Escribir para aprender – Carlos David Martínez #ColumnistaInvitado

Columnista invitado Carlos David Martínez 100Es común para algunas personas suponer que la escritura es un proceso que facilita la transmisión de noticias, información, conocimiento, y, aunque eso es correcto, se suele hablar muy poco de la importancia de la escritura para el aprendizaje más allá de los entornos académicos.

Para hacer referencia a procesos de escritura resulta casi inevitable mencionar la importancia de la lectura, tanto que es usual que se hable de lecto-escritura, entendiendo la naturaleza casi indivisible de estas acciones.

A veces los colombianos nos damos palo injustamente por leer 1,5 libros al año en promedio, pero la verdad es que leemos mucho más de eso si contamos diferentes fuentes de textos adicionales a los literarios. El problema real no está en la cantidad de libros que leemos sino en su calidad.

Para motivar la escritura es viable pensar en diferentes estrategias. En el entorno familiar es clave el ejemplo que los padres dan a sus hijos, en términos de actividades de lecto-escritura, adicionalmente al acceso real a libros y textos de diferentes tipos.

Un error recurrente es el de sacralizar la escritura, por ejemplo, pensar que sólo algunas personas privilegiadas o con ciertos dones pueden escribir. Otra dificultad se ubica en el extremo de suponer que la escritura es algo natural para las personas, cuando realmente se requiere motivos, propósitos y muchas veces entrenamiento y un acompañamiento apropiado.

La escritura tiene un poder especial para agenciar cambios, si se piensa en términos jurídicos, por ejemplo, o en la interacción con actores políticos mediante la escritura de textos formales en estos ámbitos.

La escritura sirve para enseñar a otros, pero también sirve al escritor para aprender, y aunque esto pueda parecer paradójico, es más fácil de comprender si se piensa en términos de procesos y no sólo de resultados.

Incluso en las ciencias, una publicación puede ser refutada o matizada por otros, así su intención inicial hubiera sido la de comunicar; hoy es claro que el conocimiento se construye a través de comunidades científicas y de manera intersubjetiva.

También una publicación editorial puede servir a quien escribe para aclarar sus propias ideas y para construir conocimiento, no siempre se tendrá la pretensión de persuadir en términos absolutos, dar en el blanco no siempre se trata de ganar.

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