La posesión de Gustavo Francisco Petro Urrego como el nuevo presidente de los colombianos – José Ricardo Bautista Pamplona #Columnista7días

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Una particular jornada se vivió el pasado 7 de agosto de 2022 con ocasión de la posesión del primer presidente de la izquierda en los 200 años de historia en vida republicana de Colombia. 

Salió del palacio de San Carlos, una construcción que data del siglo XVI, tomado de la mano de su esposa y sus 5 hijos guardándole la espalda y se dirigió con paso firme a la Plaza de Bolívar donde lo esperaba una multitud que solo se había registrado en la visita del Papa Francisco, pero que a decir verdad traspasó todo cálculo hecho por expertos y comentaristas. 

Diseñadores colombianos como el tolimense Diego Guarnizo fueron los encargados de acicalar tanto al nuevo mandatario como a su esposa, la hoy primera dama de la nación y a sus hijos que hicieron su arribo a la Plaza de Bolívar de punto blanco, como si se tratara de una de esas pasarelas donde se exhibe el ingenio de proyectistas y creativos de la moda.

A su paso y por las tres cuadras que lo conducían a la plaza congresistas, afrodescendientes, representantes de las etnias e indígenas salieron a su encuentro para tomarse la tradicional selfi y posar sonrientes junto al caudillo. 

Más de ocho horas esperaron los seguidores del nuevo presidente, un economista de 62 años nacido en Ciénaga de Oro Córdoba, quien luego de dos fallidos intentos logró su objetivo en la tercera campaña.

La multitud pacientemente hizo la fila para colmar la plaza de Bolívar hasta donde las autoridades consideraron se había abarrotado ya su capacidad de aforo, como sucede en cualquier evento ya sea público, privado, cerrado o al aire libre, como en este caso y quienes se fueron frustrados por no haber podido ingresar tuvieron que desplazarse a los más de 10 puntos que se tenía previsto en plazoletas, parques y lugares representativos de Bogotá donde se ubicó producción, tarima, piso, techo, pantallas y sonido a fin de observar por estos sistemas la transmisión el particular momento.

Chirimías, papayeras, zanqueros, bailarines, cantautores, cuenteros, pintores y escultores que llevaron el rostro del nuevo presidente esculpido hacían parte de los valuados y todo parecía una gran fiesta cultural protagonizada por artistas de diferentes géneros como el grupo Aterciopelado, por mencionar uno de los tantos que se unieron a la euforia colectiva. 

En las regiones sucedía algo similar y por eso en las plazas principales de ciudades como Cartagena, Cali, Barranquilla, Tunja, Medellín, Pasto por mencionar algunas, se ubicaron también sistemas de producción para transmitir la posesión en pantallas gigantes, amenizadas por manifestaciones artísticas y culturales que desde las localidades se unieron a la cadena de fulgor que reinaba en el territorio nacional. 

El presidente elegido en el mes de junio por más de once millones doscientos mil votos quiso diferenciar el acto de relevo con los demás hechos a lo largo de la historia por los 40 presidentes que han dirigido los destinos del país y por eso implementó varios signos simbólicos para mandar a través de ellos mensajes al mundo de lo que será su mandato y las ideologías que enmarcarán las decisiones que tome en todas las áreas de la dinámica gubernamental. 

Por ejemplo, Gustavo Francisco Petro Urrego y sus asesores hicieron hasta lo imposible por trasladar con anticipación, tanto la espada de Bolívar, máximo símbolo de su otrora movimiento M19 y la Paloma de la paz esculpida por Botero y ubicada en el museo nacional; sin embargo, luego de haber pagado millonarias sumas en pólizas, por supuesto del bolsillo de los colombianos, más de 1.500 millones de pesos, tanto el traslado de la espada como el de la escultura de la paloma fue negado por el mismo Iván Duque quien argumentó que no las dejaba sacar por temas de seguridad. 

Pero, como un recado desafiante, luego de haber hecho el juramento y tener impuesta la banda presidencial, el nuevo gobernante ordenó al ejército trasladar la espada de Bolívar a la plaza para que hiciera parte de los emblemas del multitudinario encuentro. 

Otro de los símbolos de Petro fue la invitación a personajes del común que representan para él la fuerza popular y la clase trabajadora, ramillete en el que estuvieron un pescador, un líder juvenil de Quibdó, una barrendera de Medellín, un campesino cafetero de Caldas, un silletero de Santa Helena Antioquia y una vendedora ambulante del Choco. Ellos fueron mencionados en las precedencias mucho antes que los exmandatarios del país y otras personalidades de alta estirpe.  

Francia Elena Márquez Mina, la primera vicepresidente afrodescendiente, es uno más de los símbolos del periodo de Gustavo Petro y la llegada de una mujer de color es la muestra de la pluralidad con la seguramente gobernará el hoy mandatario de los colombianos. 

Esta mujer tiene varios retos, entre ellos la bandera del medio ambiente y las comunidades ancestrales que seguramente estarán como prioridad en su agenda. “Hasta que la dignidad se haga costumbre” dijo en el momento del juramento la nueva vicepresidente de la nación. 

Como muestra de la importancia que tendrá para este gobierno la cultura, la exposición del fotógrafo Mauricio Vélez fue proyectada en las pantallas con imágenes desgarradoras donde se revelaba la tortuosa historia de la guerra reflejada en el rostro de los niños. 

La plaza fue dividida en dos partes, una con fina silletería palcos de honor, camerinos, pantallas gigantes tanto a los costados de la tarima como las de relevo, columnas del capitolio adornadas con especies vegetales y todo lo demás que garantizara una impecable puesta en escena digna de una posesión presidencial.

La otra parte fue abordonada con vallas y despejada para que se ubicaran allí de pie los simpatizantes del nuevo presidente que llegaban como ríos humanos a presenciar lo que para ellos es un hecho histórico por tratarse del primer mandatario de izquierda que llega al palacio de Nariño. “Petro amigo el pueblo está contigo” gritaba de manera eufórica el aglomerado aforo. 

Hizo parte de la lista de invitados, los mandatarios de Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, República Dominicana, Paraguay, Costa Rica, Honduras, Panamá, ministros de Curazao y Guyana, El rey Felipe VI de España, Samantha Jane Power quien fuera la embajadora del presidente Obama y en la actualidad representante de las comisiones de los Estados Unidos y que tienen como objetivo apoyar a países como el nuestro en varios frentes de la reconstrucción social.  

Por una alfombra roja de 35 metros, la misma que se utilizó en Cartagena en el año 2016 para la firma del fallido proceso de paz con las otrora fuerzas subversivas de las FARC, desfilaron los invitados internacionales que fueron recibidos por la hasta ayer canciller y vicepresidente de los colombianos. 

Más de 13 aerolíneas fueron ubicadas en el aeropuerto de Catam para trasladar de inmediato a los invitados internacionales por si se presentaba alguna emergencia, con lo que se garantizaba su seguridad. 

Todas las fuerzas de Ejército, Policía, Armada Nacional, Fuerza Aérea, Fuerza Naval y en fin… todas las instituciones estuvieron representadas en el específico acto de relevo presidencial y así mismo lo hicieron los mandatarios de todas las regiones que llegaron hasta allí en busca de su locación. 

Los medios de comunicación tanto de Colombia como del exterior no se quedaron atrás y muchos habían gestionado el préstamo de terrazas y lugares donde aparecía como escenografía la representativa Plaza de Bolívar y no importó el fuerte viento del mes de agosto que soplaba como una pesada masa sobre el rostro para que periodistas, reporteros y presentadores hicieran su trabajo comunicacional. 

Luego de la interpretación del himno nacional de la República de Colombia por parte de un colectivo de más de 170 músicos integrantes de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y la Orquesta Sinfónica de Colombia, junto a la soprano, Betty Garces de Buenaventura, el presidente del congreso y asesor de la campaña del nuevo mandatario  impuso la banda, momento en el que llamó a la senadora María José Pizarro quien emocionada y con lágrimas en los ojos hizo parte del memorable instante con el que Gustavo Petro Urrego quedó declarado oficialmente como el presidente de los colombianos para el próximo cuatrienio. “Invocando la protección de Dios” fue la frase que se escuchó el emotivo instante. 

La pianista Teresita Gómez fue también protagonista del fideligno momento y sus manos sobre el teclado se proyectaron por las gigantescas pantallas que circundaban el reciento, ese fue, según anunció Roy Barreras, un receso de 10 minutos que dio paso a las expresiones musicales como parte de la programación. 

Luego que los cuatro soldados de la guardia presidencial trasladaron la espada para cumplir la primera orden del presidente de los colombianos, Gustavo Francisco Petro Urrego hizo uso de la palabra para pronunciar el esperado discurso, estudiado y desmenuzado por los analistas que hacían parte de la transmisión para las diferentes estaciones de radio, prensa, televisión y redes sociales. 

“Llegar aquí junto a esta espada para mí es toda una vida, toda una existencia”, así dio inicio a su alocución, la cual se prolongó por casi una hora donde el mandatario hizo un esbozo de su pensamiento como líder y la exposición de ideologías que pretende acometer en el menor tiempo posible, como la reforma tributaria entre muchas otras. 

Se desarrollaron los honores por parte de las tropas al nuevo presidente y con un corto y frio saludo ocasionado por las tensiones que antecedieron el momento, Iván Duque acompañado de su esposa y funcionarios le entregó la Casa de Nariño de manera oficial a la nueva familia presidencial que desde el 7 de agosto de 2022 llegó para quedarse no se sabe por cuanto, porque la política es dinámica y los tiempos sorpresivos. 

El tradicional saludo de besamanos no se hizo en esta oportunidad y fue reemplazado, tanto por una reunión privada del nuevo mandatario con las delegaciones internacionales, como por un sencillo acto de posesión de los ministros a quienes les recomendó trabajar afuera con la gente y no en esos muros fríos de alfombras viejas donde se concentra por lo general el poder, la intriga, el abuso y los irrespetos.

«No nos podemos encerrar en estas edificaciones de dominio, sino que por el contrario debemos estar trabajando afuera con y para la gente, así lo dijo el mandatario Gustavo Petro a lo que agregó, «…bueno hoy ha sido un día, largo, he hablado mucho y mañana tenemos que trabajar, porque no olviden que el tiempo es un bien escaso y por eso vale tanto, así que señores ministros y ministras, no hay tiempo que perder»…

Y así fue el añorado momento de la izquierda, quienes tuvieron que esperar más de doscientos años para llegar a regir los destinos de la patria. 

Éxitos para el nuevo mandatario y que ahora gane Colombia y todos los colombianos. 

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