El Barrio Boyacá celebró una jornada más en homenaje a las madres

Hace 29 años nació en la Perla de Boyacá un evento promovido por el líder Armando Reyes Lara para rendir tributo de admiración y afecto a las madres.

En el sector del legendario evento se levantó un coliseo con estructura para el desarrollo de éste y otros eventos culturales y deportivos. Fotografía - Archivo particular.
En el sector del legendario evento se levantó un coliseo con estructura para el desarrollo de éste y otros eventos culturales y deportivos. Fotografía – Archivo particular.

El evento pretendía emular en cierta forma lo que se hacía en el Festival de la Plaza de Ginebra en el marco del Concurso Mono Núñez, por cuanto su promotor había acompañado en varias oportunidades la delegación boyacense y había quedado fascinado con el certamen.

Armando se dio a la tarea de convocar a los estamentos público y privado en torno a la idea, y poco a poco la jornada fue tomando fuerza, hasta llegar a constituirse en una de las más importantes pasarelas para que los artistas mostraran su talento e interactuaran con la concurrencia que en grandes masas llegaban hasta el Barrio Boyacá de Duitama para disfrutar del excelso banquete musical y dancístico.

La Banda de músicos de otrora que dirigía el maestro Carlos Julio Aranguren (q.e.p.d.) y luego el maestro Juan Francisco Mancipe Núñez (q.e.p.d) amenizaba las alboradas y las gentes se volcaban allí para compartir con los amigos de la cuadra, los vecinos y los habitantes del popular sector.

Muy pronto se unió R.C.N. con su tradicional espacio “Colombia, Boyacá te canta” y esto hizo que la programación se robusteciera, por cuanto los artistas eran escuchados por el legendario espacio y les permitía de alguna manera tener un plus de marketing publicitario. Zabala y Barrera y Los Embajadores del Tundama no fallaban a la cita y llevaban siempre grandes estrenos y sorpresas musicales.

Las celebraciones religiosas protagonizaron el inicio del certamen y las madres podían compartir la sagrada eucaristía, seguida de una prolongada serenata que llegaba hasta altas horas de la madrugada del día siguiente.

A la genuina actividad se le incorporó rápidamente el festival gastronómico, convirtiendo el fin de semana en el mejor plan para disfrutar del paquete completo al homenajear al ser más querido y aunque en algún espacio del tiempo el evento mermó sus bríos, nuevamente y durante el pasado sábado y domingo llegaron las grandes delegaciones coreográficas, así como los duetos, tríos y agrupaciones mixtas para recordar aquellas épocas y compartir nuevamente lo mejor del repertorio colombiano.

En el histórico evento ha habido siempre una rosa como regalo a las madres y su promotor se las ingenia para que los líderes políticos y sociales lleguen allí con inmensos canastos de flores y las entreguen a ellas sin distingo alguno y como una manera de honrar el trabajo abnegado de las madres de Duitama.

Hoy la lista de invitados es interminable y en la programación aparece un completo menú de fundaciones, corporaciones, entidades y organizaciones de la danza, donde incluso se acaban de habilitar varias categorías para darle espacio a los niños, jóvenes y a la tercera edad; y así mismo sucede con las agrupaciones musicales que ahora tienen géneros y franjas definidas para su presentación.

Los animadores de siempre acompañan al “Loco Reyes” como se le conoce en el argot popular y para ellos también hay una especie de turnos durante el cronograma para que, al mejor estilo de la Teletón, cada uno tenga su espacio y su momento en medio de la nutrida exhibición.

La Junta directiva del Barrio Boyacá actúa en pleno y a la zona llegan autoridades civiles, eclesiásticas y militares, candidatos, concejales, diputados y congresistas; todos convocados por los líderes y promotores de un evento que nació de manera muy discreta y que con el tiempo llegó a consolidarse como una de las grandes efemérides celebradas en la Perla.

El homenaje propició la conformación de la “Fundación Amigos del Barrio Boyacá” y el dinámico Armando Reyes Lara sigue «dando lora» para que nunca muera este certamen convertido en una verdadera tradición que hace parte ya del catálogo ancestral y cultural de Duitama.