Llamado de urgencia: respeto a los bici-usuarios en Tunja

columnista David Saenz 1

Desde hace más de un mes he utilizado la bicicleta como medio de transporte. Generalmente transito desde la Avenida Universitaria hasta el centro de la ciudad. He experimentado varias cosas positivas a nivel personal. Mi actividad física ha mejorado. Tardo menos tiempo en los trayectos, antes pasaba muchos cuartos de hora conduciendo al centro debido a los interminables estancamientos.

Mi estado de ánimo ha mejorado y me ha predispuesto a la alegría, pues bien sabemos que, el movimiento del cuerpo libera endorfinas y por tanto, felicidad. Por otra parte, ha sido una apuesta ciudadana, moverme en bicicleta significa que haya un vehículo menos en la ciudad, lo que se traduce en la contribución directa a que disminuya el caos en las vías. Así mismo, es un auto que no está contaminando el aire. En fin, me doy cuenta de que son innumerables los beneficios de usar la bicicleta como medio de transporte.

No obstante, al hacer este balance también me veo obligado a hablar sobre aquello que considero que pone en peligro todo lo dicho anteriormente: la animadversión de los conductores de vehículos particulares y de servicio público.

Aunque la ley nos protege, somos objeto de todo tipo de situaciones que nos exponen al peligro de un accidente que puede terminar en la muerte. Los conductores nos adelantan con un afán desenfrenado y sin cumplir con el parámetro legal que exige un  mínimo 1, 5 metros de distancia. Es paradójico, porque nos traspasan para que más adelante los alcancemos, el trancón de esta ciudad es eterno.

Además de ello, utilizan el pito de forma violenta, nos quieren quitar de su camino. Hace unos días una compañera de trabajo, también bici-usuaria, me narró que tuvo que abandonar su ejercicio ciudadano, porque un conductor la arrojó al adelantarla. Afortunadamente no le pasó nada. Si ella no hubiese sabido maniobrar la bicicleta y si otro medio de transporte hubiese estado cerca, para la tristeza de muchos, hoy estaría narrando su muerte.

El ser bici-usuario en sí ya debería ser una causal de respeto para los demás ciudadanos. Como no es así, hay una ley que nos protege:  La Ley 1811 de 2016, la cual modifica el Código Nacional de Tránsito y en la que se afirma que los bici-usuarios son sujetos de derechos y que los demás actores viales deben velar por su protección.

Pues bien, se hace un llamado a los habitantes para que se respete y se cumpla esta ley. También se les exige a los gobernantes de la ciudad que hagan campañas de promoción para el uso de este medio de transporte, el cual se encuentra en sintonía con el cuidado del ambiente. Tunja puede ser una ciudad ejemplo en la construcción de infraestructura para motivar el uso de este medio. La ciudad y su historia lo posibilitan y lo exigen. Es una obviedad que en el centro no puede haber más vías porque destruiría el patrimonio, por tanto, el uso de la bicicleta ayudaría a que salir a la calle no sea tan caótico como ya lo es.  

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