Me corresponde escribir hoy esta columna casi que, en primera persona, porque se trata de hablar de un hijo de mis entrañas; sin embargo, espero simplificar en mi reflexión el sentir de una comunidad que hoy celebra las bodas de plata de un matrimonio levantado con amor, en medio de las dificultades.
¿Cómo no hacer respetuoso uso de estos espacios que hoy nos otorgó la Divina Providencia para celebrar un año más de vida de un poblado que nació del interés por darle vida digna a los cultores de Duitama y Boyacá?
Y cómo no referirme a este terruño de mis amores donde se han sembrado tantos sueños, la gran mayoría en tierra fértil y otros que, como lo describe Mateo (13,24-30) en las sagradas escrituras: “El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó”.
Pueblito Boyacense es el nombre con el que bautizamos este sano propósito, germinado en medio de los desaforados insomnios de la noche y que en su momento se catalogó como una idea loca salida de todo contexto, principalmente porque no fueron los recursos privados, ni de grandes inversionistas los que permitieron la edificación de este poblado, sino los recursos públicos, los de cada aspirante y un crédito con el banco popular, los que dieron soporte financiero a la construcción de la quijotesca propuesta.
Proporcionar vida digna a los artistas y crear para ellos espacios convenientes para el mercadeo de sus productos y manifestaciones fue uno de los tantos objetivos que quedaron consignados en cartillas y publicaciones de la época y que hoy soportan la tan mencionada “filosofía” de Pueblito Boyacense, convertida en cimiento verdadero de un proyecto llevado a la realidad.
Las dificultades propias de las ideas ambiciosas no se hicieron esperar y se tuvo que vencer muchos “molinos de viento” para llegar a cristalizar la propuesta y colocar la primera piedra aquel 27 de julio de 1996 con ocasión de los cumpleaños de Duitama y la conmemoración de una edición más de la «Semana Internacional de la Cultura Bolivariana y los Países Hermanos”.
Aquella tarde de radiante sol, el lote que se había logrado para construir el proyecto y que era de propiedad de la familia Picaron de Duitama con quien habíamos establecido estrecha relación por la tutoría artística que prestábamos a su pequeña hija Sandra Esmeralda Rivera Piracón, se engalanó con las banderas de Colombia, Boyacá y Duitama y en uno de sus altos donde hoy se encuentra el área destinada a la hostería de Pueblito, se hizo un improvisado pedestal en concreto y sobre él, se adosó una placa que decía “Aquí se construirá el programa socio – cultural Pueblito Boyacense”.
En medio de lágrimas y emocionados discursos, monseñor Calos Prada San miguel (q.e.p.d), bendijo el cercado y ese momento protocolario quedó grabado en los anales de la reciente historia, tomando como referencia aquella fecha para conmemorar, a partir de ese momento, los años de vida que hoy tiene el poblado.
La del 27 de julio de 1996 fue una larga tertulia animada por los instrumentos de quienes anhelaban tener una vivienda en el ensoñador paraje y ni el frio, ni las tinieblas fueron óbice para celebrar, a pulmón henchido, la iniciación de tan sufrido proyecto, porque haber llegado hasta ese punto, era el primer triunfo de una dura batalla en contra de aquel “enemigo» que como el de la parábola de Jesús, sembró cizaña en medio del trigo y emprendió la huida”.
Imagínense Ustedes, pretender hacer un Pueblo con vida propia para que en él habitaran los artistas y cultores, como si se tratara de una república independiente con sus propias leyes y doctrinas. Era algo que se salía del entendimiento y en especial de los cálculos de los políticos que no aceptaban que el alcalde del momento Héctor Julio Becerra Ruiz, hubiera dado respaldo a tan “descabellado propósito”.
Sin embargo, como dice el himno en una de sus estrofas “cesó la horrible noche” y Pueblito se inició a construir, sin sospechar si quiera que vendrían otras dificultades tal vez más peligrosas que la misma “cizaña” y que pondrían en inminente riesgo la continuidad de este sueño. Menciónalas una a una resulta además de tormentoso, inútil, porque Pueblito logró superar todos los apuros y llegó al punto de partida para iniciar luego una dinámica que, aunque tampoco ha sido fácil, sí ha proporcionado bellos instantes a quienes han permanecido de pie como el roble, dando sombra a tantas iniciativas que poco a poco se abren camino.
Hablar siempre en positivo es una de las tantas lecciones que he aprendido de la vida; sin embargo, hago referencia a la parábola de la biblia donde se menciona la «cizaña» solo por enterar a quienes recientemente han hecho su arribo a Pueblito, tal vez con otras expectativas diferentes a las de aquellos osados colonizadores, sobre los titánicos esfuerzos que se han tenido que hacer para poder disfrutar hoy de este icónico lugar y la briega que significó su cristalización; porque las cosas que se logran con tanto brío son más valederas que aquellas que se tienen de un momento a otro en medio del relax y el confort.
Pueblito Boyacense ha conseguido varios de sus designios primarios: 1- lograr la construcción de las réplicas de los que, en su momento, eran considerados como los pueblos más lindos de Boyacá y por eso allí las emulaciones de Villa de Leyva, Tibasosa, Tenza, El Cocuy, Sáchica, Monguí y Ráquira. Esto por supuesto gracias al entusiasmo de sus habitantes que han hecho importantes inversiones para poner sus viviendas a tono de lo consagrado en la cartilla arquitectónica y al aporte de entidades públicas como algunas administraciones de Duitama y otras de la gobernación de Boyacá quienes han hecho importantes inversiones para consolidar su etapa física y arquitectónica, especialmente en las áreas comunes.
2- Consolidar una oferta hotelera, cultural, turística y gastronómica para convertirla en el eje central del desarrollo de Pueblito y la transformación económica de sus moradores, quienes, basados en el establecimiento de la oferta y la demanda, alcanzan sus metas individuales para llevar una vida digna basada en la explotación óptima de su talento transformado hoy en oferta de servicios.
3- Tener reconocimiento regional, nacional y extranjero como destino turístico y cultural, propósito que también se ha venido cristalizando hasta el punto de ostentar dos declaratorias: una local y otra regional como patrimonio turístico y cultural de Duitama y Boyacá, sumado a la visita de millones de turistas que durante las épocas de semana santa, puentes festivos y fin de año atiborran con su presencia en lugar.
Pudiera decir que en estos tres puntos Pueblito ha logrado sus objetivos planteados desde 1992 cuando la quimera empezó a florecer y a andar el sendero por los que caminan aquellos anhelos que se niegan a convertirse en letra muerta sobre el papel, porque si bien es cierto la fecha del 27 de julio de 1996 se ha tomado como referente para la celebración de su aniversario, la audaz idea data desde 1992 aproximadamente.
Hoy y para abreviar la historia, que seguramente pronto estará con “pelos y señales” en una publicación, pero de la cual han hecho referencia importantes historiadores y periodistas como la reciente divulgación del exalcalde de Duitama en su libro “Duitama es nuestra bandera”, Pueblito es el gran referido de los sitios o parques temáticos del país, toda vez que los expertos lo seleccionan en el catálogo de los destinos turísticos preferidos por los colombianos y extranjeros que llegan allí y no escatiman elogio alguno para definir la experiencia de su grata visita hasta el punto de compararlo con el tradicional “Pueblito Paisa”, determinando su superioridad, que aunque nunca ha sido la intención, si deja un punto muy alto para seguir trabajando sin pausa en pos del mejoramiento de procesos y procedimientos para lograr algún día ponerlo al tenor de los grandes destinos del mundo.
Pero para que esto ocurra se requiere acometer con mucha urgencia varias tareas, antes que el calor del momento termine por “ahogar el trigo sembrado en tierra buena”, o algunos de sus moradores impongan su capricho y lo conviertan en un barrio más de casas bonitas y le castren el alma, cual es su verdadera filosofía.
Urge la creación de una organización no gubernamental donde se refugien los sanos propósitos e ideología de Pueblito y con ella desarrollar un plan de acción con objetivos claros a corto, mediano y largo plazo orientados por premisas de carácter técnico, donde solo hay espacio para la proyección de programas y proyectos con los que se puedan permear los nichos regionales, nacionales y extranjeros para atraer recursos que condesciendan grandes inversiones en lo cultural, turístico y patrimonial.
Es necesario también que las futuras administraciones de Duitama y el departamento articulen de una vez por todas los objetivos y metas de sus planes de desarrollo con Pueblito Boyacense para recoger en una misma intención los esbozos que puedan consolidar a Duitama y la región de manera contundente y sin aguas tibias en materia turística, cultural y patrimonial, convirtiendo a Pueblito en pulmón articulador de la economía sin chimeneas, con beneficios para todos.
No menos importante es la organización y reglamentación interna de Pueblito que debe dejar de ser catalogado como un barrio con gobernanza de propiedad horizontal, para ir más allá y encontrar esa brújula inventada desde el momento mismo cuando surgió la idea, pero refundida entre caprichos, apetitos y posiciones ambiguas que para nada le hacen bien a un proyecto de las magnitudes de Pueblito Boyacense y que merecen tener las futuras generaciones como herencia para proyectar sueños de progreso individual y colectivo.
Pueblito cuenta con un importante capital de recurso humano, y entre sus moradores se encuentran personas con un alto sentido de la solidaridad. Profesionales con certificada trayectoria a quienes les corresponde hacer un frente común de idearios orientados por la lógica, el respeto y el conocimiento. Esta fortaleza unida a la de los nóveles profesionales y el apoyo del aparato público, tanto local como regional, nacional y extranjero deben ser el eje sobre el cual se direccionen todas las acciones para propiciar futuros esperanzadores y la sostenibilidad en el tiempo de las altruistas maquinaciones con los que fue creado este atractivo cultural, patrimonial y turístico.
Si bien las cosas domésticas y cotidianas son importantes, mucho más preponderantes deben ser los proyectos e idearios de grandes proporciones, porque solamente ellos garantizan larga vida, evolución, progreso, perfeccionamiento, mejora, impulso y adelanto a las comunidades. Lo demás es solo recabar sobre lo mismo, como el automóvil enterrado en el lodo que entre más se chancletea más se hunde y menos posibilidades tiene de levantar el vuelo, por eso hay que tomar decisiones prontas ya que las oportunidades llegan y el que lo piensa dos veces pierde.
Si contamos entonces la memorable fecha del 27 de julio de 1996 y la señalamos como punto de partida del nacimiento de Pueblito, podemos afirmar sin especulaciones que Pueblito cumple mañana martes 27 de julio de 2021, 25 años de vida institucional y celebra sus atesoradas bodas de plata.
Las bodas de plata es el primer aniversario que se suele celebrar por todo lo grande en la familia con amigos y personas más cercanas, esto debido a que son 25 años conviviendo juntos, aprendiendo a compartir la vida, experimentado la diversidad del pensamiento y entendiendo que los anhelos son más próximos cuando los hacemos colectivos y no individuales.
Feliz cumpleaños mi amado Pueblito y que el mismo Dios, que permitió tu nacimiento, permita alcanzar cada lucero que pacientemente espera por ti en el firmamento.