A los 89 años de edad falleció en la ciudad de Ibagué el maestro Álvaro Villalba, quien junto a su coequipero Rodrigo Silva conformaron el Dueto tradicional Silva y Villalba, con el que la música de Jorge Villamil, Álvaro Dalmar y José Alejandro Morales, entro otros autores, se enalteció y el bambuco tomó mucha fuerza para entrar por la puerta grande de la industria musical y los medios de comunicación de otrora.
Álvaro y Rodrigo se conocieron en el año 1967 y desde entonces decidieron unir sus cadencias en primera y segunda voz, acompañadas por guitarra y tiple cuya característica distingue este formato de Duetos tradicionales en el género de la música andina colombiana.
Rodrigo había partido en el año 2018 y Álvaro permanecía en su residencia en Ibagué, cuidado por su esposa quien tuvo que interponer varias tutelas a fin que las entidades de salud le brindaran una atención digna para llevar a cuestas la enfermedad que lo aquejaba y que lo redujo a una silla de ruedas.
Este Dueto hace y hará parte para siempre del catálogo de los albores de la música andina colombiana y sus voces seguirán perpetuando en el tiempo esas cadencias inconfundibles, amalgamadas de manera perfecta, como las almas gemelas que inseparables andan el camino una junto a la otra, pero ellos, Silva y Villalba, inseparables en el susurro de tantas canciones inmortalizadas en sus trinos.
El barcino, Yo también tuve 20 años, Cenizas al viento, Oropel, Pueblito Viejo, Bésame morenita y un centenar más de canciones quedarán por siempre en el imaginario colectivo, gracias al trabajo abnegado, consagrado y juicioso que hizo Álvaro Villalba, junto a su compañero Rodrigo Silva y por eso sus voces sonarán de manera perenne en el eco de la identidad colombiana, porque ellos fueron la piedra angular sobre la cual se construyó un monumento inmortal al folclor de la patria.
Se va entonces otro de los tantos patriarcas de nuestro folclor y con su partida se sigue evidenciando el relevo generacional y la encomienda de estos mayores a las nuevas generaciones, quienes son ahora los responsables de cuidar, cual valioso tesoro, el legado que dejan a ellos maestros como Álvaro Villalba para quien solo hay gratitud, admiración, cariño y respeto.
Paz en su tumba y gracias por su existencia entregada a la exaltación de la memoria del folclor nacional.