Haber padecido la envidia en carne propia – Miguel Ángel Bermúdez

Soy Miguel Ángel Bermúdez Escobar y luego de haber sufrido un sinnúmero de casos de envidia en Boyacá, voy a citar apenas tres en particular:

Después de luchar por más de diez años, como presidente de la Fedeciclismo para conseguir la sede de los Campeonatos Mundiales de Ciclismo no los pude conseguir. Pero quiso la Divina Providencia que me nombraran Director de Coldeportes, que el doctor Alfonso Salamanca Llach fuera elegido Gobernador de Boyacá y que Benjamín Herrera Espitia, fuera elegido Alcalde de Duitama. Con este trio de voluntades formalizamos la petición de la sede y la Unión Ciclística Internacional (UCI) envió la comisión técnica para aprobar el recorrido.

Ese trazado elaborado por nuestro campeón Oliverio Rincón, exigía la subida al Cogollo, situación que no favorecía a las delegaciones extranjeras. Sin embargo, contamos con el apoyo irrestricto del comisario navarro Juan José Garayalde, un enamorado de Colombia. Esto quedaba supeditado a la construcción de la vía y el compromiso logístico de adecuar a Duitama, Paipa, Tuta y Tunja, con los requerimientos de la UCI para tan magno evento.

La UCI tras tres visitas de inspección, aprobó el recorrido así: las pruebas de ruta en fondo para Duitama, la contarreloj masculina en Paipa-Tunja, y la femenina, entre Tuta y Tunja. Además, la pista en Bogotá supeditada a la construcción del velódromo.

Pero, además, quedamos tres finalistas: Boyacá, Seúl (Corea del Sur) y Mónaco (Europa). Para concretar la candidatura, la UCI nos exigió el pago en un banco en Ginebra de US $296.000, suma que consignó Coldeportes, previa aprobación del presidente de la Junta Directiva y Ministro de Educación, doctor Carlos Holmes Trujillo (q.e.p.d), y Como Director de Coldeportes viajé a Brugnera (Italia) a sustentar la candidatura ante el Comité Ejecutivo de la UCI, logro que conseguí después de mil batallas.

Seguidamente el presidente Ernesto Samper Pizano ordenó al ministro de Obras Públicas Dr. Juan Gómez Martínez, quien a su vez delegó en el director de Invías, Dr. Guillermo Gaviria Correa (q.e.p.d.), la construcción de la ruta del mundial.

A la inauguración de la obra que asistió el presidente Ernesto Samper no me invitaron, ya no era director de Coldeportes. Sin embargo, mi gran amigo, el empresario Jairo Cantor Becerra, vicepresidente del Consejo de Duitama me llevó al acto y el Presidente de la República me invitó a sentarme a su lado. El protocolo arrancó, pero el presentador no me nombró porque no figuraba en el protocolo que le entregaron para leer, sin embargo, en ese momento mi compañero de juventud Alonso Gómez comenzó a gritar “¡Miguel Ángel trajo el Mundial!”, frase que se convirtió en coro de la multitud presente, y seguidamente el presidente Samper en su discurso dijo: “Claro que Miguel Ángel logró esta sede y me lo participó en mi despacho de le Embajada de España en Madrid”.

Posteriormente Jairo Cantor me llevó al Consejo Municipal de Duitama en donde se me impuso la Orden del Tundama en el grado de Gran Cruz y se disponía su entrega en día y hora que ellos determinaran. Como ni al doctor Salamanca, ni a Benjamín Herrera, ni Constantino Agudelo, quien reemplazó en la Alcaldía a Herrera, ni a mí nos invitaron a la inauguración de los Mundiales de Ciclismo, el Concejo dispuso que el acto se llevaría a cabo al frente de la Alcaldía el día y hora de la inauguración del evento mundial.

Al frente del atrio de la catedral se instaló la tribuna de presentación, con los locutores y la orquesta y todos los invitados. Cuando el Dr. Hein Verbruggen, presidente de la UCI me vio al otro lado no se imaginó la envidia de mis paisanos y pensó que la inauguración era allá. Se bajó de la tribuna y se paró detrás de mí de cara a la multitud que copaba la Plaza de los Libertadores. Yo lo presenté y le agradecí por habernos concedido la sede. El contestó que era un trabajo mío y que, al revés, él estaba muy agradecido por la belleza del paisaje y la calidez de la gente. Al otro lado se quedaron con la orquesta, pero sin los dos actores principales.

En esa seguidilla de desplantes por envidia recuerdo que días antes de la inauguración de los mundiales se realizó un acto social en el Centro de Convenciones de Paipa para homenajear al ministro Gómez Martínez, con motivo de la imposición de la Orden de Los Lanceros, distinción que se le otorgó por la Asamblea de Boyacá como premio por haber construido la ruta del mundial. Ese día, cuando lo fui a felicitar me dijo: “Aquí siguiendo sus pasos Miguel Ángel”, ante lo que guardé silencio. En resumidas cuentas, se condecoró al Ministro que ‘construyó’ la carretera y se le negó esa distinción en dos oportunidades consecutivas al que consiguió la sede, a Miguel Ángel Bermúdez por el solo hecho de ser Liberal. Curiosamente si tengo diferentes reconocimientos, entre ellos la condecoración de la Asamblea de Antioquia por haber construido la Villa Olímpica de Medellín.

Y por envidia tampoco me dejaron construir el Parque Temático de la Libertad y la Paz, magna obra en el concierto latinoamericano, que atraería a más de cinco millones de visitantes al año, para evitar que me pudiera convertir en una potencia política indestronable. Se hizo anular la Ordenanza que aportaba los terrenos y se le hizo cancelar la personería jurídica en la Cámara de Comercio de Duitama, ¡Así descansaron!

Sin embargo, no quiero morir sin lograr ese objetivo que sería el más importante de mi vida y seguiré luchando por conseguirlo con todas mis fuerzas.

Contra la envidia, coraje y resiliencia.