En la década de 1990 se repetía en Colombia con mucha frecuencia que aprender otros idiomas debía ser un imperativo si queríamos ser competitivos en el escenario de un mundo globalizado. Actualmente, varios expertos concuerdan en que la competencia del futuro, mejor dicho, que algo que todos deberíamos aprender, es la programación de software.
En el contexto de finales del siglo XX era un común denominador en la introducción de una gran cantidad de libros publicados en esa época iniciar haciendo referencia al fenómeno de la globalización como una característica propia de la sociedad de ese momento.
En la actualidad, el discurso con el que se inicia la contextualización de muchos temas es el de la cuarta revolución industrial (algunos incluso hablan de la quinta), otros llegan a afirmar que estamos experimentando la transición de una era industrial a una era de datos.
Una situación interesante que experimentamos en muchos países es un marcado interés por parte de los empresarios, en general, por el desarrollo de las habilidades blandas en sus trabajadores o colaboradores.
Los departamentos de gestión humana y los gerentes contemporáneos dan cada vez más importancia a las competencias relacionadas con la inteligencia emocional, el liderazgo, el trabajo en equipo, la toma de decisiones, la multiculturalidad, la comunicación, entre otras habilidades blandas que, además de potencializar las habilidades duras, moldean escenarios individuales y grupales de altos niveles de competitividad.
De cualquier manera, aprender otros idiomas sigue marcando un elemento diferenciador importante en el ámbito profesional, en el contexto colombiano el salario de un profesional bilingüe puede llegar a duplicar el de uno monolingüe. Aprender a programar software ciertamente también es y será una competencia clave para muchos cargos en diferentes niveles administrativos.
Puede resultar reduccionista pensar en que se debe desarrollar una competencia u otra, ciertamente quienes desarrollan software para compañías multinacionales muy seguramente manejarán varios idiomas.
Otras tendencias educativas a las cuales podríamos hacer alusión tienen que ver con los procesos de certificación de competencias mediante insignias, de cualquier manera, brindando opciones diferentes a los títulos de pregrado convencionales.
Si bien pareciera que la sociedad en general esta perdiendo la fe en la educación institucional convencional, tal vez por deficiencias en el poder adquisitivo, lo que dificulta el acceso, más que por convicción, en Colombia los títulos y las certificaciones aún marcan una diferencia salarial significativa en el mercado laboral.