[Infografía] La pandemia multiplicó el hambre en el mundo

En el mundo, 155 millones de personas viven en inseguridad alimentaria, lo que significa unos 20 millones más que en el 2020, mientras que dos de cada tres de estas personas pasan hambre a causa de la guerra y los conflictos en sus países.

Con información de la Agencia EFE

El número de personas que sufre inseguridad alimentaria y nutricional durante el período de carestía de alimentos en el Sahel -que este año tiene lugar de junio a agosto- se ha duplicado e incluso triplicado entre el 2019 y el 2021 en los países de la región afectados por los conflictos, advirtió hoy Oxfam.

«El número de personas que sufre inseguridad alimentaria y nutricional ha aumentado un 317 % en Burkina Faso, un 178 % en Chad, un 159 % en Nigeria, un 136 % en Mali y un 97 % en Níger», indicó la ONG en un nuevo informe titulado ‘El virus del hambre se propaga’ .

Esos porcentajes se basan en proyecciones sobre la cantidad de personas que padecerán este año el periodo de carestía, es decir, cuando se acaban las reservas de las cosechas recogidas el año anterior al final de la época de lluvias, que va de mayo a septiembre.

«En el Sahel y la República Centroafricana, 17,4 millones de personas viven ahora en crisis de inseguridad alimentaria o peor, 6,6 millones más que el año pasado», señaló la organización humanitaria en un comunicado.

«El tiempo se acaba. Hemos entrado en la época de escasez y se avecina una gran crisis alimentaria por segundo año consecutivo, con un número de personas hambrientas que probablemente superará los 27 millones en África occidental en agosto», de las que 22 millones están en el Sahel, advirtió la directora regional de Oxfam en África occidental, Assalama Dawalak Sidi.

Para Oxfam, se trata de «una situación sin precedentes» debido al cóctel denominado «triple C» compuesto por los conflictos, la COVID-19 y la crisis climática.

«Las familias desplazadas son acogidas por comunidades que ya tienen dificultades para alimentarse. Los servicios sociales y la asistencia humanitaria se ven interrumpidos por la inseguridad», apuntó Sidi.

«Se trata de una crisis importante que requiere apoyo urgente para salvar vidas», añadió al señalar que los gobiernos deben atender «urgentemente» las necesidades básicas de la población y garantizar el acceso seguro de las agencias de ayuda, mientras que los donantes deben financiar «inmediata y totalmente el llamamiento humanitario de la ONU para ayudar a salvar vidas ahora».

Los países y regiones más afectados por la inseguridad alimentaria son aquellos directamente golpeados por los conflictos.

Se trata de la región de las tres fronteras entre Mali, Burkina Faso y Níger, y la región de la cuenca del lago Chad, en la frontera entre Nigeria, Níger, Chad y Camerún; donde se producen desplazamientos masivos de población que huye de la violencia y deja atrás sus campos, ganados, viviendas y otros medios de subsistencia.

Las medidas contra la pandemia de COVID-19  también han afectado a la seguridad alimentaria con el aumento de los precios de los alimentos, las interrupciones en la cadena de suministro, la pérdida de ingresos y empleo o la reducción de las prestaciones sociales, como la cobertura de los servicios de nutrición, que durante los primeros meses de pandemia se redujo en un 30 % en el Sahel.

El cambio climático en la región, donde son más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos, como sequías e inundaciones, también incide en la seguridad alimentaria en el Sahel y «puede exacerbar las vulnerabilidades existentes», remarcó la ONG.

Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la frecuencia de las grandes inundaciones en el Sahel ha aumentado en un 180 % entre 2015 y 2020.