¿Todas las plagas juntas? #Pregones – Ricardo Cipagauta #Columnista7días

Podrán relacionarse o no, coincidir, cábalas, premoniciones o realidad, pero como las aquellas, que las hay las hay… y por estos días, incluyendo el de hoy los que ya anuncian para seguir en paros, lo que nos invadió son fuerzas extrañas que más que ovnis se podrán traducir en caos, ataques, muerte, violaciones, incendios, bloqueos, mentiras, envidias y verdades a medias… con dolores que deberemos superar a punta de fuerza, esfuerzo y resiliencia, con empleo y salud.

No se entiende que no hayamos sido capaces de saber dialogar, todo es a punta de imposiciones y condicionamientos, y de una serie de personajes que van saliendo de los escondrijos -con una serie de sorpresas- que ya se suman a las que en su momento han sido de lamentar, pues mediante triquiñuelas nos han envuelto en sus artimañas y con su estilo camaleón ni se inmutan y nos tienen…

Que una de esas plagas es la incontrolable pandemia del coronavirus, que, junto con la indisciplina, son la ‘mezcla nuclear’ que está a punto de explotar en manos de irresponsables, que se refleja en la segunda y es la sangre que estamos derramando por indolentes, calculadores, estrategas y asesores que no le miden la temperatura a la realidad local sino a sus ambiciones de llegar al infinito.

Envenenar los ríos y el ambiente, sin conocer de los ODS –desarrollo sostenible- que no es una moda sino una razón de ser, nos tienen enviando expertos en la búsqueda de lograr el agua, bendita porque ha servido para desperdigar alteraciones de la vida de nuestros municipios y que se quedarán en la memoria de los niños, a quienes ya no hay cómo explicarles tantos vejámenes sin recurrir a que es el país, el municipio y el departamento más bellos, concebidos para vivir y que en sus mentes, manos, acciones, está el devolvernos las bondades del Creador.

Pero no falta los que se dedican a encajarnos entre los tibios, de izquierda, de derecha, de centro, de éste o de aquella, y lo que ha empeorado es en colores, que han llevado a que ya mediante ser activistas –sin ser malo serlo- pero sí cuando le revuelvan sus intereses y hasta condicionan a los medios a que informemos a sus conveniencias, sus lenguajes y hasta obligan a ser “acompañados” para luego ser señalados y hasta intimidados, atacados, para saciarse de sus logros y luego salir con comunicados -que ya tienen su pre formato- y hasta ofrecen sus servicios de asesorías… para cobrar.

El maestro Javier Darío Restrepo, q.e.p.d., la Fundación GABO, la FLIP (*) y otras instancias han hecho ingentes esfuerzos por proteger la libertad de expresión, y a quienes somos parte de ése compromiso con las audiencias hemos sido atacados, vilipendiados y no se entiende que por conveniencias se nos diga sobre qué, cómo, cuándo y porqué informar, cuando por 4 o 5 -que hacen la tarea al revés- ya la sociedad tendrá que seguir consumiendo la “chatarra que se publica sin curaduría en la redes sociales”, que sin tener la culpa, no poseen mínimos para que la verdad sea la que nos guie en movilizaciones por justas causas, pero no con métodos ni instrumentos que como nuestros ciclistas, de Boyacá Sumercé, contribuyen a lograr triunfos con el tricolor y para el mundo.

Y es que estamos viviendo, sufriendo, los dolores que nos llevan por una oscuridad que reclama las luces para que vándalos se direccionen, autoridades tengan medidas o planes alternativos, fuerza pública esté en consonancia con sus conciudadanos –con hijos allí- y que jóvenes hablen con propuestas realizables, y a saber negociar para que los emprendimientos productivos sean reales.

Usted y yo hacemos toda clase de peticiones pero bajemos la guardia pretoriana que no deje avanzar, sin retruécanos y mucho menos con cartas marcadas, estirando los tiempos pero con cronograma en pantallas gigantes para que todos sepamos de los efectos de lo negociado.

Y la última plaga que no llegue con sus truenos y relámpagos –que por estos días y a la hora de escribir este pregón se hacen sentir- pues estaríamos siendo inferiores. Que suenen trompetas de nuevos caminos para que salgamos airosos, fortalecidos e integrados por Colombia sin tragedias.

(*) Precisar soy el corresponsal de la FLIP en Boyacá.