Otra estrella que termina sumida en la pobreza casi que absoluta, ese es el caso de Jaime Barbini Chaparro Mesa, quien ayer murió en Bogotá junto a su familia, pero muy lejos del éxito y los reconocimientos que en su momento le daban no solo en Colombia, sino en el exterior.
En 2009 fue el protagonista de la comedia El man, el super héroe nacional. En 2001 fue parte del elenco de la película Bogotá 2016 y en 2013 fue actor en la película Edificio Royal.
En la pantalla chica una de sus primeras participaciones fue en Crónicas de una generación trágica (1993), luego en Prisioneros del amor (1996), y en 1997 llegó al papel que lo catapultó y que se le quedó como un sello: Yo amo a Paquita Gallego (1997).
Dos años después junto a Víctor Mallarino, Paola Rey y Manolo Cardona, hizo parte del elenco estelar en ¿Por qué diablos? (1999), de ahí saltó a Pandillas, guerra y paz (2000), otras de las producciones más vistas en la televisión colombiana.
En Luzbel está de visita (2001), también actuó y luego en Noticias Calientes (2002), La ex (2006), Pura Sangre (2007), Amor en custodia (2009). Ya en la última década había participado en La reina del sur (2011), El laberinto (2012), Escobar, el patrón del mal (2012) y Allá te espero (2013).
En el cine también logró importantes papeles desde sus inicios en Amar y Vivir (1990) y luego en dos emblemáticas La toma de la embajada (2000), Mi abuelo, mi papá y yo (2005), El man, superhéroe nacional (2009), El escritor de telenovelas (2011), Edificio Total (2012) y en Un pasaje de Vargas (2013).
Pero todo eso quedó para la historia, porque desde hacía ya varios años que Barbini venía golpeando una y otra puerta ante la necesidad económica, la cual le generó tanta preocupación que terminó con un derrame cerebral el 19 de noviembre de 2020, el cual lo dejó postrado en una cama hasta ayer cuando una afección respiratoria terminó con su existencia.
“Él podía hablar y conocía a la gente, pero había que pagar una enfermera y una cuidadora. El señor Gobernador y la Secretaria de Cultura le dieron una cama hospitalaria y eso fue una bendición, porque le ayudo mucho”, aseguró Katherine Becerra, su hijastra.
La situación económica del artista boyacense y su familia era tan difícil que tuvieron que pedir la colaboración de aquellos que lo querían u admiraban.
Incluso los grupos de teatro más importantes de Tunja se unieron para organizar el Festival de Teatro Jaime Barbini, como reconocimiento al medio siglo de obra artística de este boyacense los días 3, 4 y 5 de diciembre con un bono de apoyo presencial.
“Mi papá tuvo una depresión grande, aunque solo le funcionaba la mano derecha, como podía él mismo se agredía, se pegaba en la cara, se hacía daño y pedía que lo dejaran morir, que lo dejaran descansar”, dijo a Boyacá Sie7e Días, su hijastra, quien añadió que en los últimos días no quería comer.