Cambios que no esperan – Carlos Andrés López Rincón #Columnista7días

Columnistas 7 días Carlos Andrés López

Lejos de querer hablar de ministros no convencionales o funcionarios disfuncionales de la nueva era, prefiero seguir hablando de desarrollo, de riqueza, de acceso a oportunidades, de generación de valor. ¿Les suena a discurso? Pues no lo es. Es realidad y es lo nuevo que debemos hacer para mantener y crecer el aparato productivo de cualquier región. También creo que cada uno tiene la responsabilidad de aportar en este trabajo que nos conduce al desarrollo y a la superación de la pobreza. Pero, antes de arrancar por este paseo, recordemos que el mundo ha cambiado, que no somos los mismos y que muchos postulados válidos ya no lo son. ¿Acaso lo legítimo puede estar por encima de lo legal?

Para empezar, revisemos el papel de las compañías: pagar impuestos, mitigar sus impactos, generar empleo, desarrollar proyectos con sus comunidades y mantener una férrea ética empresarial, parece ser, que ya no es suficiente. Se volvió paisaje. De hecho, algunas de estas se generaron a partir de presión social de comunidades que hoy están mejor formadas, poseen diversidad de intereses y que los ven reflejados en los cambios y propuestas de las nuevas regulaciones. Entonces, además de hacer lo que se hace, ¿qué más deberían hacer las empresas?

  1. Ir más allá del mero cumplimiento de la ley. A menudo, los profesionales voceros de las compañías, aquellos que enfrentan exigencias y reclamos, no encuentran más herramientas para aplacarlos que referirse al cumplimiento de las normas, los límites ambientales, los compromisos en licencias y las exigencias legales.
  1. Formar empleados calificados para la investigación social. Hay oportunidades que no son fácilmente vistas. El talento humano social requiere sensibilidad e interpretación de lo que ocurre dentro de los grupos de interés. Su principal objetivo no es defender a su patrón, es reconocer, interpretar y mitigar las señales de riesgo para las partes. Su función debe ser multidireccional y su inserción en un territorio debe ser respetuosa, discreta y de generación de confianza.
  1. Abrir las puertas. No me refiero a los días de campo, los ‘Open Day’ dirigidos a las familias, la invitación a autoridades, barrer bajo el tapete ese día.  La verdadera intensión de abrir las puertas no debe ser para que los grupos de interés ingresen a una planta, al contrario, es para que los empleados salgan a las comunidades y conozcan sus necesidades. Esto implica una gran preparación del empleado hacia el desarrollo de habilidades blandas. Sí, también al ingeniero que odia que le bloqueen su operación o al otro que le incomoda que le reclamen por el ruido, las emisiones o los vertimientos.
  1. Cambiar su discurso social dándole el nombre que le corresponde a cada cosa. Los indicadores de obligatorio cumplimiento son solo eso. Parte de los compromisos legales para operar. Así deben ser llamados. Los indicadores técnicos, sociales o ambientales de obligatorio cumplimiento son un ‘SÍ O Sí’, es decir, es un deber hacerlos. Los grupos de interés no los ven como ganancia. ¿A cambio, cuantos indicadores se han desarrollado para mostrar generación de valor real a partir de la presencia de una compañía en un territorio? El empleo no vale. Es un ‘SÍ O SÍ’. Los compromisos en un Estudio de impacto ambiental tampoco valen. Es otro ‘SÍ O SÍ’. Además, realizar proyectos surgidos a partir de compromisos presionados por grupos de interés son el peor ejemplo de sostenibilidad y se convierten en otro ‘SÍ O SÍ’.
  1. Crear una nueva estrategia. Convertir cualquier inversión social en un legítimo e intensional proyecto de generación de riqueza o ‘valor compartido‘ como lo llamaron Porter y  Kramer en el 2011. Para explicarlo mejor, cito y explico uno de sus análisis ahora más que nunca vigente:

¨las empresas que actúan como empresas, no como donantes caritativos, son la fuerza más poderosa para abordar los apremiantes problemas que enfrentamos¨. La generación de riqueza en un territorio debe ser la causa intensional de las compañías y parte de su estrategia para ganar, mantener o recobrar la legitimidad de su presencia y razón de ser. Su reconocimiento como empresa que genera valor para las comunidades debe ser natural y consciente, forjado por el mutuo beneficio.

Para finalizar, felicito a todas las empresas del departamento de Boyacá que de alguna manera han hecho aportes a la sociedad a través de filantropía, Responsabilidad social o sostenibilidad, pero les pido entrar en la era de la ¨real generación de valor¨. No solo por nuestras comunidades o por mejorar sus relaciones con las mismas, sino por que Boyacá necesita sostener una fuerza productiva que sea apreciada por sus gentes, defendida por las comunidades y haciendo que su presencia sea reconocida más allá del pago de sus impuestos o el cumplimiento de sus compromisos en sus Planes de manejo ambiental y social (LOS ‘Sí O SÍ’). Las compañías que sobreviven, generan riqueza para todos y lo hacen de manera consciente. Además, saben cómo hacerlo y en verdad, nos conviene a todos.

Invito a empresas, comunidades, asociaciones, a darme ejemplos de generación de valor real, dignos de resaltar o por el contrario malos ejemplos para no repetir.

lopezrinconcarlosandres17gmail.com

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