
Atendiendo la solicitud de muchos lectores vuelvo a escribir mi columna y en esta ocasión de manera imparcialosky, en un país que aparentemente quedó dividido en uno porque todos los colombianos queríamos un cambio y afortunadamente la elección fue acertada en el sentido de concederle la pensión a un ingeniero que se la merece y que además cuenta con las semanas reglamentarias y de aquí en adelante pueda disfrutar con las vecinas de la Virgen en Puerto Wilches que fue la que nos hizo el milagrito.
Aunque el voto es secreto yo les quiero confesar, que no soy de izquierda ni de derecha…yo voté por Petro, y a mi modo de ver en esta ocasión la esperanza venció al miedo. Esperemos que esta oposición que tiene el mismo sueño de cambiar este país deje gobernar, y aunque no me lleno de lágrimas como el viejito… También quiero trabajar por la paz.
¡Yo no tengo miedo a lo de la expropiación! Es por eso que no voy a vender mi finca en Soatá, tampoco voy a rematar mi Lamborghini, y los edificios del centro de Bogotá, tampoco están en venta. Y la principal razón es que esa propiedades no son mías… Pero si alguien las quiere vender por miedo a que los expropien, yo se las puedo comprar. ¡Eso si, les pido el favor que me los dejen pagar en cómodas cuotas mensuales de 100 mil pesos… pa´ no descuadrarme en los pagos de servicios, arriendo y las cuotas de Bienestar Familiar! (Mi amor paciencia que estoy aumentando el patrimonio).
La alegría de muchos es la tristeza de otros. Ayer vivimos esa experiencia, porque más de 10 millones de colombianos se sintieron derrotados. Vamos a tener fe y respaldar al nuevo presidente. Confiemos en que los cambios van a ser favorables y de no ser así, tranquilos que cuatro años se pasan volando. Aproveche para meterse al gimnasio y bajar esa barriga, o cuidar una mata. ¡Y si quieren hacer lo mismo de Marbelle, les tengo planes turísticos, también a cómodas cuotas quincenales de quinientos mil! ¡Ahí me cuentan!
*Miguel Lizarazo ‘El Boyaco’
humorista