El Itboy, Tunja y Socotá están de luto por la partida de Sergio Ojeda Gómez

Sergio Ojeda Gómez, había nacido en Socotá el 8 de octubre de 1960 y falleció este lunes a las 10:40 de la mañana, tras luchar contra el COVID-19 durante siete días en la Clínica María Josefa Canelones, en Tunja, precisamente la ciudad donde desde muy joven comenzó a construir su historia en torno a labores en favor de la sociedad boyacense.

Sergio Ojeda Gómez, tenía 60 años y será recordado por su entrega diaria a sus labores y apoyo a los demás. Falleció de COVID 19 tras siete días hospitalizado en la clínica Josefa Canelones. Foto: Archivo Particular

Era el segundo de los cuatro hijos de Sergio Ojeda Ojeda, un exempleado de la Contraloría y de la señora Aura Victoria Gómez de Ojeda. La mayor era Aura, quien falleció en el 2015 y el siguiente era Sergio, que acaba de fallecer, por lo que apenas sobreviven Jorge (reconocido empresario y periodista de Tunja) y el menor William Germán Ojeda Gómez, el distinguido médico quien vive en Bruselas, donde además de trabaja en el principal hospital de la capital de Bélgica, donde tiene una empresa de salud.

Sergio era bachiller técnico del Inem, de donde egresó en 1979 y tras una aplaudida vida laboral decidió estudiar derecho obteniendo su título en la Universidad de Boyacá el 22 de abril de 2005 como abogado. Estaba casado con Leonor Galindo y padre de dos abogados: César Augusto Ojeda, que fue secretario de la Gobernación y asesor de Coljuegos, entre otros cargos y de Daniela, que terminó sus estudios de derecho y está terminando su especialización.

Trabajó como operador de la máquina Skoda del Cuerpo de Bombero de Tunja, hizo parte del grupo motorizado G7 que junto con Samuel Malagón Bravo y Alberto Pedreros entre otros, quienes fueron fundamentales en la creación y desarrollo del cuerpo de bomberos de Tunja.

Era el trabajador más antiguo del Instituto de Tránsito de Boyacá (Itboy) donde llevaba 40 años de servicios: allí fundó la escuela de conducción y fue su director por varios años. Él mismo y otros compañeros enseñaron a conducir a cientos de boyacenses. Además, era el delegado de tránsito de Boyacá, fue una autoridad en materia de seguridad vial para este departamento.

“Otra de sus pasiones era la radio. Eran radioaficionados y crearon la asociación boyacense de radioaficionados; siendo técnico electrónico, por allá en 1979, luego de graduarse con la especialidad de electrónica en un sencillo taller de electrónica en el icónico Barrio Hunza comenzó a fabricar unas pequeñas emisoras en AM. le gustaba ir a los cerros a instalar sus antenas y emitir desde allá y por ejemplo la Voz de Socotá, la construyó él y me llevaba a hacer pruebas y me dejaba encargado del micrófono, fue ahí donde nació mi afición por la radio”, recuerda Jorge, su hermano.

Además añade que durante esta pandemia su hermano ejerció su cargo desde su casa, extremó todas las medidas de bioseguridad, había recibido las dos vacunas de Pfizer y nadie nos explica cómo estando aislado, se contagió de COVID, virus que finalmente lo llevó a la muerte.

Su condición de atleta le generó una enorme disciplina, su vida la construyó a puro pulso, disciplina y constancia. Por allá en los 80, fue uno de los deportistas distinguidos de la capital boyacense y mantenía su disciplina y constancia por el ejercicio.

“Fue algo demasiado duro, lo metieron en bolsas herméticas, lo entregaron a la Funeraria y lo llevaron hasta el cementerio Jardines de Santa Isabel, escoltado por varios de sus familiares que lo único que pudimos hacer fue echarle pito cuando ingresó al cementerio, para aguardar su turno de cremación. Aún no sabemos ni cuándo nos entregarán sus cenizas y por ende no tenemos aún una fecha y hora de una eucaristía, pero la transmitiremos por Facebook Live y ya estaremos avisando a familiares y amigos para que nos acompañen virtualmente”, recalcó Jorge Ojeda.