La directora ejecutiva del Comité Colombiano de Productores de Acero de la Andi, María Juliana Ospina Serrano, cuenta cómo le fue al sector siderúrgico en la primera mitad del año, por qué subió el precio del acero cerca del 50 por ciento, qué importancia tiene la industria siderúrgica para Boyacá y qué tan viable sería crear en el departamento una acería como PazdelRío para aprovechar los minerales de hierro, caliza y carbón metalúrgico.

¿Cómo le fue al sector del acero colombiano en el primer semestre de este año?
Nos fue muy bien, afortunadamente. El crecimiento de nuestra producción es un crecimiento de 53 por ciento, comparado con el periodo enero-junio del 2020. Eso es muy positivo porque hemos logrado soportar el crecimiento del sector de la construcción, que ha sido bastante dinámico tanto de edificaciones como de obras civiles.
¿Qué significan esas cifras para los acereros del país?
Es una fuerte recuperación de la producción nacional. Nosotros realmente estamos muy contentos con ese incremento del 53 por ciento en la producción, que nos permite respaldar el sector de la construcción con un acero hecho en Colombia, con producción nacional, con generación de empleo y con todo lo que lleva estar en unos buenos momentos de producción.
¿Qué inversiones ha hecho el sector para aumentar su capacidad instalada?
Una de las inversiones es la nueva planta de Ternium en Palmar de Varela, en el departamento del Atlántico, que le incrementa la capacidad al sector en un 33 por ciento. Esto nos ha permitido soportar con acero colombiano el buen momento del sector de la construcción.
¿Cómo ha sido la dinámica de las importaciones de acero?
En el 2020 las importaciones tuvieron una caída importante y no lograron recuperarse. Hoy, a cifras de enero a mayo, crecen un 45 por ciento, y de orígenes con los cuales no tenemos tratado de libre comercio crecen un 950 por ciento, entonces el mercado se ve abastecido tanto de producto nacional, como de producto importado, puesto que este comercio internacional se ha reconfigurado nuevamente.

¿Cómo avanza la vacunación contra el COVID-19 en la industria siderúrgica, para que la reactivación sea mayor?
Muy positivamente. El sector compró vacunas para todos sus empleados, que son entre 3.000 y 3.500 trabajadores. En algunas siderúrgicas ya van por la segunda dosis y esperamos que esta semana culmine ese esquema de vacunación y que nos permita seguir apostándole a la reactivación.
¿Ya se ha normalizado el suministro de oxígeno para la producción de acero, que estaba ocasionando parálisis en las plantas?
Tuvimos una coyuntura muy compleja en enero cuando fue el primer pico, pero ese pico como que nunca bajó y se extendió casi que hasta mayo. Nosotros tuvimos unos problemas porque nos redujeron el suministro de oxígeno líquido, y en nuestro proceso siderúrgico dependemos de ese suministro. En mayo se nos juntó el paro nacional y la reducción en el suministro de oxígeno y eso hizo que nuestra producción cayera, pero lo más complejo es que también cayeron los despachos, porque con el paro y los bloqueos no dejaban pasar el material. Sin embargo, ya se ha venido normalizando el suministro de oxígeno.
¿Tras superar esas complicaciones, sigue la reactivación del sector?
Todos esos impedimentos que afectaron nuestra producción normal ya fueron sobrepasados y hemos tenido unos meses muy buenos, como junio y julio que nos han permitido mostrar esos crecimientos. Inclusive estamos creciendo por encima del 2019, que eso es muy importante, porque el 2020 fue un año confuso, de mucha disrupción, pero al compararnos con el 2019 también estamos creciendo nuestra producción un 13 por ciento.
¿Por qué se han incrementado los precios del acero?
Esto obedece a una dinámica internacional, es un tema coyuntural que ha venido pasando detrás de unos fuertes incrementos en los costos de las principales materias primas para producir acero. La chatarra y el mineral de hierro han tenido unos incrementos en sus costos bastante significativos: estamos hablando de que el mineral de hierro ha tenido un incremento del 108 por ciento y la chatarra, del 92 por ciento, y esto ha tenido un efecto en los precios del producto final. Esos incrementos en los costos de las materias primas han hecho que el precio del producto final tenga un repunte.

¿De cuánto ha sido el incremento en el precio del acero en Colombia?
Si bien en Colombia el precio del acero se ha incrementado un 48 por ciento, ha sido mucho menor al de otros orígenes como Turquía y México, en donde los incrementos han sido muy por encima de lo que se ha experimentado en Colombia.
¿Por qué en Colombia ha sido menor el incremento del precio del acero con respecto a otros países productores?
Eso se debe a que nosotros tenemos una producción nacional y no dependemos tanto del producto importado.
¿Cuáles son las siderúrgicas que más producen acero en Colombia?
Las dos más grandes son Acerías PazdelRío y Gerdau – Diaco. Esas siderúrgicas son las que más producen acero en Colombia.
¿Cuál es la producción promedio anual de acero en el país?
Nosotros llegamos en el 2019 a una producción de casi 1,3 millones de toneladas de acero. Este año estaríamos llegando casi que a un millón 600.000 toneladas, es decir un crecimiento adicional cercano a las 400.000 toneladas. Esto es producto de la nueva planta de Ternium en Palmar de Varela, pero otra parte se debe a que las otras siderúrgicas han hecho inversiones y eficiencias para poder producir más, gracias al buen comportamiento de la demanda desde el segundo semestre del año pasado, que fue cuando todos los mercados se empezaron a recuperar y la demanda de acero se empezó a ver que crecía, porque en años anteriores veníamos estando muy débiles.
¿Las empresas están preparadas para aumentar aún más su producción de acero si la demanda sigue subiendo?
De necesitarse volver a poner a operar las plantas que tenemos paradas porque en años pasados la demanda fue muy baja, las podríamos volver a operar. Aquí existe la planta de Gerdau en Tocancipá, está el otro tren laminador del Grupo Siderúrgico Reyna, las eficiencias que ha hecho PazdelRío en su alto horno para darle mayor estabilidad a su producción, la producción adicional de la planta nueva de Ternium en Palmar de Varela y el reinicio de un horno eléctrico de la Siderúrgica de Occidente (Sidoc), la de Cali, que ese horno eléctrico en su momento se dejó de operar por la baja demanda de esos años.

¿En qué cantidad se podría incrementar la producción de acero en Colombia con esa capacidad instalada con que hoy cuenta las siderúrgicas?
Como estamos viendo una fuerte recuperación del sector, podríamos llegar adicionalmente, con lo de Ternium, a poder producir casi que un millón de toneladas más de acero y eso nos pondría en una producción de casi 2,6 millones de toneladas. Este año podríamos estar produciendo 1,6 millones de toneladas y el resto vendría de la puesta en operación de esas plantas que hoy no están operando por las circunstancias mencionadas anteriormente.
¿Es decir que el sector del acero colombiano sí tiene la capacidad para atender la demanda nacional?
Venimos creciendo en producción, en un 53 por ciento, y tenemos la capacidad. A veces es un poco frustrante ver que se cuestiona la capacidad del sector, pese a que esta ha sido una industria que ha producido acero por más de 70 años. Las plantas existen y habría que volverlas a prender, y cuando se prendan esas plantas, es empleo inmediato, mientras que, si se trata de importar acero de otros orígenes, les estamos entregando el empleo y la reactivación económica al producto importado, entonces sí es muy importante poder fortalecer la rama de la producción nacional.
¿Qué tan viable sería montar otra siderúrgica en Boyacá como la de PazdelRío, para aprovechar la materia prima del acero: mineral de hierro, caliza y carbón metalúrgico?
Yo creo que esa es una alternativa, lo que pasa es que hacer minería en este país es muy complejo, y más que eso nosotros hemos podido de alguna forma identificar o complementar esa proyección futura de producción, más que con mineral de hierro, con palanquilla (barra de acero fabricada a partir de acero crudo, que debe transformarse para su uso). Un buen año para Colombia de compra de chatarra normalmente oscila entre 1,2 millones y 1,3 millones de toneladas, entonces nosotros vemos que más que a través del mineral del hierro, por lo complejo que es hacer minería en Colombia, la forma más rápida de hacer la producción es detrás de la palanquilla, es decir, mantener la compra de chatarra y empezar a importar palanquilla. De hecho, el proceso en la planta de Ternium es a partir de la palanquilla: de ese semielaborado empieza su proceso de transformación hasta que llega al producto final de la varilla corrugada.
¿Qué le pide el sector siderúrgico al Gobierno nacional?
Cuando nosotros hemos identificado alguna distorsión en el mercado, hemos generado las alertas pertinentes para que se corrijan a través de los mecanismos que tiene el Ministerio de Comercio, llámense medidas de defensa comercial que se utilicen para corregir esas distorsiones y que haya igualdad de condiciones en el mercado. Nosotros buscamos fortalecer la industria nacional y que confíen en que Colombia, su industria siderúrgica, tiene la capacidad para abastecer la demanda de acero que hay en el territorio colombiano, y que no le demos ese buen momento al producto importado. Yo no tengo nada contra el producto importado, pero si lo podemos hacer localmente nos va mucho mejor.
¿Qué importancia tiene el sector siderúrgico en la economía de Boyacá y del país?
Nosotros del PIB industrial pesamos el 10,6 por ciento, junto con la cadena metalmecánica. En Boyacá somos una rama que pesa el 49 por ciento, según fuentes Dane del 2019, sobre la producción industrial del departamento. Es un peso bastante importante, ya que las industrias manufactureras pesan el 24,5 %; la fabricación de productos minerales, el 22 %, y nosotros como industrias básicas de hierro y acero estamos pesando un 49 %. Somos determinantes para el departamento y la historia de Boyacá se ha construido detrás de la producción de acero.