Algunos pensadores afirman que la crianza es un fenómeno político y que por lo tanto muchos temas relacionados deberían tratarse de manera pública. Por otra parte, están quienes consideran que se debe reservar la intimidad de algunas prácticas precisamente a la privacidad del hogar.
Aunque la etimología en la palabra economía nos remite a las reglas (Nomos) que rigen la administración del hogar (Oikos), no es viable pensar la dinámica económica de un país como la de una casa. De manera análoga, no resulta muy pertinente extrapolar las relaciones políticas al interior de una familia, con las relaciones políticas entre gobernantes y gobernados.
A pesar de esta realidad, podemos hacer algunos análisis interesantes tomando lo que nos dice el conocimiento científico en algunos de estos campos y haciendo comparaciones.
Algunos analistas políticos hacen reflexiones psicológicas, algunas veces muy acertadas, para tratar de comprender la “dependencia” de los colombianos a ciertas figuras políticas. Por ejemplo, con la ausencia de la figura paterna (o la presencia de alguien maltratador) se intenta explicar esa suerte de apego por los líderes o los caudillos autoritarios. Ya explicaba Weber que la legitimidad del poder por el carisma del líder es síntoma de una democracia premoderna.
Leyendo a Daniel Siegel y Tina Payne Bryson, quienes sugieren que, al momento de disciplinar a los niños, es importante que los padres se pregunten sobre el porqué de un comportamiento que resulta molesto; aunque no existen fórmulas mágicas (ni en la crianza, ni en la política), esta estrategia ayuda a recordar y entender lo que necesitan los menores.
Si a la pregunta sobre el porqué de un comportamiento inconveniente la respuesta alude a que “el niño es malo” muy seguramente el castigo puede ser severo, pero si entendemos que el comportamiento se debe a que es en el hogar donde el menor se expresa con confianza, que requiere apoyo, etcétera, muy seguramente la disciplina no requerirá de un castigo.
Hoy me cuestiono frente a las protestas de tantos jóvenes en diferentes regiones: si al preguntarnos sobre el por qué prima la hipótesis de las necesidades sentidas de las comunidades o si aún persisten las ideas que apuntan a planes perversos. Muy seguramente ambas situaciones se pueden dar, pero ojalá que no dejemos de preguntarnos.