Recientemente las principales compañías de tecnología han tenido que trabajar mucho por la privacidad de los datos, la ciberseguridad y la forma como se comparte la información, minimizando impactos en la distribución de contenidos violentos, falsos o que generen división entre usuarios de estos canales de comunicación.
Facebook compró Whatsapp en el 2014, desde entonces ha tenido que venir actualizando sus políticas de uso y privacidad de la aplicación.
Por otra parte otro mensajero es Telegram el cual fue lanzado en agosto de 2013, aplicación desarrollada por los hermanos Dúrov, de la marca Telegram FZ-LLC quienes también han tenido que trabajar fuertemente en protocolos de uso y privacidad, en el 2018 la empresa empezó a aplicar fuertemente sus políticas, cumpliendo con exigencias de la Unión Europea y recientemente en enero de este año, los datos almacenados en su política son solamente direcciones IP, número de teléfono, contactos y ajustes de perfil, razón por la cual muchos usuarios empezaron a confiar más en esta aplicación pues no se queda con la información personal de cada usuario (al menos es lo que argumentan).
La información privada es guardada con la cuenta de usuario (o ID). Los mensajes son enviados en los servidores descentralizados. Además de que los receptores cuentan con una clave de cifrado. Los mensajes enviados antes de 48 horas pueden ser borrados remotamente.
Whatsapp también ha hecho lo suyo para trabajar en las políticas de privacidad y uso de la aplicación, por eso en enero de 2021 pidió a los usuarios actualizar sus políticas desde del 8 de febrero, pues los términos de uso de su aplicación iban a cambiar y, para seguir utilizándola, sería necesario aceptar esas nuevas condiciones, millones de usuarios comenzaron a migrar a otras plataformas como Telegram y Signal.
Analistas de tecnología y expertos aseguraron que muchos usuarios interpretaron que las nuevas políticas de WhatsApp permitirían que la información personal se compartiera en Facebook, dueña de la aplicación de mensajería, esto provocó indignación, por eso WhatsApp se vio obligada a aclarar que el cambio “no afecta a la privacidad de los mensajes de ninguna manera” y a retrasar del 8 de febrero al 15 de mayo la entrada en vigor de los nuevos términos de servicio.
Lo curioso es que esta situación le significó a Telegram más de 25 millones de nuevos usuarios.