«Coordinol señores, coordinol” – José Ricardo Bautista Pamplona #Columnista7días  

Esta expresión fue colonizada por la periodista y colega María Elvira Samper, una destacada comunicadora que por décadas fue la comentarista, columnista y redactora más punzante en la mesa de trabajo del noticiero R.C.N. radio y en muchos espacios de la prensa escrita y la televisión colombiana quien, junto a la muy notoria Yolanda Ruiz, hicieron una dupla maravillosa de análisis noticioso. 

“Coordinol señores coordinol” decía la versada periodista al referirse a la ausencia de diálogo que casi siempre ha existido entre las diferentes carteras ministeriales y que a decir verdad dejan notar, no solo la falta de articulación entre los sectores de la dinámica social, sino el cacicazgo que existe al interior de algunas carteras donde en muchas ocasiones se evidencian aislados tronos de poder que no permiten afrontar los retos del país como debe ser.

Y es que mientras unos ministros inventan propuestas frente a los temas que atañen a sus áreas, otros hacen declaraciones totalmente opuestas, generando un caos de desinformación e incertidumbre que a claras luces deja ver la falta de diálogo o el fracaso de los consejos ministeriales, espacios donde se deben poner de acuerdo para hacer transversales todos los objetivos misionales, planes y proyectos, en favor de la nación.  

Que este impuesto sí, que ahora ya no, que le van a cambiar el nombre a algunos ministerios, que los hemos pensado, pero aún no está en firme y otra letrilla de afirmaciones de uno y otro lado han desatado una polémica inconveniente en medio de la pesadilla angustiosa del ciudadano de a pie a quien le toca vivir, si o si, la cruda realidad cotidiana y afrontar la crisis más lesiva de los últimos tiempos para las finanzas familiares.

Las polémicas declaraciones de la ministra de minas, Irene Vélez, las rectificaciones de una y otra área del gobierno y muchas discusiones estructurales evidenciadas por los medios de comunicación dan fe de la falta de coordinación a la que se refería de manera sarcástica, pero cierta, María Elvira Samper.  

La ministra de cultura, Patricia Ariza, por ejemplo, señaló de manera pública que se ampliaría la base gravable del impuesto de planes pospago de celulares para recoger más fondos, afirmaciones a las que salió al paso el director de la Dian quien señaló que la medida de los celulares era apenas una sugerencia que se estaba discutiendo, pero que esa no era una medida que realmente se estuviera contemplando.  

En el campo de la salud la ministra Carolina Corcho fue muy insistente desde su llegada señalando tajantemente que era prioritaria una reforma para eliminar las EPS, sin embargo, con el correr de las semanas ha ido reculando su afirmación y en los últimos días ha dicho que este es un largo proceso que realmente va a tomar mucho tiempo, si realmente se llegara a dar.  

La misma ministra, Carolina Corcho, señaló que el gravamen dentro de la reforma tributaria en cuanto a las bebidas azucaradas era muy conveniente y se haría de todas maneras porque tenía impactos favorables en la salud ya que el no consumo de gaseosas reduce las enfermedades crónicas no transmitibles; afirmación a la que el director de la Dian, Luis Carlos Reyes, indicó que “si ese impuesto, es decir el de las bebidas azucaradas se impone, afectaría de manera sustancial el bolsillo del ciudadano de a pie y, por lo tanto, no será conveniente hacerlo».  

Por estos días se calienta también el ambiente para dar inicio a las negociaciones entre los empresarios, sindicatos de trabajadores y el gobierno nacional frente al acuerdo del salario mínimo para el año 2023, un salario del cual viven más de diez millones de personas en Colombia. 

Salen entonces las frases de siempre como: “entre todos tenemos que llegar a un acuerdo que les sirva a los colombianos y que les proporcione condiciones de vida digna”. Como decía el sacrificado Jaime Garzón…»lo mismo que antes» 

Así lo están señalando nuevamente los actores de la negociación y ésta vuelve a ser la frase repetida y trillada de todos los años, que por supuesto dista siempre del acuerdo final y el monto que se asigna con el que no se suple ni el 30% de los costos fijos que deben pagar los colombianos cada mes por todo orden, incluyendo los impuestos, el irracional cobro de los servicios públicos, los intereses de los bancos, la renovación del pase, la revisión tecno mecánica, el pago en muchos casos triplicado de la seguridad social al estado, los famosos descuentos de ley y que decir del valor de los elementos básicos de la canasta familiar que en los últimos meses ha alcanzado topes realmente inéditos absurdos y desproporcionados.

Por otra parte, los expertos en economía aseguran que las declaraciones de la ministra de trabajo, Gloria Inés Ramírez, respecto a la propuesta que, según señala la funcionaria, se viene evaluando para congelar los precios de los productos de la canasta familiar, es algo que no tiene sentido y está fuera de cualquier análisis serio.

Si se llegara a congelar los precios de la canasta familiar, dicen los expertos, los insumos subirían automáticamente como ha venido ocurriendo con el costo de los mismos y algo similar seguirá ocurriendo con la materia prima que cada día es más incontrolable, por eso aseguran que la afirmación de la ministra es más una frase populista y no una alternativa de solución clara a la aguda depresión que vive el país a causa de la inflación, el alza de la gasolina y el cobro de impuestos que tiene reventado el bolsillo de los colombianos. 

Al respecto el exministro de hacienda, Juan Camilo Restrepo, dijo que hablar de un control administrativo de precios es un muy mal presagio y solo hay que mirar lo que ha sucedido históricamente en países que, como Argentina, colocó bajo control administrativo a 1.500 productos y hoy tiene una inflación superior del 70%. 

Aunque los controles de precios existen desde que comenzó la humanidad y el antiguo testamento refiere a que las autoridades limitaban precios en el comercio entre los distintos pueblos tribus en Israel, al parecer en esta oportunidad la metodología no funcionaría. 

Nuestro país es uno de los que tiene el menor salario mínimo, pero esto no es solo de cifras y estadísticas por cuanto la realidad que vive Colombia es ciertamente caótica y agonizante, quizá no por culpa únicamente de uno u otro gobierno sino por la seguidilla de pañitos de agua tibia que se le ha colocado a la herida y el cambio de libreto momentáneo e improvisado de algunos dirigentes y “padres de la patria”, muchos de ellos preocupados más en el show mediático que les de rating y like en sus redes sociales, que en plantear propuestas serias para aliviar los males del país.    

El cáncer de la inflación ya llegó, lo estamos padeciendo y ahora solo queda mirar como encontramos el medicamento para evitar que se siga expandiendo a la velocidad que esta enfermedad está acostumbrada, quizá hasta llegar a producir el colapso final, que en este caso desataría en un verdadero caos social.

La inseguridad en las calles, el asesinato de personas, el atraco a mano armada a plena luz del día, los sobornos y extorsiones a comerciantes, el hurto de vehículos al estilo oeste en los sectores acomodados, los suicidios, el maltrato a mujeres y niños, y otros flagelos de descomposición social tienen sumido al país en una grave situación de miedo, horror e incertidumbre y los hechos ocurridos en las diferentes ciudades capitales en las últimas semanas, dan fe de los verdaderos aprietos por la que atraviesa Colombia y a esto se suma el arribo de miles de extranjeros que siguen llegando cada día a nuestras fronteras en busca de comida, techo, empleo y oportunidades de subsistencia, cuando aquí no hay ni siquiera para los dueños de casa.

En tan agudo momento, necesitamos con mucha urgencia el “Coordinol” del que hablaba María Elvira Samper para que los ministros hablen entre sí y se pongan de acuerdo en la búsqueda de soluciones en bloque, evitando así el fraccionamiento de buenas intenciones que permitan el establecimiento de políticas públicas efectivas que nos lleven a escenarios más alentadores y en tiempo real.

Mientras todo esto ocurre y pasa la “horrible noche” es muy oportuno escuchar con atención a los grandes analistas como el reconocido economista Frank Liz, quien recomienda inversiones inteligentes, austeridad, ahorro y razonamiento en el gasto para poder superar la crisis, que, según él y otros expertos se agudizará a nivel mundial y llegará a topes lesivos insospechados.  

Muy importante también lograr las coincidencias ideológicas entre los diferentes sectores para que, como dice el jefe del estado, “entre discusión y discusión no se pasen dos, ocho meses, un año y se esfume el tiempo” sin hallar los resultados que clama la nación. 

Alarma o no, lo cierto es que, en los actuales momentos se requiere acudir a metodologías que solo la lógica y la inteligencia intuitiva otorgan y a la unión de todas las fuerzas, entre ellas a la búsqueda de alternativas transversales que logren la voz al unísono de los protagonistas del actual y tormentoso momento.  

Por ahora y mientras se consolidan propuestas y salidas a inmediato, mediano y largo plazo, “coordinol señores, coordinol”.

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