El papel que ha jugado Boyapaz en el fortalecimiento de la armonía en el occidente de Boyacá #LaEntrevista7días

La duitamense Karoll García Pineda, directora de la Corporación para el Desarrollo y la Paz del Occidente de Boyacá (Boyapaz), cuenta cuáles son los logros de esta entidad en estos cinco años de labores, qué planes se tienen a futuro, cuáles son las necesidades sociales que requieren mayor atención en esa región del departamento y qué rol ha cumplido el sector de la esmeralda colombiana en la misión de la organización que ella dirige, entre otros temas.

Karoll García Pineda, directora de la Corporación para el Desarrollo y la Paz del Occidente de Boyacá (Boyapaz). Foto: Cortesía Boyapaz

¿Cómo nació Boyapaz y cuál ha sido su propósito principal durante estos primeros cinco años de actividades?

Boyapaz nace en la conmemoración de los 25 años de la firma del Acuerdo de Paz, que se celebró en el Occidente de Boyacá en 1990, a través de un foro promovido por la Diócesis de Chiquinquirá, con representación y participación de personas de todas las parroquias de los municipios de la provincia. Se hicieron, además, unas mesas de trabajo, considerando diferentes aspectos del desarrollo humano integral sostenible.

Durante las conclusiones se hizo alusión a la existencia de los programas de desarrollo y paz en Colombia, y se definió que el occidente de Boyacá merecía y necesitaba uno de estos programas.

¿Qué son en concreto los programas de desarrollo y paz?

Los programas de desarrollo y paz son animados por entidades jurídicas, que tienen como propósito y función facilitar que un programa de esta índole exista en un territorio. Nacen en 1995, en el Magdalena Medio. Luego, la experiencia es replicada en muchos lugares de Colombia y son concebidos como iniciativas de la sociedad civil, que, en alianza con actores locales y regionales, promueven escenarios, mecanismos o acciones de desarrollo y paz, teniendo como eje el desarrollo humano integral sostenible entre hombres y mujeres que habitan el territorio.

¿Qué es el desarrollo humano integral sostenible?

Al ser los programas de desarrollo y paz iniciativas motivadas desde la Iglesia católica, se asume como pilar la doctrina social de la Iglesia, cuyo eje principal de desarrollo es la persona, el ser humano, y de ahí el énfasis de pensar el desarrollo humano integral en función del fortalecimiento de las capacidades y de las competencias de ciudadanos y ciudadanas presentes en la región, que sueñan con un mejor mañana.

¿Qué dimensiones aborda?

En pocas palabras, el desarrollo humano integral aborda todas las dimensiones de desarrollo en la persona: humanas, sociales, políticas, culturales y económicas.

¿Cuáles han sido algunos de los principales logros de Boyapaz durante estos primeros cinco años de actividades?

El primer logro fue definir las tres líneas de trabajo de Boyapaz de una manera muy estratégica y que empatan muy bien con la región. Estas son Asociatividad, Reconciliación e Incidencia.

Boyapaz contribuye a fortalecer el tejido social mediante la generación de una cultura de convivencia pacífica. Foto: Cortesía Boyapaz

¿Y después qué vino?

Un segundo resultado fue lograr congregar, en la misma creación de la entidad, una diversidad de actores que representan al sector empresarial, al sector comunitario y también a la Iglesia. Otro resultado es haber motivado en la región la esperanza de que las cosas puedan ser mejores desde los sueños e ideales que tienen las personas.

¿Cómo han hecho para que esos ideales se conviertan en realidad?

Hemos logrado promover, en varias veredas de los municipios de la provincia de Occidente, proyectos que tienen que ver con el desarrollo económico local, con la participación ciudadana y con el reconocimiento de los derechos y de los deberes de los ciudadanos, así como adelantar ejercicios de reconocimiento y valor de la memoria histórica en la construcción de paz.

¿Cómo se logra la consolidación de paz y cuáles son los actores que han intervenido en este proceso?

La consolidación de la paz es un ejercicio de largo aliento. Lo que la región ha podido hacer durante este tiempo es construir esa paz a la medida de los ciudadanos, de los pobladores. Cuando yo digo construcción de paz a la medida me refiero a cómo se suscitan espacios de reconciliación y de perdón, de valorar la vida por encima de todas las cosas y, desde ahí, se trazan los principios que le permiten a la región entender que este no es un ejercicio impuesto, sino que nace de cada una de las personas. Por eso este es un proceso rico, que permite fortalecer el territorio y lo lleva a no querer volver a lo que sucedía antes, sino mejor valorar todas estas acciones.

¿De qué forma esto se ve reflejado en el desarrollo de las comunidades?

Desde el ejercicio de la minería, que es uno de los ejes principales de la economía en la región, se derivan también otras actividades para descargar mucho peso que se le pone al sector, y es todo lo que se adelanta alrededor de los escenarios agrícolas y pecuarios, como los temas piscícolas, o el apoyo a productos como el café, el aguacate o el cacao, y ahora la perspectiva que hay en la región hacia el turismo. Así es como se construye paz, desde la capacidad y desde las posibilidades que tienen las comunidades.

La Corporación recientemente cumplió cinco años de actividades en la construcción de paz en el occidente de Boyacá. Foto: Cortesía Boyapaz

¿Cuál ha sido el rol del sector de la esmeralda colombiana en la misión de Boyapaz?

Ha sido muy importante, porque ha estado presente desde el día cero. De los nueve socios que tiene la corporación, dos de ellos representan el sector empresarial y al de la esmeralda colombiana, como son Esmeraldas Santa Rosa y la Asociación de Productores de Esmeraldas Colombianas (Aprecol), que son socios fundadores.

Estas organizaciones han comprendido muy bien cuál es la función del programa de desarrollo y paz en la región: ser un facilitador, un puente, entre comunidad e institucionalidad, entre el sector privado y la institucionalidad, entre las mismas comunidades, y que no es una entidad asistencialista, sino que, en cambio, sí genera espacios de diálogo, de concertación y de resolver dificultades de la mejor manera. En todo ello es donde el sector empresarial ha valorado mucho la presencia del programa en la región.

¿Quiénes son los otros socios?

Quisiera resaltar a los otros socios, de otros sectores, que también han contribuido en nuestro ejercicio, como Asocarrera, que está conformada por paneleros de Maripí; Funredagro, que es de cacaocultores; Asobarecol, que es de mineros tradicionales, y Asopaz, movimiento que reúne a los líderes constructores de la paz en el occidente de Boyacá. Resalto, además, la labor de la Diócesis de Chiquinquirá y de los padres dominicos en el ejercicio de acompañamiento.

¿Cuáles son las necesidades sociales de la comunidad del occidente de Boyacá en los que considera que se deben enfocar los esfuerzos de los sectores público y privado y de las organizaciones sociales para encaminar a la provincia hacia un desarrollo sostenible?

Desde el ejercicio de la incidencia hay que trabajar todavía mucho en los escenarios de participación. Participar significa estar presentes en las diferentes instancias de toma de decisiones que existen en los municipios, estar presentes en los diferentes momentos electorales y hacer ejercicios conscientes alrededor del voto. Hace unos tres años, por ejemplo, estuvimos haciendo unos diálogos programáticos con los candidatos a las alcaldías de cinco municipios: fue un ejercicio muy bonito, en el que las comunidades pudieron escuchar a todos los candidatos, no con el ánimo de persuadir a la población a tomar una decisión, sino para que estuvieran informados sobre las posiciones y propuestas.

¿Qué se está haciendo para ayudar a mejorar la calidad de vida de los habitantes de la región?

El otro desafío muy importante es estar en función de la generación de alternativas de ingresos, que le permitan a la comunidad mejorar su calidad de vida, porque esta es una región con muchas necesidades. Desde la línea de reconciliación, el desafío es enfatizar en temas relacionados con acompañamientos psicosociales que permitan tramitar las nuevas conflictividades, que son todas estas problemáticas relacionadas con el consumo de sustancias psicoactivas, alcoholismo, embarazo en preadolescentes, conflictos ambientales, etc.

Karoll García es ingeniera electrónica, con maestría en Gestión y Evaluación de Proyectos de Inversión. Foto: Cortesía Boyapaz

¿Y qué papel juega la mujer en este proceso?

De estos desafíos, quisiera valorar también el papel de la mujer, el empoderamiento que debe fortalecerse más en ella; hay que encaminarlo de una mejor manera, así como con los jóvenes. Tanto ellos, como los niños, están llamados a ser los protagonistas en todos estos ejercicios de acompañamiento y de inversión social.

¿Cuáles son los propósitos que tiene Boyapaz hacia futuro?

Uno de nuestros propósitos es tener una mayor cobertura geográfica, es decir, poder estar en los 15 municipios de la provincia, de una manera mucho más frecuente y efectiva. En estos cinco años de trabajo, nuestras labores han estado enfocadas especialmente en los municipios de Otanche, Muzo, Quípama, Maripí y San Pablo de Borbur. Tímidamente hemos llevado a cabo actividades en los otros municipios de la provincia, pero siempre enmarcando que cualquier estrategia está en función de aportarle a la región y a una provincia que quiere avanzar hacia su desarrollo económico y comunitario.

¿Y en el tema agropecuario?

Otro propósito es empezar a trabajar en una línea de acompañamiento a procesos de desarrollo rural, de manera directa con temas agropecuarios. Un desafío grande que viene son las próximas elecciones locales y que tiene que ver con la formación para los futuros concejales, los alcaldes y secretarios de despacho. Este es un ejercicio de capacitación para que la curva de aprendizaje cuando lleguen a los entes gubernamentales sea mucho más rápida y eficiente.