María Juliana Ospina Serrano, directora ejecutiva del Comité Colombiano de Productores de Acero de la Andi, hace un balance de cómo le fue al sector este año, de la capacidad de producción de las siderúrgicas en el país, de los retos para el 2022 y del anuncio de la venta de Acerías Paz del Río por parte de su principal accionista, el grupo brasileño Votorantim.
¿Qué balance deja este año para el sector del acero en Colombia?
Afortunadamente es un balance muy positivo y hemos sido una industria clave para la reactivación económica del país. Tenemos una industria siderúrgica nacional consolidada, lo cual se ve reflejado en cinco frentes.
¿Cuáles son esos cinco frentes?
El primero es la generación de empleo de calidad y muy calificado, con más de 45.000 empleos. El segundo es que hacemos transferencia de tecnología y fortalecimiento industrial: hemos invertido más de 620 millones de dólares en los últimos cinco años, y ahí incluimos la nueva planta de Ternium en Palmar de Varela, Atlántico, con una inversión de 100 millones de dólares y que entró en funcionamiento en plena pandemia.
¿Cuáles son los otros tres frentes?
El tercer argumento es que mejoramos constantemente los estándares y las prácticas de seguridad y medio ambiente, y hacemos grandes inversiones para cada día ser mucho más sustentables. El cuarto es que generamos un impacto positivo en la balanza comercial: ¿qué quiere decir eso?, que al tener una industria nacional consolidada dependemos mucho menos de las importaciones. Por último, el quinto aspecto es que tenemos una mejora en la seguridad de abastecimiento, ya que dependemos mucho menos de esos choques externos, no dependemos tanto del producto importado, pues al tener una industria consolidada soporta ese abastecimiento en más de un 65 por ciento.
¿Cómo ha estado la producción nacional de acero este año?
La producción nacional en el periodo enero-noviembre del 2021 ha crecido un 41 por ciento, la producción de acero para concreto, la varilla corrugada que es el principal producto nuestro. Esas son sin duda cifras históricas y cuando nos comparamos con el 2019, la producción nacional crece un 15 por ciento.
¿Ven ustedes que sea necesario ampliar las importaciones de acero ante el llamado de Camacol?
Definitivamente en el país no hay desabastecimiento de acero y no hay desabastecimiento porque hoy la producción nacional crece un 41 por ciento, pero, más aún, el mismo flujo del producto importado ha venido recuperando esos volúmenes.
¿Cuánto han crecido las importaciones?
A cifras oficiales a septiembre, las importaciones de acero crecen un 74 por ciento, eso quiere decir que la oferta de acero disponible en Colombia crece un 52 por ciento y eso ha permitido que el sector de la construcción llegue a cifras históricas récord. Si hubiera habido en algún momento desabastecimiento, los indicadores de la construcción no serían los que estamos viendo, y hubo un constante soporte para el crecimiento de las iniciaciones: hoy las iniciaciones de proyectos, que es donde hay consumo de acero y de otros materiales de construcción, a cifras oficiales de noviembre crecen un 38 por ciento, nuestra producción crece un 41, las importaciones crecen un 74 y la oferta disponible en el mercado crece más de un 52 por ciento, es decir, hay producto suficiente para seguir apostándole y apoyándole la reactivación económica al sector de la construcción.
¿Con cuántas toneladas termina la producción en Colombia este año y aproximadamente cuántos empleos?
Nosotros logramos mantener el cien por ciento de los empleos en pandemia y seguimos con esa línea, y se incrementan los empleos adicionales con la planta de Palmar de Varela, entonces el sector termina con alrededor de casi 50.000 empleos entre directos e indirectos, y vamos a terminar un año con más de un millón 400.000 toneladas de producción nacional y unas 300.000 toneladas de acero importando, lo que nos deja con una demanda de acero para concreto bastante importante, un año histórico por encima del 2020 y sobre todo por encima del 2019.
¿Cómo impacta al sector del acero en Colombia el anuncio de la venta de Acerías Paz del Río?
Entiendo que los compradores mantendrían como su misma estructura, entonces lo que veo es que es una oportunidad, todos los cambios son para bien y eso sería muy positivo para la industria. Es gente nueva, con renovación de dueños y esos cambios son necesarios.
¿Cómo ha venido Acerías Paz del Río?
Acerías Paz del Río es una compañía que viene muy bien, viene invirtiendo mucho capex (inversión que el negocio necesita para disponer de activos fijos necesarios para su actividad productiva) en renovación de activos y en inversiones para reconversión tecnológica, para cada vez ser mucho más competitiva y lo cierto es que este sector sí que ha demostrado que es competitivo en términos de productividad, porque frente a las grandes amenazas de estos gigantes asiáticos, como China y Turquía, ha hecho que esta industria cada día se vuelva mucho más competitiva, porque si no definitivamente nos sacan del mercado.
¿La llegada de nuevos dueños a Paz del Río podría representar algún riesgo para la empresa y para la generación de empleo en la región?
Yo realmente no le veo mayor riesgo y siento, por el contrario, que es una gran oportunidad para ellos como organización que se hubiera dado ese cambio de mando. No veo que haya riesgo en el empleo porque la empresa va muy bien, ha mostrado unos indicadores bastante sólidos y definitivamente para los próximos años se ve que va a haber una gran actividad de construcción, tanto de obras civiles como de edificación, lo que quiere decir que se va a seguir necesitando acero producido localmente. Mientras eso suceda y haya una muy buena demanda de acero en el país, esta industria va a tener una consolidación importante para los próximos años. Personalmente no les vería mayor riesgo a esos cambios de mando y a temas de despidos y demás, por el contrario, siento que es una industria que tiene mucho camino que recorrer y sobre todo con los planes de desarrollo que tiene el país. Lo que se viene hacia adelante, el metro de Bogotá, las vías 5G, le permiten a un sector como este seguir produciendo acero para abastecer la demanda de este insumo.
¿Cómo vislumbra el 2022 para el sector?
Nosotros lo vemos bastante positivo, porque cuando uno analiza todos los proyectos de infraestructura que se van a hacer y de alguna forma que ha habido algún rezago de ejecución en el 2021, eso nos permite que todo lo que no se ejecutó en el 2021 en obras civiles se vaya a ejecutar en el 2022.
Entonces vemos un consumo bastante importante, casi que muy parecido a lo que se consumió en el 2015, que fue uno de los años con mayor consumo de acero en la última década, por decirlo así, y eso definitivamente nos da muy buenas perspectivas.
En cuanto a la industria, nosotros tenemos una capacidad ociosa que podemos poner a operar inmediatamente y hemos pensado inclusive en prender plantas que en algún momento se tuvieron que parar por la falta de demanda de acero. Tenemos que entender un poco más el mercado cómo se va a comportar en el primer trimestre del 2022. Este año definitivamente fue un año muy bueno para la industria siderúrgica.