Los jóvenes con talentos extraordinarios, solo esperan una oportunidad para darle lustro a sus sueños y demostrar de qué están hechos.

Ese es el caso de Luis Felipe Camargo, un joven de 22 años nacido el 29 de junio de 1999 en la ciudad de Duitama Boyacá, en el seno de una familia de clase media que, en el techo de su cuna, le colgaban móviles de aviones para arrullarlo y entretenerlo, sin sospechar siquiera que esos juguetes voladores marcarían el norte de su vida.
Luis Felipe adelantó sus estudios de primaria y bachillerato en el Instituto Técnico Industrial Rafael Reyes y se graduó en el año 2015, con tan solo 16 años de edad. Viajó luego a Nueva Zelanda para aprender el idioma inglés, porque tenía claro que para convertirse en piloto debía dominar el idioma básico universal.
Dos años permaneció este boyacense en ese país y posteriormente, en el 2018, viajó a Estados Unidos para empezar la carrera en el Pan Am Flight Academy, en Kissimmee Florida, donde obtuvo los certificados para convertirse en piloto comercial.
Sin embargo, no tenía la edad, ni la experiencia suficiente para regresar a Colombia y aplicar a una aerolínea, así que la escuela le ofreció la oportunidad de ser instructor y en el 2020, con sus 20 años ya cumplidos, se graduó como profesor de vuelo y empezó a ganar experiencia en esta profesión en la que ha tenido la oportunidad de enseñar a muchos aficionados de diferentes países del mundo.
La llegada del COVID -19 ocasionó el cierre de los aeropuertos, por lo que en septiembre del 2020 fue notificado que la escuela no seguía más y también Colombia, la tierra de sus entrañas, había cerrado fronteras, noticia que desanimó a este joven, porque no podía seguir volando y tampoco tenía un lugar a donde ir a realizar sus sueños.
Pero Luis Felipe no se dio por vencido y tras haber conocido a un amigo que le ofreció quedarse con él en el estado de Texas, se radicó temporalmente allí, donde meses más tarde se le dio la oportunidad de volver a volar, convirtiéndose en tutor, pero esta vez en aviones de la compañía Cirrus.
Luis Felipe se empezó a especializar en un Cirrus Trining Center ubicado en Houston y luego de un fuerte entrenamiento ingresó como Training Center, Instructor de tan afamados aviones, un logro conseguido en tiempo récord, si se tiene en cuenta que son muy pocos los instructores que tienen la oportunidad de ser calificados específicamente para dar entrenamiento en estas aeronaves.
“Tengo la fortuna más grande que pueda tener un ser humano y es contar con el respaldo de mis padres y una hermana. Mi padre manejaba una tractomula y me llevaba con él a un sitio muy cerca al aeropuerto El Dorado donde empezó mi cercano romance con los aviones”, dice Felipe
“Ahora y con mucha disciplina y fe en Dios, me empeño en demostrar que hay una manera diferente de ver la aviación, donde empresarios o compañías puedan utilizar este tipo de aeroplanos como un nuevo medio de transporte para uso personal; en otras palabras, mi objetivo es promover la venta de estos aviones por medio de la instrucción», asegura el joven piloto.
“En la actualidad soy miembro de SAFE (The Society of Aviation and Flight Educators) igualmente en COPA (Cirrus Owners and Pilot Association) y mi anhelo es el de seguir ampliando mis conocimientos en este bello país donde están las oportunidades y ayudar a otros jóvenes, como yo, a cumplir el sueño de ser piloto», añade Luis Felipe, mientras su mirada se pierde, tal vez idealizando un mundo entre las nubes norteamericanas de donde no quiere bajar.
Aunque añora volver a su amada Colombia y visitar su entrañable Duitama, dice que los jóvenes de hoy están para hacer grandes conquistas y sabe que para él hay muchas oportunidades que solo se logran con esa misma persistencia, diciplina y dedicación con la que Luis Felipe ha podido cristalizar en tan corto tiempo su empeño.
Muchos éxitos para este osado piloto y que, en esos viajes a las nubes, pueda encontrar en cada estrella un nuevo resplandor para iluminar sus propósitos de vida.
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