La alimentación, factor fundamental en el desarrollo de un niño con labio fisurado y/o paladar hendido

En los niños que nacen con esta condición, la lactancia materna es indispensable, por lo cual se debe prestar más atención al momento del amamantamiento.

La incidencia del labio fisurado y/o el paladar hendido varía entre uno de cada 1.000 y uno de cada 1.500 recién nacidos. Foto: archivo particular
La incidencia del labio fisurado y/o el paladar hendido varía entre uno de cada 1.000 y uno de cada 1.500 recién nacidos. Foto: archivo particular

Según la OMS la incidencia del labio fisurado y/o el paladar hendido varía entre uno de cada 1.000 y uno de cada 1.500 recién nacidos en todo el mundo.

Una de sus principales causas es la predisposición genética, también pueden influir la nutrición materna deficiente, el consumo de tabaco, bebidas alcohólicas y la obesidad durante el embarazo. 

Sin embargo, es fundamental conocer de qué manera tratar y sobrellevar la condición del nuevo integrante de la familia y uno de los factores más importantes tiene que ver con la alimentación.

Según la Nutricionista de Operación Sonrisa, Cindy Getial, esta depende de la edad y del estado de la condición.

“Los niños y niñas con labio fisurado presentan más facilidades en el proceso de alimentación en comparación a aquellos que tienen labio fisurado y paladar hendido. Por otro lado, la edad de los niños también cumple un valor fundamental”, explicó. 

En los niños que nacen con esta condición, la lactancia materna es indispensable, por lo cual se debe prestar más atención al momento del amamantamiento, pues muchos de ellos pueden presentar riesgo de infecciones de oído si se hace en posiciones incorrectas, y dificultades en el reflejo de succión y deglución por el uso inadecuado de sondas para la alimentación del lactante.

Otro factor puede ser el gasto de energía relacionado al esfuerzo que realiza el lactante al momento del agarre, provocando de esta manera, una succión no nutritiva, generando un desequilibrio entre gasto y consumo de energía, en consecuencia, una disminución en el peso corporal del lactante aumentando el riesgo de desnutrición. 

“La malformación en la cavidad oral dificulta el agarre del seno con la boca del niño o niña, y en muchos casos genera miedo en los padres frente a una broncoaspiración por alimentos o salida de alimentos por las vías respiratorias.”, puntualizó Getial.

A su vez, la nutricionista aseguró que, es necesario que los padres o cuidadores pierdan el miedo a la alimentación e inclusión de nuevos alimentos a la dieta habitual de los niños. Así aceptarán con más facilidad nuevas consistencias, texturas y sabores de alimentos, ya que su alimentación tiende a ser muy rutinaria.

Igualmente, se debe identificar si el niño se está alimentando de manera correcta, por este motivo, son indispensables los controles de crecimiento y desarrollo, ya que estos seguimientos permiten identificar si el niño tiene la ganancia de peso y talla esperada. 

Es importante reconocer que esta condición se puede corregir y que puede ser un camino largo de recorrer. Por esta razón, es necesario saber que los niños con esta condición, la mayoría de las veces, requieren más de una cirugía reconstructiva y para la recuperación quirúrgica la alimentación es clave. 

Para tener en cuenta

Alimentos que favorecen la cicatrización y pronta recuperación: carnes, lácteos bajos en grasa, huevos, leguminosas (frijoles, lentejas, garbanzos), frutas que contengan vitamina C (mango maduro, guayaba, kiwi), verduras de color verde oscuro (brócoli, espinaca, acelga, habichuela). 

Evitar alimentos  con alto contenido de grasa de origen animal, como la piel de pollo o pescado, salsas, lácteos de grasa entera, chorizo, chicharrón. Y los de alto contenido de azúcar como las bebidas gaseosas, jugos comerciales, alimentos procesados y/o empaquetados.

A su vez, es necesario la atención de un equipo interdisciplinario en especialidades, como fonoaudiología, psicología, trabajo social, odontología, cirugía plástica, otorrinolaringología, y nutrición. 

Este tratamiento integral puede durar desde la etapa de gestación, hasta los 20 años en promedio, siendo cada tratamiento individual y acorde a las necesidades del paciente.

“En Operación Sonrisa, las personas cuentan con el apoyo de especialistas, por ejemplo, en el área de nutrición, los niños reciben un tratamiento acorde a su la condición de cada paciente, dependiendo de la valoración y la clasificación nutricional se dirige la intervención. Dentro de la valoración nutricional, se brinda consejería en lactancia materna, asesoramiento en cuanto alimentación complementaria, alimentación de los niños en etapa escolar o en adolescentes y suplementación nutricional en caso de requerirse”, dijo la experta en nutrición. 

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