[Infografía] El BPI observa que la pandemia ha agravado la desigualdad de rentas y riqueza

Antes de la pandemia de la COVID-19, las tasas de pobreza habían caído globalmente, especialmente en las economías emergentes, donde también subieron los ingresos medios.

EFE

Con información de la Agencia EFE

El Banco de Pagos Internacionales (BPI) advierte de que la pandemia ha agravado la desigualdad de rentas y de la riqueza y considera que la política monetaria puede mitigar la desigualdad luchando contra la inestabilidad macroeconómica.

En el Informe Económico Anual de 2021, publicado este martes, el BPI observa que el repunte económico es más rápido de lo esperado por la contundente respuesta de las políticas económicas a la COVID-19.

El BPI, que asiste a los principales bancos centrales del mundo, hace hincapié en que las medidas rápidas y contundentes adoptadas por bancos centrales y gobiernos han limitado los daños económicos causados por la pandemia de COVID-19.

Pero la recuperación mundial es incompleta y desigual hasta la fecha, ya que algunos países y sectores remontan rápidamente, mientras que otros quedan rezagados.

Antes de la pandemia de la COVID-19, las tasas de pobreza habían caído globalmente, especialmente en las economías emergentes, donde también subieron los ingresos medios.

La dispar recuperación podría causar dificultades en particular a las economías emergentes, como consecuencia del endurecimiento de las condiciones financieras por la transición más rápida de las economías avanzadas.

La desigualdad a largo plazo es estructural y no un fenómeno monetario

“Las tendencias a largo plazo de la desigualdad obedecen a fuerzas estructurales que van más allá del alcance de la política monetaria. Pero eso no quiere decir que la política monetaria no tenga un papel que desempeñar”, afirma el jefe del departamento Monetario y Económico del BPI, Claudio Borio.

“La elevada inflación y la inestabilidad económica y financiera amplifican la desigualdad, y los mandatos de los bancos centrales se centran precisamente en luchar contra esa inestabilidad”, dice Borio.

El informe analiza las causas estructurales de la desigualdad, incluidas la globalización y la tecnología, y el papel que la política monetaria desempeña en mitigarla.

La desigualdad económica aumenta desde los años 80 del siglo pasado debido a estos factores estructurales, que escapan del alcance de la política monetaria y es mejor abordarlos con política fiscales y estructurales, según el BPI.

“La desigualdad es significativamente más baja después de que los sistemas fiscales y de transferencia han hecho su trabajo”, señala Borio.

El progreso tecnológico con la automatización y la digitalización ha aumentado la productividad de los trabajadores muy cualificados más que la de los trabajadores con una cualificación baja, por lo que ha aumentado la desigualdad entre ambos.

La globalización genera la amenaza de la deslocalización y la pérdida del empleo.

La deslocalización lleva a que trabajadores con baja calificación pierdan el empleo en el sector manufacturero y sean empujados a trabajos de menor valor añadido en sectores de servicios.

La pandemia ha afectado mucho más al sector servicios de empleos de baja cualificación y bajos salarios, según el informe.

¿Aumenta la política monetaria la desigualdad?

La política monetaria puede contribuir a una sociedad más justa manteniendo la inflación baja y limitando la incidencia y duración de la inestabilidad macroeconómica y financiera, que daña a los pobres de forma desproporcionada, según considera el banco de los bancos centrales.

El BPI recuerda cómo una elevada inflación como la de muchas economías avanzadas en los años 70 puede impedir el crecimiento y que una hiperinflación como la de Alemania en los años 20 o la de Latinoamérica en los 80 puede destruir la confianza pública en los gobiernos.

La inflación reduce el valor del efectivo y de los ahorros en cuentas bancarias, que tienen los más pobres, mientras que los más ricos disponen de otras formas de inversión más sofisticadas para protegerse de la inflación.

Borio recordó cómo ha visto de primera mano los estragos que la elevada inflación puede causar en los segmentos más pobres de la sociedad cuando creció en Argentina.

“Los pobres son los primeros en perder sus trabajos cuando la inflación erosiona la fábrica económica de la sociedad”, los primeros que ven cómo se reduce el poder adquisitivo de sus salarios y los que menos pueden proteger sus ahorros, según Borio.

Desde los años 90 la inflación se ha mantenido muy baja y muy estable, quizá demasiado, por lo que ya no es la causa de las recesiones, sino que lo es el fuerte crecimiento del crédito y el endeudamiento privado porque los tipos de interés están muy bajos.

Una política monetaria muy expansiva durante mucho tiempo, que es la que tienen las economías avanzadas desde la crisis financiera, impulsa el empleo y los ingresos de los más desfavorecidos, pero puede crear recesiones financieras por el elevado endeudamiento del sector privado que son las que más desigualdades en los ingresos crean y obligan a seguir manteniendo los tipos bajos más tiempo.

Estas recesiones son más largas y profundas y el impacto en el empleo es mayor.

Una política monetaria muy expansiva aumenta la desigualdad en la riqueza porque incrementa el valor de las acciones y de las viviendas, que suelen tener los más adinerados.