Educar para las diferencias- Carlos David Martínez Ramírez – #Columnista7días

Antes de las últimas elecciones era común que se manifestará que la sociedad colombiana estaba muy polarizada, pero actualmente pareciera que la polarización se ha acentuado, lo cual se puede validar en la radicalización de discursos que gritan intolerancia.

Vale recalcar que la polarización no es algo malo en sí mismo, que puede entenderse como parte del proceso democrático que apuesta por sistemas de pesos y contrapesos para balancear la acumulación de poder.

Frente a este panorama resulta importante que en las familias se cuestione cómo lograr una educación apropiada para promover el respeto a las diferencias sin que eso signifique renunciar a las ideas propias.

Acá puede ayudar el concepto kantiano que propone el pensar por cuenta propia como algo clave en la vida adulta. Vale enseñar y aprender que las personas pueden pensar por su propia cuenta, incluso si dicho pensamiento no es original en términos de su singularidad.

El respeto por el pensamiento diferente no se debería confundir con la tolerancia frente a los intolerantes. Este es un equilibrio difícil de materializar entre la libertad de expresión y múltiples historias de muerte que validan más muertes.

Una práctica que ciertamente es importante evitar es la de contraargumentar las ideas de otros apelando a su supuesta ignorancia, una suerte de estratagema ad hominen.

Si bien un razonamiento lógico hace parte de una forma científica de llegar al conocimiento, no siempre la verdad garantiza que la imposición de una idea resulte favorable para todas las partes, por supuesto tampoco habría que caer en el supuesto de que es mejor hacer acuerdos sobre mentiras.

Este tipo de equilibrios no resultan fáciles, pero precisamente por eso es importante hacer esfuerzos permanentemente para educar sobre el respeto de las ideas diferentes sin renunciar a las propias.

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