
Hace varias décadas que el fenómeno inflacionario no ocupaba tanto espacio en el debate público colombiano. Hoy se discute con mucha frecuencia sobre las causas de este fenómeno, sus consecuencias y las maneras de controlarlo.
También preocupa el dólar caro, y puede que algo de la inflación se pueda explicar por el incremento en el valor del dólar frente a la moneda nacional, afectando costos de producción, lo cierto es que las consecuencias de la inflación en el elevado costo de la canasta familiar es algo que alerta a muchos.
De acuerdo con el Banco de la República, la inflación se puede dar por un incremento en la demanda, por ejemplo, frente a un mayor ingreso disponible en los hogares, por un crecimiento desmedido del gasto en el Gobierno, tasas de interés reales bajas que desestimulen el ahorro o incentiven excesos de crédito y gasto.
Por esto, una de las medidas más frecuentes para contrarrestar la inflación es la de aumentar las tasas de interés. Pero en el caso actual parece que esto no será suficiente.
Es posible que con algo de superficialidad muchos comparen la inflación local con la regional, para señalar similitudes con miras a hacer atribuciones políticas (señalamientos de culpabilidad), pero esto será complejo al tratarse de una situación global, en cuanto a que se esta experimentando en varios países y lo que ocurre en otras latitudes nos puede afectar directa o indirectamente.
Esto no quiere decir que no se pueda hacer nada, por el contrario, los gobiernos tienen mucho por hacer, el saliente (si se entiende la urgencia) y el entrante, desde trabajar para mejorar y ampliar la oferta local, combatir la hambruna consecuente en los sectores más vulnerables, entre tantas medidas que se deben considerar entendiendo fenómenos económicos globales.
La inflación tendrá el poder de generar presiones para juzgar la gestión del gobierno entrante, así resulte injusto o apresurado este tipo de juzgamientos antes de la posesión o muy inmediatamente después.