Cavilaciones – #Pregones Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez – #Columnista7días

Son millones de voces que hacemos eco a las necesidades de buscar fórmulas para regresar a producir, con una pandemia que no se agota y con extremas que se fortalecen y llegan a invadirnos sin poder ni respirar.

Nos atrevemos a proponer que todos quienes tenemos una vocería, canales, medios, redes, tribunas y alguna representatividad institucional, o el llamado liderazgo comunitario, unamos fuerzas para que las 123 maravillas naturales de Boyacá nos integremos en estudios de prospectiva real, con visión de realidad, y para ello hay que salirse de los libretos que se les están saliendo de las manos.

Ya es el momento de que la ley, concebida la que es para todos, llegue y actué. ¿O es que el modelo de democracia que tenemos difiere del de otras naciones? Y si es así, ¿en qué? Y de ser así ¿por qué nos quedamos a la espera de recibir órdenes de los de siempre? O ¿tienen previsto pasar a la historia como los héroes de qué? O ¿nos llevarán a las próximas elecciones a punta de intimidaciones y con qué programas de gobierno? Ya estamos en los rines y la verdad es que no queremos más sangre.

Quienes tenemos familiares o conocidos en la fuerza pública, en sus instituciones, invocamos a que depongamos ambiciones, que se definan roles, no se impongan leyes que nadie cumple o las interpretan a su gusto y en los balances todo está por cumplirse, por hacer y por construir.

¿Que somos tierra de campesinos, con todo el orgullo que se siente, pero que se pierdan sus productos, que no salgan hacia mercados, que esperen si es que se quieren unir a la protesta, que regalen lo que con dedicación producen, que sus hijos se “unan a la causa” y entonces no es forma de acabarnos entre nosotros por qué sí? No es a punta de imposiciones que avanzamos, es con puntadas finas que nos imponemos retos y llegemos a tejer una gran pieza que nos cobije a todos…

No tenemos porqué doblegarnos para que se vuelvan a repetir los fogonazos de muerte, de lamentaciones, y algo que atrae a vampiros como es la sangre, el dolor y la indiferencia. No se logran soluciones con “patadas ninja” -voladoras y letales-, con las balas de metralla, pelotas de ping pong -con excremento, pintura, ácidos y otros-, que igual hacen daño a los de aquí y a los de allá, y que confeccionan por pedido o para ser activistas sin causa.

No es desperdiciando la creatividad con grafitis sin ortografía, pero muy punzantes, no es con armas que se hace justicia, no es con capuchas que se le cumple a los jefes, nos es inundando las redes con señalamientos, improperios, bajezas o marcaciones sociales, y para lo que nos corresponde al comunicar, utilizando OPS para desinformar o adular y poder cobrar. Ética y proteger la democracia, con todas sus fallas –factibles de ajustar y corregir- pero no con experimentos populistas.

Piden a gritos poder tener las herramientas para cumplir tantas promesas para llegar a sus cargos y hoy ya no saben qué hacer porqué les salió el tiro por la culata y vienen elecciones a las que si no salimos a votar –es hora de ser obligatorio- nos lamentaremos de haberles dado “tanto vuelo…”

No se entiende que la seguridad deba estar respaldada por violaciones a los derechos humanos, al sentido común, la lógica, la vida, a educarnos, a la tranquilidad del sueño, al derecho de movilizarnos y llegar a trabajar, de comprar y vender, de ir a cuidar la salud, de ser “gente de bien” -que todos los somos- y los que dejan de serlo pues ya saben qué son, unos fantasmas que aparecen con armas modernas o hechizas, dan entrevistas –haciendo apología al delito- y no faltan los que “piden”, debiese ser “ofrecen” perdón, sin contextualizar el daño que envenena a las partes, y generan reacciones extremas y hasta convertirse en “héroes de humo” (peor que el daño que nos hacen al ser envenenados por cigarrillos) pero que ya los niños no se dejan engañar.

El pregón de hoy para hablar de todo un poco, pero es que en estas horas se encuentran los sentimientos con la realidad, el amor con los odios, el sexo con la represión y no hay una voz a la que se le haga caso para el bien, que pregone coherencia para salir –así sea por cuotas- de tanta indolencia junta y no amasar soluciones con civismo, que debe tener un espacio en los otrora influyentes medios de comunicación y hoy se reducen a trinos que degeneran en tendencias vendedoras, en egos inflamados, en ídolos que después decepcionarán, en el asfalto de la verdad.

Desear de corazón que seamos vacunados pronto y así hacer parte del gran “rebaño” inmunizado

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