones parcializadas con falsos seguidores y para infundir temor y lanzar toda serie de ataques e improperios, que transforman el escenario de la política en el simple cruce de acusaciones, aclaraciones, respuestas y comunicados para desmentir la información que la envidia produce.

Lo más doloroso del panorama, es que la envidia se convierte en el día a día de las campañas políticas y así, lo verdaderamente importante, las propuestas, la hoja de vida, la experiencia, la trayectoria, la capacidad, el liderazgo, la honestidad, los ideales, el buen nombre y todo lo bueno que los ciudadanos merecemos de nuestros dirigentes, se convierte en accesorio y así la envidia se sigue imponiendo, para facilitar en muchas ocasiones que no gane el mejor, sino que gane cualquiera; y lo más perverso es que de todas maneras, la envidia no le va a permitir hacer mucho a los elegidos, pues sin importar quienes lo logren, también se les juzgará con el implacable racero de la envidia.

Los siguientes doce meses serán definitivos para que en cada uno de nosotros impere la objetividad y la esperanza en favor de nuestros territorios, en lugar de la envidia y la desidia.

*Mg. Esp. Nelson Andrés Villabona Rueda

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