Se calla la voz de los niños en Colombia tras la cancelación del tradicional Festival «Cuyabrito de Oro»

La edición 21 del Festival Nacional Infantil de Música Andina Colombiana «Cuyabrito de Oro» se suspende por falta de recursos y, entre otros motivos, por no haber sido incluido en esta oportunidad a la lista del programa nacional de concertación del Ministerio de Cultura, pese a que por mucho tiempo había hecho parte del mismo. 

Afamados intérpretes de hoy recuerdan este evento como la oportunidad que tuvieron de niños para mostrar su talento y ser figuras reconocidas en el espectro cultural de Latinoamérica. Fotografía Archivo particular.
Afamados intérpretes de hoy recuerdan este evento como la oportunidad que tuvieron de niños para mostrar su talento y ser figuras reconocidas en el espectro cultural de Latinoamérica. Fotografía Archivo particular.

Los recursos anunciados desde la gobernación de Quindío y la alcaldía de Armenia tampoco fueron representativos; todo esto sumado a la apatía de las empresas para invertir en la cultura, impiden que este año se lleve a cabo el Festival más esperado por los niños en Colombia. 

Eventos como este donde nuestros infantes tienen el verdadero espacio para mostrar su talento y, luego de pasar por estos escenarios convertirse en figuras de reconocimiento nacional – internacional, deben seguir de manera ininterrumpida, ya que en ellos está la esperanza que nos reconcilia con esa paz de la que tanto se habla en Colombia, así lo señalan varios gestores culturales que se encuentran indignados por la interrupción histórica del «Cuyabrito de Oro».  

“Hace 3 años, en el último certamen presencial hicimos una inversión de $93 millones, pero para este año teníamos presupuestado que necesitábamos cerca de $105 millones para realizar un evento con condiciones similares en cuanto a calidad, como se ha hecho en años anteriores, pero nos fue imposible llegar a esa cifra”, señaló Tobías Bastidas, alma y nervio del certamen. 

Concursos como el «Cuyabrito de Oro» necesitan, si o si de un doliente, de un quijote, de esas almas que unidas hacen posible su realización y mantienen vivos en el tiempo estos espacios donde nuestra música se fortalece cada día más, como en este caso al ser interpretada por los menores, quienes garantizan larga vida al cancionero colombiano.  

La Familia Bastidas, oriundos de Armenia, es donde padres e hijos han dedicado más que su vida por esta actividad y contra viento y marea han sacado cada edición al otro lado, sin embargo, en esta oportunidad no pudieron más y la falta de recursos les obligó a declinar en su anhelo por hacer la edición 21 del afamado encuentro.  

 “No sabemos qué va a pasar con estas nuevas administraciones, pero lo que podemos decir es que ya no es igual la gestión, ya que antes de la cuarentena por la pandemia de la Covid-19 era más fácil conseguir apoyo, ahora todo ha cambiado. Hay que rediseñar qué se pretende en el futuro”. Dijo el reconocido lutier y gestor cultural Tobías Bastidas, estandarte de la organización del «Cuyabrito de Oro».  

Aunque el maestro Tobías Bastidas fue contundente al decir que pese a las dificultades el «Cuyabrito de Oro» no morirá, son muchas las voces quejosas que desde todas las regiones del país le piden al gobierno nacional y a las administraciones local y departamental, así como a la empresa privada, que manden una tabla de salvación para este evento considerado como el semillero fértil en cuyas parcelas se ha sembrado el futuro y la esperanza para la proyección de la música andina colombiana.  

El Cuyabrito de Oro ha sido, por más de 20 años el semillero de grandes intérpretes de nuestra música andina colombiana. Fotografía Archivo particular.
Afamados intérpretes de hoy recuerdan este evento como la oportunidad que tuvieron de niños para mostrar su talento y ser figuras reconocidas en el espectro cultural de Latinoamérica. Fotografía Archivo particular.

“Hablamos con la secretaría departamental de Cultura, pues la gobernación del Quindío era la que nos iba a brindar un apoyo importante, pero hay dificultad con la parte jurídica porque allí tenían estipulado ese recurso para un evento específico que era el festival nacional en Armenia y no se puede cambiar la destinación”. Señaló Bastidas. 

Cuando se dice apoyar la cultura es importante aclarar que se debe empezar por mantener los eventos que por décadas han sido el bastión fundamental para el fortalecimiento de la identidad nacional y eso ocurre con el «Cuyabrito de Oro» que, junto a otros eventos de estas características en Colombia como el Cacique Tundama en Duitama, el Turpial Cafetero, el Zue de Oro en Sogamoso, Colombia Canta y Encanta en Medellín, entre otros, han dedicado sus objetivos misionales a la valoración del talento infantil y a exaltar las cualidades artísticas de los menores, apropiándolos de su música, sus raíces y tradiciones.   

Con lo que se paga a un artista nacional de cualquier género en Colombia para una noche de verbena y eso sin contar con el costo de la producción y de los intermediarios, se puede hacer tres versiones de eventos como el «Cuyabrito de Oro», con la diferencia que en una presentación comercial y festiva solo queda el guayabo, la mugre y el desorden, en tanto que en espacios como el «Cuyabrito de Oro» los niños encuentran una ventana cierta para la proyección de su talento y el país las voces para callar la violencia.  

Definitivamente… “Nadie ama lo que no conoce” …  

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