Homenaje a Julio Flórez – Fabio José Saavedra Corredor #Columnista7días

Tener un día la fortuna de entrar al universo poético del “Divino” Julio Flórez, es disfrutar el encantador juego de las palabras y sus versos, es emprender una travesía subidos en un frágil velero, mecido por el oleaje embravecido de una tormenta de sentimientos, su poesía se vierte entre las páginas de un libro o acompañada por las notas melancólicas de una guitarra y llorando un reclamo o un desconsuelo.

Tú no sabes amar

Poema de Julio Flórez (fragmento)

¿Acaso intentas darme calor con tu mirada triste?

El amor nada vale sin tormentas,

¡Sin tempestades el amor no existe!

 

Y sin embargo, ¿dices que me amas?

No, no es el amor lo que hacia mí te mueve:

el amor es un sol hecho de llamas,

y en los soles jamás cuaja la nieve.  

 

En la fuente de sus versos se bebe la sinceridad espontánea de un alma que contenida gime en una lágrima, negándose a ser mensajera de penas, su obra despierta aflicciones y sinsabores desconocidos, a todo aquel que la vida le abre la puerta, para que se hunda en el manantial de sus congojas.

En los sentidos poemas del “Divino” Flórez, el lector se pierde en el fantástico paisaje de un reclamo sin ofensa, despertando culpabilidad y compasión en el lector o el oyente, allí el amor se nutre de dolor y decepciones impregnadas por el aroma de la naturaleza.

Flores negras

Poema de Julio Flórez (fragmento)

Oye: bajo las ruinas de mis pasiones,

y en el fondo de esta alma que ya no alegras,

entre polvos de sueños y de ilusiones

yacen entumecidas mis flores negras

 

Ellas son el recuerdo de aquellas horas

en que presa en mis brazos te adormecías,

mientras yo suspiraba por las auroras de tus ojos,

auroras que no eran mías.

Entrar al tejido poético del bardo, una noche oscura de invierno, cargando en el alma tristezas, es envolverse en la telaraña angustiante de la víctima buscando la muerte, como subir a la incertidumbre de la cuerda floja y caminar agarrados del equilibrio que regala la pértiga, sabiendo que con un paso en falso, el vacío de la fosa nos espera en cualquier momento, similar a la gota de una lágrima trémula, que ineluctable se estrella en el pavimento y su vida se evapora.

La araña

Poema de Julio Flórez (fragmento)

Entre las hojas de laurel marchitas de la corona vieja,

que en lo alto de mi lecho suspendida

un triunfo no alcanzado me recuerda.

Una araña ha formado su lóbrega vivienda

con hilos temblorosos más blancos que la seda,

donde aguarda a las moscas haciendo centinela,

a las moscas incautas que allí prisión encuentran

y que la araña chupa con ansiedad suprema.

Leer su obra es adentrarse en el universo sin tiempo de las voces del corazón, de las pasiones y los afectos, es volar en un espacio eterno, es la bondad de la vida prevaleciendo sobre la huesuda muerte.

En sus versos el poeta imprimió sus huellas por siempre, para que un día los ojos desilusionados de un amante se detengan a beber decepciones o nuevas ilusiones en ellos.

Todo nos llega tarde

Poema de Julio Flórez (fragmento)

Todo nos llega tarde… ¡hasta la muerte!

Nunca se satisface ni alcanza

la dulce posesión de una esperanza

cuando el deseo acósanos más fuerte.

Todo puede llegar:

pero se advierte que todo llega tarde:

la bonanza, después de la tragedia:

la alabanza cuando ya está la inspiración inerte.

Perderse entre los versos del “Divino” Flórez es saturarse de sensaciones que conmueven, en él se percibe el sentimiento espontáneo, sin arabescos, como un manto encantador de palabras entrelazadas, que seducen irremediablemente, con la voz de los que nunca mueren.

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