La memorable Batalla del Puente de Boyacá el 7 de agosto de 1819

Hoy hace 202 años se realizó en el campo de Boyacá de la Provincia de Tunja, el enfrentamiento militar de gran importancia histórica para Colombia, entre los patriotas, insurgentes e independentistas, y los realistas, defensores de la monarquía española y del régimen colonial hispánico.

Desde hace cerca de 200 siglos se viene recreando la confrontación militar en el Puente de Boyacá

Fue la  Batalla de Boyacá,  con la  cual  se culminó la  Campaña  Libertadora de 1819,  realizada  en un  corto periodo de 77  días, desde  el  23 de  mayo,  cuando  el Libertador  Simón  Bolívar expuso  su plan militar en la  Aldea  de  Setenta,  a orillas  del río  Apure en  Venezuela, ante los  Jefes del  Ejército  Patriota, siguiendo un  itinerario  militar con numerosos  combates   en los Llanos de Casanare,  la  Cordillera de los  Andes y las  tierras  de la  Antigua  Provincia  de Tunja,  culminando  en el  Puente  de  Boyacá  el  7  de agosto  de 1819.

La consolidación definitiva de la República de Colombia en 1821, facilitó el desarrollo y triunfo de las Campañas de Venezuela, Quito, Perú, y Alto Perú que llevaron a la Independencia definitiva de las colonias americanas en relación con la Metrópoli Española.  Esta Batalla se convirtió en la piedra angular y palanca de la Independencia de Hispanoamérica.

El Ejército realista de la División III de la Nueva Granada estaba bien organizado.  En la Región Central que comprendía las Provincias de Tunja, Cundinamarca y Casanare, tenía un ejército con 4.000 soldados. En Santafé de Bogotá y en otras regiones del interior tenía otro ejercito   con 3.000 soldados.  En Sogamoso el Comandante Barreiro  reunió  alrededor  de 1.600 soldados  con buenos  uniformes, armas,  excelentes salarios y  buena  organización.

Contrario a lo anterior, el  Ejercito  patriota  estaba muy estropeado  por  tan penoso viaje  por los Llanos  y  el  paso  de los  Andes,  pero  con  los  anhelos   de  triunfar y  alcanzar  el poder para una nueva  organización  política,  con  ideas  de la Democracia  republicana,  para  el  gobierno  del pueblo.

En el Alto de San Lázaro   de Tunja, el Libertador Simón Bolívar y algunos Jefes del Estado Mayor, desde muy temprano observaron   los movimientos del Ejército realista.  Cuando se dieron cuenta que este Ejército tomaba el camino por el Puente de  Boyacá,   Bolívar ordenó a los  Generales  Santander y  Anzoátegui que marcharan  de inmediato  con las  tropas, con la  consigna   de detener el  avance del  Ejercito   realista  en  donde fuera  encontrado.  Se dio el toque de marcha   en todos los cuarteles, por  lo  cual  el  Ejército   Libertador  se  formó  en la plaza principal  de  Tunja.

El viaje hasta el  Puente  de  Boyacá  fue  de  cuatro horas ,  llegando  a la  Casa  de  Teja  en  el  Puente de  Boyacá  a las  2:00 de la  tarde.  El  Ejército  realista  que llegó a la Casa  de Teja al medio  día, estaba almorzando  en la planicie  del   cruce  de  caminos,  a  cuyo  fondo  se divisa  el  Puente  de   Boyacá.

Cada 7 de agosto se recuerda lo ocurrido aquel sábado de 1819 en el terreno en inmediaciones entre Tunja y Ventaquemada

A las  2:00  de la  tarde, la  vanguardia del  Ejército  patriota  encomendada  al  Capitán  Andrés Ibarra,   con  sus jinetes,  descendió del boquerón   de El  Tobal   y llegó hasta la  Casa  de  Teja y  sus  alrededores,  en  donde se encontraba la  Vanguardia  realista,   en  almuerzo  y  descanso.

El Coronel Francisco Jiménez, Jefe de la Vanguardia  Española, pensando   que  eran guerrillas patriotas para intranquilizarlos,  ordenó  que  una Compañía del Segundo de Numancia, comandada por  el  Coronel  Juan Tolrá, persiguiera a lo que también se creía era un  cuerpo de observación.  El día estaba nublado y poco se veía en los alrededores.

A las 2:30  de la  tarde del  día 7  de agosto, las dos  vanguardias luchaban  en  el   espacio  entre la  Casa de Teja y  el  río  Teatinos o  Boyacá.  El objetivo inmediato para las vanguardias realistas y patriota fue el Puente  de Boyacá:  su  defensa por los  realistas y la  búsqueda  del paso por los patriotas.  La realista en el sur y la patriota en el norte.

Cuenta la Historia militar que en las  horas  de la noche   del  siete  de   agosto,  después  del  triunfo   de  Boyacá y  de la  desbandada y huida acelerada  de  los  realistas, los   soldados  Pedro Pascasio  Martínez, niño   soldado,  natural  de   Belén  (Boyacá) y  el negro  José, encontraron  a dos oficiales españoles que estaban  ocultos   en una  cueva  debajo  de grandes piedras  cerca del  río.  Los soldados patriotas se  enfrentaron a los oficiales realistas, quienes  intentaron defenderse  con  sus espadas.

Uno de los  realistas  fue  muerto  por el negro  José, quien llevaba un  fusil  para el  ataque; y  el otro  recibió varias lanzadas  pero el  niño  soldado   Pedro Pascasio Martínez.

Cuando   el comandante Barreiro, líder de los realistas,  se vio  perdido, le ofreció al  soldado   niño  una  faja  con onzas de oro que llevaba en el  cinto, a cambio  de su libertad.  Así le dijo: “Yo  soy  el  Comandante Barreiro  … toma  y  suéltame”. Ante ello,  el  soldado   Pedro Pascasio  le ordenó: “Siga  adelante; si no lo  arreamos” y le  enristró de nuevo la lanza.   Este hecho de honradez y  de no  aceptar el  soborno  ha  sido  considerado  como un ejemplo para las juventudes colombianas.

Así mismo, el hecho de tomar prisionero al comandante español Barreiro, fue un acontecimiento que llevó a la derrota   definitiva de los españoles y al nacimiento de un nuevo Estado Nacional. Con Barreiro prisionero siguió la huida del virrey Sámano, de los oidores y de los principales  realistas  del  Nuevo Reino  de  Granada;  ello  señala  la  trascendencia  de  este hecho histórico.

El día 8 de agosto de 1819 en el municipio de Ventaquemada se firmó el boletín Número 4 del Ejército Libertador de la Nueva Granada, documento oficial sobre el acontecimiento de la Batalla de Boyacá, firmado por el General Carlos Soublette, jefe del Estado Mayor General y publicado el 15 de agosto en la Gaceta de Santafé de Bogotá.

*Por:  Javier Ocampo López
Presidente Academia Boyacense de Historia