Recientemente el gobierno nacional, a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, le informó al Tribunal Administrativo de Boyacá que, en cumplimiento de lo ordenado por la Ley de Páramos (Ley 1930 de 2018), y de varios fallos judiciales, las entidades del Estado han avanzado en tres borradores de resolución dirigidos a procurar un manejo sostenible de este ecosistema.
Los borradores hacen referencia a tres aspectos claves dentro de la instrucción de diseñar y poner en marcha, de manera concertada con las comunidades, “los programas, planes y proyectos de reconversión o sustitución de actividades prohibidas” que hayan quedado en su interior. Entre tales actividades están la explotación minera, así como la ganadería y la agricultura extensivas.
Para regular el quehacer de estos renglones económicos, los proyectos de resolución trabajados por los ministerios de Ambiente, Agricultura y Minas están orientados determinar cómo se puede subsistir de la tierra en los páramos, cómo se hará el desmonte de la minería y en qué condiciones se desempeñarán los gestores de páramos.
Uno de los borradores es el que define los lineamientos para el desarrollo de actividades agropecuarias de bajo impacto y ambientalmente sostenibles en los páramos. Frente al mismo surgen varios interrogantes. ¿Cómo garantizar que las “actividades agropecuarias de bajo impacto” le generen recursos suficientes y dignos a quiénes por décadas han coexistido con los páramos?
Y no hablo de los adinerados que alquilan o tienen grandes extensiones de tierra en la alta montaña para cultivar papa o de quienes sueltan, sin control, sus rebaños de ovejas en áreas protegidas y al mismo tiempo enarbolan las banderas de la conservación. Algunos ni siquiera viven en el páramo, pero curiosamente se oponen a la delimitación.
Hablo del productor rural que subsiste de lo que su parcela le provee, que es consciente de la importancia de cuidar el agua, los frailejones y los osos, pero para quien aún no está claro cómo podrá beneficiarse del ecoturismo, del biocomercio o de los mercados verdes o cómo pondrá implementar abonos naturales o bioinsumos en sus cultivos.
Esperamos que los escenarios de participación programados por el Ministerio de Ambiente, a través de Pisba Avanza, y las fases previas a la delimitación, permitan poner sobre la mesa sus preocupaciones y garantizar el efectivo acompañamiento de las instituciones, incluida la academia, los centros de investigación, los gremios y los expertos en cada una de estas materias.
Solo de esta manera se asegurará que el tradicional habitante del páramo pueda permanecer con tranquilidad en su territorio, aportar en el cuidado y protección de los depósitos de agua y conservar su condición de campesino en lugar de verlo desplazado, deambulando por las ciudades o empleándose en oficios indignos para medio alimentar a su familia.
Para ampliar lo acá expuesto, los invito a consultar nuestro informe titulado ¿En qué va la delimitación del páramo de Pisba?