El Gato que yo conocí: un homenaje al maestro de la radio Israel Mendoza Medina

Miguel Ángel Molina Sandoval, quien fuera uno de los mejores amigos y compañeros de uno de los íconos de la radio en Boyacá y de los primeros boyacenses que acude a la eutanasia, decidió hacerle un homenaje en vida a Israel Mendoza Medina…

40AAE6FF 4CBD 4FB7 9CBD 8355F2457CED
Miguel Ángel Molina Sandoval, quien fuera uno de los mejores amigos con Israel Mendoza Medina. Fotos: Archivo familiar.

Yo realmente, conocí muy poco a Israel Mendoza Medina, el hombre sereno que decidió acudir a la eutanasia, como método para adelantársele a la enfermedad que lo postró en los últimos años de su existencia. 

En cambio, conocí mucho más al ‘Gato’, apodo que unos amigos le acuñaron a Israel desde muy niño. Era más fácil reconocer y llegar al ‘Gato’ que a Israel. Algunos lo confundían. No sabían a ciencia cierta ante quien estaban, si Israel o el ‘Gato’.

El ‘Gato’, tuvo un muy bien ganado respeto. Para unos, no pocos, era el señor don ‘Gato’ y así le preguntaban en las emisoras para las cuales laboró durante 50 años. Por eso ante todo fue un hombre de radio.

3E30DBCE E76E 43FB 9E87 4D81C650EF1B
Israel Mendoza Medina, el ‘Gato’ saltó a Espectacular FM y con ella nació a su tercera vida. La vida de la tecnología en la radio. Fotos: Archivo familiar.

Israel era integrante de la típica familia boyacense, humilde, trabajadora, honesta, con 11 vástagos alrededor del árbol corpulento que era su padre don Misael. Él, de cejas pobladas, rígido al andar y con gran sentido de la responsabilidad, heredó a sus hijos rasgos que les fueron caracterizando como una familia felina, por el color de los ojos, la mirada fija y a veces tierna, las largas pestañas y la pulcritud en todo.

En cambio, el ‘Gato’, aunque venía de la misma cuna, se acomodó con el pasar de los años, en una familia más visible, más ruidosa y a veces engreída: la familia de la radio. Allí, no fue uno más. Fue sobresaliente, brillante y un auténtico líder que gozó del respeto entre sus colegas, que siempre lo vieron como un experto conocedor del tema, amigo de hacer bien cada trabajo y con autoridad para regañar a quien fuera. 

Tengo el pálpito, que ninguno de los cientos de personas que pasamos por la radio en Boyacá en esos 50 años, escapamos a escuchar sus peroratas cada vez que algo no salía bien o se cometía un error, así fuera casi imperceptible para los radioescuchas. No se sonrojaba cuando decía en tono enfático a aprendices de periodista: “Usted, no sirve para esta vaina. En la radio las cosas se hacen con pasión, transmitimos emociones”. Él pensó siempre que la radio debía transmitir elegancia y respeto. 

Se retiró hace cinco años, cuando ya no soportaba esa radio regional plagada de errores, con muy poca producción y dedicada más a improvisar que a crear con un objetivo de educar y acompañar. Esa radio pulula muy desafortunadamente, comentaba en sus tertulias y agregaba que la tendencia moderna es a dar espacio para que sobresalga el que más grite o más tonterías diga, todo asociado a la pérdida de importancia y de peso de la radio en la sociedad moderna. Parece aplastada por las redes sociales.

33DB679B 0905 4905 9005 FA8BFAF5F547
La cuarta fue en RCN. Su segunda casa. Allí se hizo más grande. Nunca fue jefe, pero mando más que todos los jefes. Fotos: Archivo familiar.

El Gato, realmente tuvo siete vidas, todas importantes y bien vividas. Sin duda la primera vida fue la de la radio, aunque de ella brotaron otras vidas. Es el caso de su segunda vida: la producción radial, fue un auténtico maestro en ese campo. Tuvo la fortuna de ser testigo y protagonista de la evolución de la radio, desde cuando se inició en esas lides en Radio Boyacá por allá en 1971, cuando la radio era incipiente, había muy pocos recursos tecnológicos, no existían las emisoras en FM. Podría decir que la radio estaba en pañales. Se trabajaba con acetatos, pesados pica discos y micrófonos que daban un sonido latoso. Las cuñas se grababan con muy pocos efectos. No había recursos tecnológicos.

De Radio Boyacá que fue la segunda Emisora en Colombia, El Gato saltó a Espectacular FM y con ella nació a su tercera vida. La vida de la tecnología en la radio. Eran finales de febrero de 1980. Hernán Olano creó esa emisora que no en vano fue vanguardista en tecnología de la época en Colombia. Ese 29 de febrero, El Gato afiló sus uñas y las cubrió con impecables guantes blancos, de los mismos que utilizó para el uniforme de su colegio el Silvino Rodriguez. Estaba vestido de gala. Zapatos en cuero, brillantes. Un buzo blanco que compró en el almacén Fabio y su frondosa melena que le había alistado don Pascual Hernández, que tenía su peluquería a la entrada de billares Champion, frente a la sede central del Colegio de Boyacá. La ocasión lo ameritaba. Tenía la misión de lanzar al aire el primer disco que marcaba el comienzo de la era de Espectacular FM Stéreo. 

Esa vida la disfruto el ‘Gato’, que se codeó con las mejores voces de Colombia en la época: Otto Greiffenstein, Juan Harvey Caicedo, Gustavo Niño Mendoza y Edgar Oviedo entre otros. Pero también fue testigo de los avances tecnológicos. Pasó del casete al cartucho, a la grabadora stéreo, los micrófonos direccionales, el dack, al enlace en Frecuencia Modulada. Mejor dicho, lo soñado.

Le quedaban tres vidas más al ‘Gato’. La cuarta fue en RCN. Su segunda casa. Allí se hizo más grande. Nunca fue jefe, pero mando más que todos los jefes. Sabía lo que hacía y siempre estaba empeñado en hacer las cosas bien. En RCN fue estandarte del liderazgo de la cadena en Boyacá en la década de los 90. La radio hacía presencia en los grandes acontecimientos de la vida económica, cultural, deportiva y social de la región. Sin duda, una de las mejores épocas de la radio con la transición del grupo Coral y el grupo Libertadores a lo que son hoy Caracol y RCN en Boyacá.

C6DA6BC8 6E97 4DBB BC0B 24953DF96C2D
El ‘Gato’, que se codeó con las mejores voces de Colombia en la época: Otto Greiffenstein, Juan Harvey Caicedo, Gustavo Niño Mendoza y Edgar Oviedo entre otros. Aquí con Juan Gossaín. Fotos: Archivo familiar.

Su quinta vida fue también en RCN, ya como locutor. Allí El Gato se inventó en Radiosucesos RCN una sección llamada “la música también es noticia”. Su timbre de voz comenzó a posicionarse. Siempre le dio elegancia y especial impulso a la música colombiana, a tal punto que Funmusica, le hizo un gran reconocimiento. Siguió transitando en ese campo y su voz apareció en el fútbol rentado al lado de los equipos Lanceros Boyacá, luego Boyacá Chicó y Patriotas. Era el estadígrafo oficial. Nadie tiene la información estadística que él posee de estos equipos. ¡El ‘Gato’ se las sabía todas!. En esa vida también fue exitoso.

En su sexta vida, ya de pensionado se la gozó. No dejó cafetería sola en Tunja, Duitama, Villapinzón, donde motivaba interminables e interesantes tertulias. Su paso por la radio, su aventura por Europa siguiendo el Tour de Francia, la música, los artistas y la siempre crítica mirada a la radio regional, eran parte de su amplio repertorio.

ED652B90 5598 4457 B758 7DB749F206CC
El ‘Gato’ uno de los íconos de la radio en Boyacá y de los primeros boyacenses que acude a la eutanasia. Fotos: Archivo familiar.

Pero su última vida, la séptima, fue la que más vivió con pasión e intensidad. Fue la vida de sus amores. La vida con Blanca Helena o Tobita su esposa, que ya lo espera en el cielo para darle unos cuántos regaños que le tiene guardados y bien merecidos; la vida de sus amores con sus hijos Mario Andrés, Oscar Javier y César Augusto y sus respectivas familias; la de sus 11 hermanos, la de sus amigos y amigas. La de sus amores por Tunja, en fin, tantos amores que se desbordaban del corazón del ‘Gato’ y le dibujaban una sonrisa en su rostro, cada vez que se le venía a la mente, uno de esos amores. Se acabaron las siete vidas de un gato, que fue inmenso en la radio, que fue un señor y un ser de admiración y respeto.

Siete vidas parecían demasiado, pero fueron igual de cortas, a todas.

* Por: Miguel Ángel Molina S.

Periodista y Administrador de Empresas

-Publicidad-