Los embajadores de Boyacá ante mundo cumplen un año más de vida. Otrora 39 calendarios de consagrada misión cultural

El 7 de mayo de 1982 se dio vida a una de las agrupaciones más representativas del folclor Boyacense que nació, para perpetuar en el tiempo, el legado de las generaciones a través de una de las manifestaciones más bellas del espíritu.

La danza de la botella, una de las coreografías más aplaudidas de Otrora en el exterior. Fotografía – Archivo Boyacá Siete Días.

Su fundador el maestro José Santos Sanabria Leal (q.e.p.d.), fiel a los principios y valores heredados de sus padres, tomó las banderas para conservar en el imaginario colectivo las coreografías que revelan lo más sagrado de la cultura ancestral y las costumbres de los campesinos, llevando a los escenarios del departamento, el país y el mundo, la radiografía que narra la cotidianidad de los labriegos y la sabiduría popular de nuestros mayores.

Su éxito no se hizo esperar y Otrora se convirtió, en poco tiempo, en la agrupación más representativa del departamento, con la puesta en escena de investigaciones que daban cuenta del acervo identitario de nuestros pueblos y una impecable apuesta en cuanto a trajes, movimientos reveladores, sincronía y presencia escénica con música en vivo.
Poco a poco empezaron a llegaron invitaciones de otros continentes para que Otrora estuviera presente en  destacados festivales de Europa, Norteamérica y Suramérica como fieles representantes de la cultura nacional, y fue así como la Fundación Integración Folclórica Colombiana se hizo acreedora a los más importantes premios y galardones, como el primer puesto en el X Concurso Mundial del Folclor, Brunssum, Holanda, entre 74 países del mundo – por mencionar apenas uno de los que los catapultó como la agrupación de mayor respeto en diferentes torneos de danza  orbital y les otorgó el reconocimiento de prestigiosas organizaciones de Colombia y el exterior.
Sus permanentes giras por el globo le permitieron a su director José Santos Sanabria Leal y sus colegiados, cosechar un acervo investigativo traído de otros hemisferios para amalgamarlos con los nuestros, sin perder nunca la verdadera esencia de la filosofía de Otrora, cuál es la valoración de la tradición y la conservación de los esquemas autóctonos interpretativos.
José Santos Sanabria Leal fundador de Otrora. Fotografía – Archivo particular.

Otrora ha hecho las delicias de todos los públicos porque sus presentaciones describen, entre coreografías y colorido, un recorrido maravilloso por las regiones de Colombia, iniciando por la zona andina, con la puesta en escena de bambucos, guabinas, pasillos, torbellinos y luego la exhibición del chotis, redova, vueltas antioqueñas, sanjuanitos, hasta llegar a las costas pacífica y atlántica con currulaos, mapalé y por supuesto la cumbia con la que cierran sus presentaciones, mientras una bandera de tricolor amarillo azul y rojo se pasea por los escenarios del mundo y la palabra !Colombia! es coreada por grandes aforos, tanto en emblemáticos teatros, como en plazas públicas y coliseos.

Los titulares de los periódicos y medios del exterior han enmarcado en letras doradas la alegría de Otrora, y en muchas de esas crónicas reveladas en los diarios, estaciones radiales y la televisión extranjera, se habla de Otrora como el gran espectáculo donde se traduce la felicidad de un pueblo que, a decir verdad, no gozaba de muy buena reputación por los coletazos del narcotráfico y el terrorismo en Colombia, pero Otrora ha logrado borrar, de un solo tajo, tal apreciación para dejar en sitial de privilegio el nombre de la patria en los más encopetados escenarios del universo.
Su danza e investigaciones llegaron también al Vaticano, en Roma, en el año 2001 y Otrora se presentó ante su Santidad Juan Pablo II, en una memorable mañana, prodigándole gloria y orgullo a la cultura nacional cuando la obra de Lucho Bermúdez retumbó en el sagrado recinto y «Colombia tierra querida» fue coreada por los miles de asistentes, mientras que Su Santidad llevaba el ritmo con las palmas y trataba de imitar el vaivén de las armonías del folclor nacional.
Otrora se convirtió también en un acreditado centro de formación artística y empezó a albergar en su claustro el sueño de cientos de niños, jóvenes y adultos que hoy permanecen allí aprendiendo los secretos del folclor tradicional para ponerlos luego en la escena con el montaje de majestuosos espectáculos, invadiendo de colorido y fantasía todas las tarimas a donde llega las coreografías de esta institución cultural.
Un codiciado museo tiene Otrora en los aposentos de la familia Sanabria Leal en Ráquira Boyacá y allí donde nació la idea de crear esta agrupación, promovida por los precursores de esta dinastía, reposan las placas, trofeos, condecoraciones, pergaminos, fruto de su recorrido por el país y el mundo y lo más importante: las investigaciones de José Santos Sanabria Leal, difundidas ahora por su hermana Graciela ante la desaparición de este baluarte de la cultura, quien de manera repentina partió a otras latitudes para seguir, desde allí, alumbrando el camino de su amada Otrora.
San Juan Pablo II disfrutó con las cumbias de Otrora Integración Folclórica Colombiana. Fotografía – Archivo particular.

Durante  estos 39 años son muchos los artistas que han pasado por Otrora y todos, absolutamente todos, han forjado sus sueños individuales en esta agrupación convertida, no solo en su hogar, sino en la escuela de formación donde han adquirido los conocimientos que hoy les permite crear nuevos colectivos, basados en lo aprendido en Otrora y en las innumerables giras hachas por el mundo, las que dan cuenta de más de 1.800  presentaciones escenificadas de manera ininterrumpida desde aquel memorable 7 de mayo de 1982 a la fecha.

Mientras el relevo generacional se sigue dando, Otrora continua ahora bajo la batuta de Graciela Sanabria Leal, recorriendo los teatros y las calles de Colombia y el exterior, imprimiéndole cada día innovadoras propuestas para ir de la mano, con la llegada de los noveles momentos, pero siempre proyectando hacia el futuro los cimientos del ancestro que, como lo Divino, nos enseña que todo tiene un origen y es imposible desconocerlo.
Feliz cumpleaños Otrora y gracias por dejar el nombre de Boyacá y Colombia tatuado en el corazón del imaginario colectivo universal.