La investigación al rescate – Carlos David Martínez Ramírez – #ColumnistaInvitado

Existen varios estereotipos inconvenientes sobre la actividad investigativa. Los niveles educativos, mientras más altos exigen mayor rigor investigativo, pero eso no implica que sólo las personas con doctorado puedan investigar. Investigar en un área particular requiere conocimiento disciplinar, pero esto no quiere decir que sólo quienes tengan un alto coeficiente intelectual puedan desarrollar investigaciones.

La complejidad de los tiempos que vivimos hoy requiere de una actitud investigativa en los ciudadanos, en el sentido que es importante buscar fuentes diferentes de información y aplicar un análisis lógico para derivar conocimiento generado por un pensamiento propio.

Mientras algunos se esfuerzan por pensar por su propia cuenta, principio kantiano aplicable a la comprensión de lo que debe ser una de las finalidades de la educación/formación, hay personas que se dejan llevar por la inmediatez de las redes sociales y la banalidad de los memes.

Con el ánimo de defender la libertad de expresión y no caer en posiciones que demonicen las redes sociales, vale destacar que las redes pueden servir para acceder a información confiable, incluso algunos hablan de una nueva democratización de los medios. El problema está cuando nos conformamos con lo primero que leemos (vemos, escuchamos) o cuando nos limitamos a confirmar nuestros prejuicios.

Una buena práctica al usar algunas redes sociales sería seguir portales de noticias de diferentes regiones dentro del país y de países extranjeros, con orientaciones diversas; algunos expertos recomiendan seguir a personas que piensan diferente a nosotros, para generar contraste en la conformación de nuestras opiniones. Desafortunadamente, pareciera que la conducta más recurrente es la de ratificar nuestras creencias y estereotipos siguiendo solamente a aquellos con quienes sentimos afinidad.

Una tradición investigativa, la cualitativa, se centra en la comprensión de los fenómenos; otro enfoque, el cuantitativo, busca la identificación de relaciones causales entre variables, aunque se reconoce también otro tipo de relaciones. Es equivocado asumir que la tradición cuantitativa es mejor que la cualitativa; como también es equivocado creer que, si se usa números se está haciendo investigación cuantitativa, esto no es lo único que tipifica este enfoque.

Por otra parte, en la cotidianidad, es importante tener algo de rigor al pensar para evitar asumir que hay relaciones causales cuando no hay una comprensión previa del fenómeno. De cualquier manera, el conocimiento científico no se valida siempre objetivamente, ni democráticamente, sino que depende de interacciones intersubjetivas, de la construcción de comunidades académicas y de relaciones de poder que establecen cuál es el conocimiento más conveniente en un momento determinado.