AGAPANDOS (fragmento de cuento)
Corría el año de 1954, recuerdo bien el pueblo y el tipo de mundo que era, me refiero así, a ese lugar porque en ese momento sucedían acontecimientos que para mí me eran increíbles, pero en particular recuerdo o tengo la sensación que todo cuanto pasaba allí fue producto de la suerte, de mi convicción, o hasta de mi espíritu soñador.
Este pueblo a decir verdad estaba reducido a unas cuantas casas, no es que fuese muy grande y tampoco se le ha visto que haya crecido, pero el encanto de este lugar son sus acontecimientos y el espíritu eterno que posee, podría decir con certeza que, hasta los habitantes se mantienen, y eso se comprueba con el árbol que está en la esquina del pueblo, allí donde las parejas se ponen citas, donde uno amarraba sus caballos, este árbol es la sombra de los pájaros y aves de paso, también se podía ver a personas eternizadas en pasos que van dejando pues sus calles llenas de barro, dejan la huella, que cocida con el sol se mantiene, sus casas blancas pintadas con cal, otras con adobe a la vista, y el olor que recorría este municipio era dulce de miel con el que se batía el guarapo una bebida bastante refrescante y embriagadora por cierto, un olor que ahora tengo con nostalgia y con ansia, hasta puedo percibir el color de los campos y los caminos, llenos de flores amarillas y rojas con colores violetas que hacían el ir a misa una labor bastante poética, llegan a mi mente las paredes echas en piedra para distinguir los límites y servidumbre, el fique apenas naciendo haciendo de mojones, mi sentido más íntimo me guía a ese lugar cada vez que cierro los ojos, ahora mismo ese recuerdo me parece tan agradable y cercano, lo más curioso de este lugar es que cualquier acontecimiento repercutía en cada uno de sus habitantes.
Lo que les contare a continuación, paso cuando yo apenas era un joven despistado, recio, aunque intrépido y muchas veces me preguntaba sobre mi vida y algunas veces transcurría mis tardes después del trabajo, soñando mirando el cielo, formando ides de otros lugares y otras personas, la gente me comparaba con las aves, ¿no sé?, tal vez, por qué ellas se la pasaban en el cielo, no me disgustaba, me parecía increíble ser un pájaro y ojala lo hubiese sido, lo que me lleva a recordar lo que en verdad cambio mi vida.
Una mañana tranquila, los perros que estaban echados a lado de la mata, en el centro del pueblo, de repente empezaron a ladrar con angustia, y gusto, parecían estar invadidos por un sentimiento extraño, casi nadie noto que los animales se habían alterado hasta que de la nada por una esquina, por el pozo donde recogíamos el agua, salió un hombre con un sombrero grande, lentes oscuros, delgado, tan alto, cabello negro, y una tez carmín o como la canela, de verdad dejaba a su paso un impresión bastante sorprendente, sentí un impulso profundo de hablarle, el lugar se quedó como quieto, nadie esbozo una palabra todos teníamos los ojos fijos en él , y pensé tal vez sea lo que tanto soñaba conocer y ver, que su enigma me cautivó, mis piernas sin pensar se dirigían a él y como cosas del destino el también venia hacia mí, me sonrió y me extendió su mano, yo por inercia hice lo mismo, le extendí la mano, me saludo muy vigorosamente, ya de cerca note que traía una pequeña maleta y otra un poco más grande (parecía que se quedaría un tiempo)
-Buenas tardes sumerce, me llamo Francisco, le dije bastante emocionado, le causo gracia.
– buenas tardes muchacho, me apretó la mano fuerte. (Me dio la impresión de que estaba feliz de verme) Tengo mucho tiempo de viajar y por fin encontré el lugar, me dijo.
Biografía
Mi nombre es Sonia Mayari Garcia Avella, licenciada en artes plasticas, me siento una artista de 32 años, sensible a la realidad, aungustiada por el cambio climatico, soy pansexual es dcir que me enamoro de los pensamiestos de las personas, me gusta conocer personas, me considero libre pensante y acepto facilmente a los demas, me considero empatica y asi es como me converti en una creadora de fotografias y de escritura siempre inspirandome en lo que tengo alrededor, con mi municipio Boyaca Boyaca, y en el amor y des amor, hasta en el infinito y el tiempo como las capturas de imágenes en la fotografia me siento libre y tranquila.