¿Queremos cambios?… participemos – Germán García Barrera – #Columnista7dias

Los reclamos al Gobierno por todo lo que viene ocurriendo en Colombia desde hace mucho tiempo como la corrupción, la violencia y la falta de inversión efectiva en frentes como la educación, la salud, el bienestar en la ruralidad y las vías, por solo mencionar algunos, están claramente justificados. 

A lo largo de décadas la ciudadanía se ha quejado de los mismos problemas y las acciones del Estado en todos sus niveles son lentas, costosas y en muchos casos poco efectivas, tanto que cada cuatro años, en cada cambio de administraciones, se vuelve a hablar de lo mismo tanto en el transcurso de las campañas políticas como en los posteriores procesos de diseño y formulación de los planes de desarrollo.

Sería muy valioso y pertinente que todos los reclamos ciudadanos expresados durante las manifestaciones del paro nacional se expusieran de igual manera durante las etapas de formulación de los planes de desarrollo de la nación, de los departamentos y de los municipios, como también de los instrumentos que guían el quehacer de las corporaciones autónomas regionales y aquellos que fijan el derrotero de las universidades públicas. 

Tristemente la participación en tales escenarios es muy reducida, muchas veces por apatía de los diferentes sectores a intervenir en estos espacios de debate sobre los proyectos esenciales para el bienestar de los territorios y del país en su conjunto. 

La muy baja presencia de ciudadanos propositivos puede obedecer también a la manera como las instituciones realizan las convocatorias: se invita solo a los representantes de los sectores (entre menos mejor), se escogen sitios con poca capacidad o se realizan de manera virtual como ocurrió el año anterior a causa de la pandemia. 

Las propuestas son recopiladas por ‘expertos’ que, a su criterio, depuran las iniciativas y las transforman en programas y proyectos con sus correspondientes metas e indicadores, aunque sin una validación ciudadana efectiva. Esta tarea se realiza con los políticos, que aunque ciudadanos, muchos tienen otros intereses y compromisos. 

De allí salen los planes de desarrollo, que como resulta evidente, no acogen toda la realidad de las necesidades del país conllevando a la profundización de los problemas sociales y al incremento de las carencias. 

Si queremos cambios efectivos en las dinámicas sociales, ambientales, económicas y de bienestar colectivo, la clave está en la efectiva y activa participación ciudadana en los procesos electorales y en la confección de los instrumentos orientadores del desarrollo nacional.  

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